Zaratustra y Jesús de Nazarez

Zaratustra y Jesús de Nazarez

Prefacio

Este diálogo entre Zaratustra y Jesús de Nazarez se me ocurrió cuando leí el libro de Zaratustra los Gathas, en la versión del editor Luis Cárcamo. Observé que ideas y pensamientos claves del cristianismo ya estaban en el mensaje que predicó Zaratustra.
Luego, leyendo el Evangelio Árabe de la Infancia (apócrifo) de Jesús de Nazarez, me sorprendió comprobar la importante influencia que Zaratustra tuvo en los orígenes del cristianismo y, principalmente, en una tradición tan querida para los cristianos como es la adoración de los Los Reyes Magos orientales al niño Jesús en Belén o en la teología de los ángeles. Los reyes magos, por ejemplo, eran adoradores del fuego, es decir, seguidores de la religión enseñada por Zaratustra.
En el cristianismo antiguo se tomó a Zaratustra como un profeta o vaticinador. Se le atribuyó la profecía de que una virgen habría de dar a luz a un hijo que los judíos sacrificarían y que luego ascendería a los cielos.
También, según el evangelio antes citado, el mazdeísmo de los seguidores de Zaratustra enseña que al final de los tiempos vendría su mesías esperado, llamado Saosyant y que aparecería en el Monte de la Revelación . Esta creencia es muy similar a la esperanza que tienen los cristianos sobre la Segunda Venida de Jesús al final de los tiempos.
De todo lo dicho en este diálogo, se puede ver que la relación entre el mensaje de Zaratustra y el de Jesús hay una profunda relación, que no forma parte de la formación religiosa de los cristianos.
Enseñar estas relaciones y dependencia del cristianismo con otras religiones ayudaría a hacer de él una religión más abierta a lo mucho de positivo que tienen y más dispuesta al diálogo y la convivencia con las mismas sin complejo de superioridad.
En boca de Jesús pongo mi teología, la que desarrollo en otros artículos y algunos de mis libros. No sé si Jesús estará de acuerdo o no, pero tampoco los demás teólogos cristianos pueden asegurar que lo está con ellos. En la historia del cristianismo los teólogos y jerarcas han creado muchos dogmas que, a mi entender, han complicado demasiado el mensaje de Jesús.

 

Diálogo entre Zaratustra y Jesús de Nazarez
Un encuentro teológicohttp://ristianismo anónimo como un cristianismo universalhttp://Cristianismo anónimo como un cristianismo universal

(NB: Jesús es J y Zaratustra, Z)

En medio de un espacio infinito, lleno de luminosidad, se divisan a lo lejos dos siluetas humanas y resplandecientes, que caminan una hacia la otra. Son Zaratustra y Jesús de Nazarez. Cuando ya están cerca, se paran. Se miran atentamente. De repente, Jesús rompe el silencio y pregunta:

J: ¡Hola¡ ¿Quién eres?

Y el otro, con voz cavernosa responde:

Z: Soy Zaratustra, el mismo al que los griegos llaman Zoroastro.

Y Jesús vuelve a preguntar:
-He oído hablar de ti y tenía ganas de conocerte. Pareces muy anciano. ¿Qué edad tienes ?

Z: Los que estudian mi biografía no están seguros. Unos dicen que tengo unos 3.600 años, poco más o menos. Otros rebajan esa fecha al primer milenio a. de C. Y estoy un poco confundido, porque en mi tiempo no se decía a. de C y d. de C.
Pero bueno, ¿Y tú quién eres?

J: Yo me llamo Jesús, pero me suelen llamar Jesús de Nazarez, aunque nací en un pueblecito llamado Belén de Judea. También me llaman Cristo y Jesucristo.

Z: ¡Hombre¡ Por fin me entero quién es ese Cristo tan importante que lo ponen como gozne para dividir la historia de la humanidad en dos grandes períodos: a. de C. y d. de C. Eso es una prueba de lo importante que has sido para la historia humana.
Desde luego, eres mucho más joven que yo y te veo en la plenitud de la vida.

J: ¿Y dónde naciste? ¿Quién era tu familia?

Z: Nací en algún lugar de Persia, pero pronto me desplacé a Bactria o Bactriana. la misma que luego se convirtió en el reino griego, que impuso Alejandro Magno tras su conquista. Mi familia era de la etnia Spitama, una familia noble y con gran peso en la familia real. Algunos de mis seguidores dicen que nací milagrosamente de una joven virgen. Sin embargo, yo nunca dije tal cosa. Su buena fe les impulsa a divinizarme en cierto modo, para dar más fuerza a mi mensaje. Sin embargo, esa fuerza me la dio Ahura Mazada, sin necesidad de que hiciera milagro alguno. La fuerza estaba en el mensaje mismo.

J: ¿Y de joven a qué te dedicaste?

Z: Como una de las fuentes de riqueza más importantes eran los rebaños, trabajé durante un tiempo como pastor. De ahí mi respeto por los animales y mis frecuentes referencias en mi mensaje a la vida de los pastores y sus ganados.

J: O sea, que te gustan los animales, la vida del campo y la Naturaleza en general.

Z: Por supuesto. Y, por eso, quise transmitir que nosotros también somos animales. Somos animales con los animales, pero no sólo. Ellos también saben amar, también son capaces de tener amigos. Las madres también aman a sus cachorros hasta dar la vida por ellos, si fuera necesario. La mirada inocente de un cordero se parece mucho a la de un niño. La dulzura e inocencia con que te mira suscita el cariño hacia él. Yo diría que hay “niños” animales y niños humanos, pero todos son niños. Como pastor, he tenido muchas y hermosas experiencias en este sentido.

Zaratustra.-Principales-acontecimientos-de-su-vida Zaratustra y Jesús de Nazarez
Zaratustra. Cuadro de los principales acontecimientos de su vida y sus símbolos                                                                       …………………………..

 

Y ahora cuéntame algo de tu familia.
J: Yo nací en un país que llaman Palestina. Mis padres fueron José, carpintero, y María, ama de casa. Según ellos me dijeron, cuando volvían de Egipto para empadronarse por orden del emperador romano, mi madre empezó a sentir que el parto estaba próximo. Buscaron posada en el pueblo más próximo que encontraron, pero no había ninguna posada libre. Sólo les pudieron prestar un establo. Y allí nací yo ante la mirada noble y pacífica de una mula y un buey.
Z: ¡Madre! ¡Qué suerte tan distinta! Jesús.
J: A mí también me atribuyen un nacimiento milagroso. Mi madre es María, pero dicen que mi padre es el mismo Yahvé. Él, en cuanto  Espíritu Santo, fecundó milagrosamente a mi madre. Por eso dicen que nací de madre virgen. A ella también le atribuyen un nacimiento milagroso, porque no heredó el Pecado Original, que, según los teólogos cristianos, todos los humanos nacen con él, porque lo heredan biológicamente.
No sé si sabes que a Buda también le atribuyen un nacimiento sobrenatural. Nace del costado derecho de su madre virgen, según alguna de las corrientes budistas. Te podría citar más casos.
Vamos, que los nacimientos milagrosos no son solo el tuyo y el mío.
Z: ¿Y a qué te dedicaste durante tu juventud?
J: Durante mi juventud ayudé a mi padre en la carpintería. Tuve trabajos temporales en la recolección de la uva y del trigo. Conocí muy bien lo que es el trabajo del campo. También tuve relación con vecinos que eran pastores y me contaban sus preocupaciones y muchas anécdotas de su vida. Otros eran agricultores: cultivaban viñas y hacían un vino que no veas; otros sembraban trigo y otros cereales.
Esa forma de vida me sirvió para después explicar a la gente humilde y trabajadora mi mensaje en forma de parábolas. Las entendían muy bien.
Z: Veo que los dos tenemos algo de pastor. Es muy frecuente que me presenten como un pastor con el cayado en la mano y con un rebaño de ovejas detrás de mí.
J: Pues anda, que si yo te presento mis imágenes como pastor, verás que te gano largamente. El símil del pastor con sus ovejas se repite una y mil veces en los sermones de mis sacerdotes.

Zaratustra-pastor Zaratustra y Jesús de Nazarez
Zaratustra como pastor.                                  ……………………..

 

Jesus-pastor Zaratustra y Jesús de Nazarez
Jesús como pastor.                                                       ……………………………

 

Pero cambiemos de tema. Veo que en este mundo nuevo, que se vive en la Tierra, todavía tienes muchos seguidores y, en esta parte de la vida en la que tú y yo nos encontramos, tienes infinidad de ellos. ¿Por qué te siguieron tantos?
Z: Pues verás. A mí me educaron en una religión con muchos dioses. Entre ellos había uno que destacaba sobre todos, llamado Ahura Mazda, que era el más antiguo; también le llamaban Mitra. Los sacerdotes les ofrecían sacrificios cruentos de animales domésticos a unos y otros. Entre ellos, destacaba el sacrificio de un toro.
J: ¿Y qué impresión tuviste de aquel ambiente?
Z: Todo aquello me parecía cruel y repugnante. Además, los sacerdotes imponían esos ritos a toda la gente con normas muy rigurosas. Predicaban una moral muy legalista, que oprimía las conciencias. Los creyentes vivían más preocupados de que sus vidas fueran acordes con aquel ritualismo que de que fueran según la voluntad del Dios Supremo. No se fomentaba la relación personal con Dios, sino la obediencia a los sacerdotes y sus leyes.
Aquel panorama no me convencía. Algo en mí me decía que aquella no era una religión auténtica.
J: ¡Caramba! Algo muy parecido experimenté yo. Los sacerdotes también ofrecían sacrificios cruentos en el Templo de Jerusalén, sobre todo de palomas y corderos. Por otra parte, imponían una moral tan rigorista que las leyes parecían mucho más importantes que las personas. Me daba la impresión de que el hombre estaba al servicio de la ley y no la ley al servicio del hombre.
Z- ¿Y tú cómo reaccionaste?
J: En cierta ocasión me enfrenté a un sacerdote que me preguntó por qué curaba enfermos en sábado, si durante el sábado estaba prohibida toda actividad. Como si el hombre fuera creado para el sábado y no el sábado para el hombre.
Z: Aunque no conozco qué es el sábado ni la ley de guardar el sábado, te comprendo perfectamente.
J: Y tú, por fin, ¿qué decidiste hacer?
Z: Te contaré. Como estaba lleno de dudas, me retiré a una cueva, buscando la tranquilidad, lejos de mi familia, de los vecinos y de los dimes y diretes del bullicio del pueblo y de la Corte. Estuve en la cueva durante un tiempo. Reflexioné mucho sobre todo aquel tinglado de dioses y de ritos. Entre todos los dioses me fijé en Ahura Mazda, que, como ya te dije, parecía el principal, pero que estaba un tanto marginado por los demás en la vida cotidiana de la gente. Me dirigí a él y sentí que se comunicaba conmigo. Así que pensé: esto hay que cambiarlo.

Zaratustra-se-retira-a-meditar-a-una-cueva Zaratustra y Jesús de Nazarez
Zaratustra se retiró a meditar a una cueva.                                ………………………..

 

Z: Entonces, le pedí ayuda. Y lo hice muchas veces. Creo que le convencí, porque empecé a sentirme con valor, para enfrentarme a toda aquella institución ritualista y opresora de las conciencias sencillas. Era consciente de que la empresa no era fácil.
J: Me sorprende el parecido con lo que pasé yo. Empecé a hartarme de aquella interpretación que los sacerdotes hacían de la tradicional Ley de Moisés. La convirtieron en una ley opresora. Se olvidaron de la doctrina de los profetas. Yo recordaba cómo mataron a algunos de ellos, porque les echaban en cara que estaban tergiversando la misma Ley, que Dios les había dado. Los intereses del poder religioso-político estaban por encima del mensaje salvífico de su Dios y mi Dios Yahvé.
Z: ¿Y qué hiciste?
J: Ante aquella situación yo también empecé a dudar de la veracidad de aquel montaje religioso. Entonces decidí pensar por mí mismo y, para poder tomar decisiones bien meditadas, me retiré a la soledad y al silencio del desierto. Necesitaba tranquilidad para pensar. Allí estuve una temporada, en torno a unos cuarenta días, como dicen los evangelios que han escrito algunos de mis seguidores. Probablemente, yo se lo comenté en algún momento, no lo recuerdo, o tal vez fue mi madre quien les relató el hecho.
Z: Buen lugar para meditar.
J: Allí tuve una experiencia propia de un ser humano. Se me vino a la cabeza que meterme a cambiar aquella situación me podría acarrear muchos problemas e incluso podría peligrar mi propia vida. Me parecía demasiado atrevimiento.

 

Jesus-meditando-en-el-desierto Zaratustra y Jesús de Nazarez
Jesús meditando en el desierto antes de empezar a difundir su mensaje.                               …………………………..

Z: ¿Y, por fin, qué decidiste?
J: Me vinieron a la cabeza algunas ideas como éstas: Yo podía dedicarme a escalar en el poder político-religioso reinante. Podía también dedicarme a desarrollar un negocio y hacerme muy rico. Pensé también en continuar con la carpintería de mi padre. Era joven y con buena salud. Un futuro prometedor parecía brillar en el horizonte.
Z: Un poco tentador, ¿no te parece?
J: Lo pensé bien y recordé un refrán, que tal vez tu conozcas: se puede elegir entre tener abundante pan para hoy y arriesgarse a pasar hambre el día de mañana o, por el contrario, afrontar hoy las dificultades que se te presenten para defender unos valores mucho más duraderos, aunque para ello tengas que soportar la oposición y el desprecio de los poderosos.
Z: ¿Y qué elegiste?
Como ya sabrás, elegí decididamente lo segundo. Lo primero era muy tentador, pero me pareció que era una visión muy pobre para lo que son las aspiraciones más profundas del hombre auténtico.
Z: ¿Y pensabas hacerlo solo?
J: No, hombre, no. Yo también me dirigí al que ya era mi Dios único y que se llamaba Yahvé, pero yo preferí llamarlo Padre. También le pedí que me iluminase sobre lo que debía hacer para cambiar de raíz aquella situación. Y con esta convicción me volví a mi pequeño pueblo decidido a llevar a cabo aquella empresa, que se me presentaba un tanto arriesgada. Creo que Yahvé también me escuchó y decidió prestarme ayuda.
Y ahora dime, Zaratustra, ¿cómo empezaste tu tarea?
Z: Pues mira. Como sospechaba que mis ideas podían producir escándalo y provocar una fuerte reacción por parte del cuerpo sacerdotal, decidí desplazarme a Bactriana, una región un poco lejana de los centros de poder. Llevé conmigo a algunos familiares y amigos. Ellos fueron los primeros receptores de lo que yo quería emprender. Lentamente fui encontrando más seguidores y la comunidad se ensanchaba más y más. Había muchos que estaban un poco hartos de aquella situación.
J: Verdaderamente, supiste hacerlo.
Z: Como yo pertenecía a una familia noble, los Spitama, tuve acceso a la familia real. Además, de este contacto surgió la boda de mi hija Purchista con Jamaspa, que era ministro y consejero del rey Vistaspa. Éste escuchó mis propuestas de cambiar radicalmente la situación; abandonar totalmente el politeísmo y promocionar la fe en el dios que yo consideraba auténtico: Ahura Mazda.
J: A eso yo lo llamaría saber aprovecharse de las circunstancias.
Z: A Vistaspa le pareció muy bien mi doctrina y me prometió su ayuda para extenderla por los territorios de su dominio. Su ayuda fue valiosísima. Hasta tal punto lo fue, que mi evangelio se convirtió más tarde en la religión oficial de todo el imperio persa. Como ves, a veces Dios también se sirve de los poderosos, para cambiar el mundo.

 

Zaratustra.-Tumbas-de-Nasq-e-Rostam Zaratustra y Jesús de Nazarez
Tumbas de Nasq-e Rostam excavadas en la roca Se trata de las tumbas de los reyes aqueménidas y sasánidas, que tuvieron la religión de Zaratustra como la religión oficial del Estado. Se extendió por todo el imperio, como después sucedió en el cristianismo, cuando el emperador Constantino lo declaró religión oficial.                                ………………………

 

J: Mi caso fue algo distinto. Yo no pertenecía a ninguna familia noble, como ya te dije. Mi padre era un sencillo carpintero. Mi madre, una cuidadosa ama de casa. Vivíamos en una pequeña aldea de casas distribuidas en torno a una plaza central. Tengo muy buenos recuerdos de aquella vida sencilla, de cómo los niños jugábamos en la plaza al cascayo, a las canicas, al piocampo, al escondite, etc.
Z: O sea, que eras un niño juguetón.
J: Bueno, como todos.
Z: ¿Y cuando ya fuiste joven?
J: Cuando ya fui un poco mayor, trabajé en la carpintería con mi padre. Aprendí a serrar madera, a cepillar con la garlopa, a encajar marcos de puertas y ventanas… Vamos, de todo lo que hace un carpintero. Además, había que repartir por los pueblos y las villas cercanos los muebles que hacíamos. También hacía los recados a mi madre: ir a por agua, a por el pan, a por pescado o carne, etc.
Z: La de carpintero me parece una profesión muy bonita y tan antigua como la humanidad misma. El ser humano trabajó la madera para hacer utensilios desde que empezó a existir como tal.
J: Cuando murió mi padre, yo continué con la carpintería hasta que me acercaba a los 30 y empecé a embarcarme en la misión de cambiar aquella situación político-religiosa, que me parecía cada vez más mentirosa y detestable.
Z: Ahora que hablas de lo mentiroso del ambiente, yo también denuncié algo muy parecido. Incluso establecí como una oposición de alcance universal la que se da entre la Verdad y la Mentira.LA MENTIRA COMO HERRAMIENTA POLÍTICA La Verdad como signo de distinción de Ahora Mazda y la Mentira como de identidad del dios del mal, el mismo que mis seguidores posteriormente llamaron Ahrimán. Presenté esa oposición como una lucha permanente para dominar las conciencias y el mundo entero.
J: ¿Y cómo se te ocurrió tal cosa?
Z: Pues, muchos me preguntaban: Si Ahura Mazda es tan bueno y justo como tú dices, ¿por qué sufren los niños? ¿por qué enferman las personas? ¿por qué parece que los más mentirosos y malvados llevan siempre las de ganar? Y así otras muchas preguntas del mismo estilo, que se podrían resumir en una sola: ¿Por qué Ahura, que lo creó todo, permite que haya tanto mal en esta tierra, que es suya?
J: ¿Y qué respuesta les diste? Porque es un tema que se las trae.
Z: Les hice saber que en esa lucha, con frecuencia, gana el mal, pero siempre será a corto plazo. Al final, el triunfo de Ahura Mazda y su Verdad tendrán una victoria absoluta. Que hay que tener paciencia y esperanza; que detrás de todo está la Providencia de Ahura, que, aunque a veces sea difícil de comprender, todo lo dirige hacia un final victorioso del bien.
J: ¿Sabes que yo pienso lo mismo? Me has dicho que empezaste a extender tus planes entre tus familiares y amigos. Has tenido una gran idea. Qué mejor comienzo que empezar con los amigos, con aquellos en los que puedes confiar. Sabes que se esforzarán por comprender lo que les propones y que lo aceptarán, aunque al principio les resulte extraño.
Z: ¿Y tú cómo los animaste a que te siguieran?
J: Les dije abiertamente: Sé que, de momento, os cuesta entender. Desde niños os educaron a obedecer ciegamente a los sacerdotes y escribas. Lo que yo os propongo lo iréis comprendiendo poco a poco. Se trata de un proyecto de profundo y largo alcance. Pero no quiero engañaros. El proyecto es bastante arriesgado.
Z: ¿Y cómo te respondieron?
J: “Jesús”, me dijeron algunos, “nos fiamos plenamente de ti. Así que contigo al río”. Parecía que el Padre me los presentaba como gente de fiar. Y ahora dime, Zaratustra, ¿a qué edad empezaste a extender tu mensaje?
Z: Hombre, la verdad es que no me acuerdo muy bien, pero creo que fue en torno a los 30 años. ¿Y tú cuándo empezaste?
J: Pues también hacia los 30. Pero me dieron poco tiempo para enseñar y ganar seguidores. Ya te contaré. Y ahora dime los puntos que consideras más importantes en tu doctrina.
Z: Lo primero que hice fue hacerles tomar conciencia de que aquellas estructuras de poder religioso, aquellos ritos con sacrificios de animales, aquel rigorismo moral, aquel batiburrillo de dioses, … no era lo que el gran dios Ahura Mazda quería para el hombre. Que Ahura Mazda no necesitaba de aquellos sacrificios, para que cuidara de ellos como un padre. Que Él también ama a los animales y que no siente ningún placer viendo cómo los ofrecen en sacrificio en sus ritos repugnantes.
J: Yo haría lo mismo.
Z: Y les preguntaba por qué tenían que vivir como esclavos de un rigorismo moral y ritual que les impedía ser libres y que les aseguraba que, si cumplían aquellas normas, ya estaban limpios de pecado.
En aquel entonces, lo importante era cumplir la ley de cara a los sacerdotes, que controlaban toda relación de los creyentes con sus dioses.
J: Sigue, sigue, que te escucho.
Z: Les insistí mucho en que eran libres y que se sintieran como tales. Que el Creador les había dado esa libertad para que ellos mismos eligieran entre el bien y el mal; para que se sintieran responsables de sus propias vidas.
J: Estoy plenamente de acuerdo contigo, Zaratustra.
Z: Y ahora dime: ¿Cómo conseguiste ir haciendo el equipo de los que luego fueron dados a conocer como tus apóstoles?
J: En realidad, ya los conocía antes de dar el paso definitivo a la difusión de mi mensaje. Les fui llamando uno a uno y proponiéndoles lo que tenía entre manos. Con frecuencia comíamos o cenábamos juntos. No eran gente socialmente distinguida. Eran sencillos trabajadores, algunos familiares míos, otros vecinos de mi pueblo y de algún pueblo cercano, a otros los conocía de trabajar con ellos en la recolección de la uva o del trigo, otros eran conocidos, porque eran los que cobraban los impuestos romanos, etc.

Z: ¿Y cómo les hablabas?
J: No eran gente de alto nivel cultural, salvo Mateo. Como no tenían una educación superior en la tradición judía, les fui exponiendo mi doctrina a base de ejemplos y parábolas.
Z: ¿Y por qué temas empezaste?
J: Me has allanado el tema con tu caso, porque, como ya te dije, me enfrenté a problemas muy similares. Lo primero que hice fue hacerles ver que otra forma de vida cotidiana era posible. Que también podían ser felices sin tener que someterse al legalismo de los sacerdotes. Que la Ley de Moisés era muy importante, pero que admitía otras interpretaciones, muy distintas a las de la jerarquía religioso-política dominante.
Z: Vamos, que coincidimos bastante.
J: Tú te enfrentaste a una multitud de dioses falsos. Mi religión, por el contrario, era aparentemente monoteísta. Sin embargo, en realidad también se había vuelto un tanto politeísta. Los sacerdotes habían divinizado la Ley. La habían convertido en una especie de dios-ley. Habían creado normas de vida como la ya citada ley del Sábado, p. e., que no dejaba moverse a los creyentes ese día. Fíjate, que ni siquiera las obras buenas, como atender a los enfermos, estaban permitidas. Un absurdo.
Z: En verdad, ¿de qué sirve cumplir la Ley, si la conciencia no está limpia?
J: Les aclaré que en cierta manera eran esclavos de aquella forma de ver a Yahvé. Que Yahvé no era un dios justiciero ni legalista como lo presentaban. Todo lo contrario. Que Yahvé escomo un padre, que ama y se preocupa de sus hijos, como también lo hace con las aves del cielo, con todos los demás animales y el resto de su creación.

Yahve-visto-como-un-Padre-por-Jessus-de-Nazarez Zaratustra y Jesús de Nazarez
Imagen de Dios visto como un padre por Jesús de Nazarez.Los nombres de Dios, una creación humana                                                          ………………………..

Z: Eso mismo pensé yo también.
J: Ten en cuenta que tal como se conciba a Dios así será la conducta de sus creyentes. Un Dios legalista y justiciero dará lugar a una conducta legalista y justiciera. Un Dios belicoso, dará lugar a un pueblo guerrero. Un Dios visto como un padre que ama a sus hijos y es misericordioso con sus infidelidades dará lugar a un pueblo que busca esas mismas virtudes.
Las personas de conciencia limpia no necesitan la Ley para obrar de acuerdo con la voluntad del Padre. Y es que, como dijo un jurista romano, Lex máxima, salus populi (“La ley suprema es la salud del pueblo”).
Z: Me parece una interesante reflexión.
J: Les dejé claro que la vida religiosa no se acaba en los ritos del Templo. Que las obras meramente externas no bastan para ser buenas personas. Que con aquella forma de vivir la religiosidad humana se propiciaba lo que yo llamé “sepulcros blanqueados”, muy limpios por fuera y podredumbre por dentro.
Z: Eso también se lo hice yo saber a los míos. veo que coincidimos plenamente en la imagen de Dios como un padre, que se preocupa cariñosamente por la vida de sus hijos. Un padre en el que los hijos pueden confiar siempre y que les deja libertad para llevar sus vidas, con la facultad de poder elegir el bien o el mal.PROBLEMA DEL MAL. EL MAL MORAL Y EL MAL FÍSICO
J: Me viene a la memoria que algo parecido a lo que nos enfrentamos tú y yo le sucedió al faraón Akenatón, cuando quiso reformar la religión politeísta en torno al dios Amón. También se propuso cambiar el ritualismo de sus sacerdotes por una visión monoteísta de Dios. Lo llamó Atón y simplificó su culto. Pero, cuando murió, el poder de los sacerdotes de Amón acabaron con su reforma.
Z: Si no me equivoco, a Mahoma le pasó lo mismo. En el santuario de la Meca había dioses para todos los gustos, que tenían arrinconado a Alá, el único verdadero Dios.
J: Pero ahora sigamos con mi programa. Dejé de llamar Yahvé a Dios. Siempre me dirigí a Él como a mi Padre. Siempre les hablaba de él como del Padre, dispuesto a perdonar siempre a sus hijos, si se arrepentían de sus descarríos. Además, el nombre de “Yahvé” daba a entender que sólo era el Dios de los israelitas. Sin embargo, el de “Padre” no pone límite alguno. Todos los hombres son hijos suyos.
Les propuse la Parábola del hijo Pródigo, que ya te contaré en otra ocasión, porque supongo que nos veremos más veces.
Z: Por supuesto, Jesús. Me encantaría. Pero ahora aprovechemos este encuentro. Siguiendo con la imagen de Ahura Mazda, les hice ver que existían dos fuerzas muy poderosas y que ambas intentaban dirigir la vida de los hombres.
J: A ver, a ver.
Z: Les dije: Ahura Mazda es el Creador de todo cuanto existe y todo lo que creó era bueno. También creó algunos seres espirituales, algo así como lo que los cristianos llaman ángeles. Los creó libres y buenos en su ser, pero con la capacidad de elegir el bien o el mal. Unos eligieron el bien, que en mi tradición se llaman los Inmortales Benefactores. Otros eligieron el mal, los daevas o falsos dioses. Me costó trabajo convencer a los míos de que éstos eran falsos dioses, a pesar de que los sacerdotes también les rendían culto y ofrecían sacrificios.
J: Sigue, que me interesa mucho lo que estás diciendo.
Z: Ahura Mazda es la fuerza del bien, que se manifiesta como la Verdad y el Buen Pensamiento. Bajo estos atributos lucha por dirigir la vida humana por el camino que conduce a la vida feliz, tanto en esta vida como en el Más Allá, que para ti y para mí ya no es el Más Allá, porque estamos en él, que aquí es el Más Acá.
Frente a estas fuerzas están las de la Mentira, que buscan engañar prometiendo una falsa vida feliz en este mundo y un falso paraíso en el Más Allá. Posteriormente, mis teólogos llamaron Ahrimán al cabecilla de estas fuerzas, como ya te dije anteriormente. Vamos, lo que en tu religión cristiana llaman Satanás o Diablo.

Ahriman.-angel-del-mal-en-el-zoroastrismo Zaratustra y Jesús de Nazarez
Ahrimán, el Angel del Mal, equivalente al ángel Satanás del cristianismo. PROBLEMA DEL MAL. EL MAL MORAL Y EL MAL FÍSICO                                ………………..

J: Ese Ahrimán, con el nombre de Satanás, es el que intentó llevarme a mí hacia los dioses, que puedo llamar Poder Temporal y Dinero, con tal de que renunciara a mi propósito de cambiar la situación. Y lo hizo precisamente mientras yo meditaba mi plan en el desierto. Lo tuve siempre presente a lo largo de mi predicación. Y es que hacía lo imposible por oscurecer la mente de mis seguidores y utilizaba a los suyos para importunarme. Eso dicen mis Evangelios y la tradición cristiana.

 

Satanas Zaratustra y Jesús de Nazarez
Satanás , el Ángel del Mal, equivalente al Ahrimán en la doctrina de Zaratustra.PROBLEMA DEL MAL (II).                                 ……………………….

 

No obstante, tú y yo sabemos que ni Ahrimán es real ni tampoco lo es Satanás. Esas son figuras imaginativas que los hombres hacen para zafarse de la culpa que ellos mismos tienen del origen del mal y de su propagación. El mal es una opción de nuestra libertad como también lo es el bien. Como tú mismo has dicho, somos libres para escoger en nuestra conducta la Verdad o la Mentira.
Pero volvamos a tu mensaje. Dime, Zaratustra, ¿qué más ideas importantes predicabas?
Z: Como ya te comenté, les dije con mucha insistencia que eran libres para hacer el bien o el mal. Que ellos mismos eran responsables de la moralidad de sus obras. Que no dejaran a la casualidad el transcurrir de los días. Que no se conformaran con ser buenos. Que tenían que luchar contra los que eligen el mal. Que éstas siempre están suelen ser más hábiles para conseguir sus propósitos. Vamos, que la mentira siempre está al acecho.
En una palabra, que se atrevieran a pensar y a ser libres. Que no ejercer la libertad que Ahura les dio es una gran irresponsabilidad. Que la inacción no es una buena opción.
J: Cómo me alegra que coincidamos en este tema. Mis teólogos ya dejaron bien claro que no vale rezar y rezar. No vele pedir a Dios que nos resuelva los problemas de cada día. Que Dios no es un enfermero que ha de curar nuestras enfermedades. Que el Padre no es un dios-aspirina. Que no es un dios caprichoso al servicio de nuestros intereses. Que no le gusta hacer milagros, para favorecernos cuando nos conviene. Que cada milagro que le piden es como si le pidieran que suspendiera por un momento las leyes que Él ha puesto para ordenar toda la creación. Vamos, que se contradijera a sí mismo. Y todo eso lo resumieron en este principio: A dios rogando y con el mazo dando. Pide a Dios lo que quieras, pero tienes que poner tu parte para resolver tus problemas.
Z: ¡Vaya, si coincidimos!
J: Es más, uno de esos teólogos llamado Bonhoeffer, que por mi causa estuvo preso por los nazis, viendo en la cárcel el infantilismo de muchos seguidores míos, que veían a Dios como un dios paternalista del que podían esperar que les librase de todos los problemas de su vida con sólo pedírselo, les llegó a decir que tenían que “vivir como si Dios no existiese”. No es que dijese que Dios no existiera, sino que no fuesen como niños que todo lo esperaban de su padre. Es decir, que se tenían que hacer más responsables de sus propias vidas como tú también enseñaste.
Z: Me admiran la similitudes entre tu programa y el mío.
J: A propósito de este tema, un gran filósofo amigo mío llamado Enmanuel Kant resumió este pensamiento en la frase Atrévete a pensar! Es decir, no seas comodón. Discurre para ver cómo afrontar tú mismo los problemas que te vayan surgiendo y hazte responsable de tu propia vida. Dicho de otra manera: no te conformes con ser un hombre-masa.
Y es que los problemas cotidianos hay que sufrirlos hasta que nosotros mismos seamos capaces de resolverlos. Padeceremos las enfermedad hasta que encontremos un remedio eficaz. Podemos rezar, para no perder la esperanza de sanar algún día. Pero eso, ya es otra cosa.
Z: ¡Caramba! ¡Caramba! Qué buenas migas haríamos tú y yo, si hubiéramos coincidido en el mismo tiempo de nuestra existencia en la Tierra. Hubiera sido maravilloso.
J: No lo dudes. Te voy a contar una anécdota que te va a gustar. Recientemente mis seguidores, llamados “cristianos”, han desarrollado una Carta de Derechos Humanos, que creo que tú mismo la firmarías, si hubieras vivido en la segunda mitad del siglo XX. Y es que esos Derechos Humanos se fundamentan todos ellos en el supuesto de que el hombre es un ser libre, como tú enseñaste tan insistentemente.
Z: No entiendo qué medida del tiempo es esa que marcas como el siglo XX.
J: Es muy sencillo. Como ya me indicaste antes, en el Occidente cristianizado la historia se mide tomando como punto de referencia mi vida. Y, más en concreto, el año de mi muerte.
Z: ¡Ah! Ahora entiendo. Por eso dicen que yo he vivido unos 1.000 años ( o los que fueran) antes que tú.
J: Te invito a tomar algo y así continuamos tranquilamente nuestra conversación.
Z: Vale, pero invito yo, que soy el mayor. ¿Qué tomas?
J: Yo, como en mis buenos tiempos, un vino de Galilea
Z: ¡Camarero! Un vino de Galilea y un mosto. El vino que sea de marca.
Chin chin. Y chocan los vasos.
J: Oye, cómo es que a tu religión la llaman mazdeísmo.
Z: Se llama mazdeísmo porque es la religión de Ahura Mazda. Sin embargo, yo la llamé la religión de la buena conciencia. Con ello quise dejar claro que es una religión que quiere llegar a lo más íntimo del ser humano. Que la elección entre el bien y el mal está en nuestro interior, no en las apariencias.
J: ¿Y el nombre de zoroastrismo?
Z: El nombre “zoroastrismo” es debido al nombre de Zoroastro, que me pusieron los griegos.
J: Me gustaría volver al problema del origen del mal. Tengo la impresión de que coincidimos en lo fundamental. ¿Cómo lo explicas tú?
Z: Como te dije, Ahura Mazda creó absolutamente todo lo que existe y todo lo creó bien. Él no creó el mal. El problema surge del hecho de que creó al ser humano como un ser libre. Y esa libertad la entiendo como la posibilidad de elegir entre el bien (obrar según la voluntad de Ahura Mazda) o el mal (obrar contra su voluntad).
J: ¿Y por qué le habrá dado esa capacidad, si la puede utilizar para hacer el mal?
Z: ¿Por qué le dio esa capacidad? Pues no lo sé. Es un misterio para mí. Sólo sé que prefiero ser libre a ser una simple máquina, que obra según leyes fijas de su propia naturaleza. Prefiero ser libre a ser una vaca o una oveja. Por otra parte, la libertad no la puedo negar, porque la siento, la vivo cada día. Creo que nadie puede elegir no ser libre. En ese caso, si se eligiera, ya se estaría ejerciendo la libertad. Vamos, que nadie es libre para ser o no ser libre.
J: Parece mentira, Zaratustra, que ya en aquellos tiempos en que viviste tuvieras unas ideas tan claras sobre el hombre como ser libre. Lo que dices es pura filosofía. Ahora, explícame un poco más lo de Ahrimán como agente del mal.
Z: Como ya te dije antes, Ahrimán, como otros seres espirituales que le acompañan, también fueron creados por Ahura Mazda, pero fueron creados como seres esencialmente buenos, pero libres, y Ahrimán y los suyos eligieron el mal.
J: ¿Y cuáles fueron las consecuencias de esa errónea elección?
Z: Esa elección corrompió en parte su propio ser, pero quedó un resto bueno en él, y, a partir de ese resto, podrán ser recuperados para el bien después de purgar en el Infierno sus culpas.
J: ¿Y a qué se dedica Ahrimán?
Z: Embebido en su maldad, no para de intentar engañar a los hombres. Por eso, yo lo identifico con la Mentira. Quiere arrastrar a todos hacia el mal, poniéndolos en contra de Ahura Mazda.
J: Pues, en mis Evangelios, como ya te dije, se llama Satanás a esa fuerza maligna. La lucha contra él fue una de mis tareas principales.
En cuanto al origen del mal, el pueblo de Israel al que yo pertenezco tiene una antigua tradición, que es de gran importancia en la historia de la teología cristiana.
Z: Deseo oír tu opinión sobre este tema, porque siempre fue un rompecabezas para mí. Veo muy difícil darle una explicación racional.
J: Según esa tradición, Yahvé creó unos ángeles y les concedió la facultad de elegir el bien o el mal, como en la tradición que tú me acabas de contar. A todos los creó buenos, pero algunos eligieron el mal, con Satanás a la cabeza. Querían ser como dioses y se convirtieron en ángeles malos. Algo muy parecido a lo que se dice en los mitos del Paraíso Original en la Biblia y de Prometeo entre los griegos: los hombres también querían ser como los dioses.
Z: Hasta ahora coincidimos plenamente. Sigue, sigue.
J: Yahvé, después de crear el Cielo, la Tierra y todas las demás criaturas, creó al hombre a su imagen y semejanza, es decir como un ser inteligente y también con la facultad de poder elegir entre el bien y el mal, entre obedecer a Yahvé o ponerse en su contra. Les puso una prueba, para ver qué elegían: les prohibió comer de la fruta del Árbol del conocimiento del Bien y del Mal.
Z: ¿Y qué eligieron?
J: Azuzados por Satanás, desobedecieron y comieron del fruto prohibido. Satanás, personificación de la mentira, les engañó. Eso fue lo que en mi tradición judía se llama Pecado Original de nuestros primeros padres.

Pecado-Original Zaratustra y Jesús de Nazarez
Mito del Pecado Original bíblico, que explica el origen del Mal de toda la humanidad por la tentación de un ángel maligno.                                                           ………………. …………..

 

Z: O sea, lo mismo que Ahrimán
J: Exacto.
Z: ¿Y qué sucedió después?
J: Yahvé los expulsó del Paraíso en el que los había creado. Les dijo que pagarían las consecuencias de su pecado: morir, padecer enfermedades, tener que trabajar para vivir, etc., en fin, todas esas calamidades que tú ya conoces. Y, además, les dijo que sus hijos heredarían ese pecado y sus consecuencias de generación en generación.
Z: Vamos a ver. ¿El pecado no es un acto personal? ¿Qué sentido tiene que ese pecado de los primeros padres, como acto personal suyo, sea transmitido a sus descendientes? Que los descendientes padezcan sus consecuencias se puede entender, pero que hereden al acto personal mismo me parece un absurdo. Siempre creí que los actos personales eran intransferibles.
J: Amigo Zaratustra, los mitos suelen contener creencias que la razón no puede explicar.
Z: Con todo, también me parece poco razonable que los hijos de aquellos primeros padres tengan que padecer las consecuencias de un pecado que ellos personalmente no cometieron. Los niños nacen inocentes. ¿Por qué sufren también enfermedades y otros males?
J: Entre los teólogos judíos hay una corriente minoritaria que afirma que el pecado Original se hereda biológicamente. Esa es su explicación del origen del mal. El cristianismo continuó esta tradición, que hoy niegan los judíos en su mayoría y también niegan los musulmanes.
Z: ¿Y Yahvé no dio ninguna esperanza a aquellos primeros padres?
J: Pues sí. Les prometió un redentor.Pecado y redención en el cristianismo. Otra visión. Posteriormente les dio una Ley, la llamada Ley de Moisés, que se resume en diez mandamientos, recogidos en las Tablas de la ley. Cumplir esos mandamientos es el camino de la salvación final.

Yahve-entrega-a-Moises-la-Tablas-de-la-Ley Zaratustra y Jesús de Nazarez
Yahvé entrega a Moisés la Tablas de la Ley, que han de regir la vida del Israel, Pueblo Elegido por Él.Mito del Pueblo Elegido  …………………………….

 

Z: ¿Sigo sin entender?
J. Verás. Según explican algunos teólogos cristianos el Pecado Original o desobediencia de los primeros padres corrompió parcialmente su naturaleza, quedando sana una parte de ella. Sobre ese resto y con la ayuda de un Redentor, esa naturaleza dañada se podrá recuperar íntegramente, siempre que el pecador se arrepienta de sus malos actos y, mediante unos ritos llamados sacramentos, se le apliquen los méritos del redentor prometido. En virtud de esos méritos se borran los pecados y el alma queda limpia.
Z: Pero a ver. ¿Los méritos también se transmiten unos a otros?
J: No no. Sólo se transmiten los méritos del Redentor, porque sólo él es el salvador del mundo, al menos según los teólogos cristianos.
Z: ¿Y cómo se transmiten del Redentor a los demás?
J: Mediante los ritos de los sacramentos.
Z Luego me explicarás esos ritos. Ahora aclárame el caso de los niños. Ellos no se pueden arrepentir. No tienen conciencia alguna de pecado.
J: Evidentemente, ni los niños ni los adultos se pueden arrepentir de una mala acción que no cometieron. Para eso, mis seguidores crearon el sacramento del Bautismo. Este sacramento borra el Pecado Original en los niños al bautizarlos. Sin su voluntad heredan el pecado original y sin su voluntad se les perdona.
Z: Me parece un tanto absurdo todo ese proceso. Los niños lo padecen sin comerlo ni beberlo. ¿Y si el que se bautiza es un adulto?

J: Si son mayores los que se bautizan, les borra toda clase de pecado, tanto el Pecado Original como los pecados personales. Y, si vuelven a pecar, tienen otro sacramento: el de la Confesión. Si se arrepienten pueden acudir a un sacerdote y confesarle sus pecados una vez arrepentidos. Entonces el sacerdote les da la absolución en nombre de la Santísima Trinidad: Yo te absuelvo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, al mismo tiempo que hace la señal de la cruz sobre el penitente.
Z: ¿Y ya quedan totalmente limpios de todas sus malas obras?
J: Pues sí.
Z: Espera. Ese poder del sacerdote en los sacramentos me suena algo. Me lo puedes explicar un poco más.
J: Eso es lo que dicen mis teólogos.
Z: Estoy ansioso por saberlo. ¿Dices que el sacerdote da la absolución pronunciando unas palabras y, acto seguido, los pecados quedan perdonados?
J: Te voy a poner de nuevo el caso del sacramento del Bautismo. Cuando el sacerdote derrama el agua bendita sobre el bautizando y pronuncia las palabras rituales establecidas “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, automáticamente se le borran todos los pecados, tanto el Pecado Original como los pecados personales, si es un adulto. Su alma queda totalmente limpia, en estado de gracia santificante. Y, por tanto, si se muriera en ese momento, iría directamente al Cielo.

 

Bauitismo-cristiano Zaratustra y Jesús de Nazarez
El papa Francisco bautizando a un niño. Sin este sacramente no se pueden administrar a nadie los demás sacramentos, porque con él se borra el Pecado Original y se hace cristiano al bautizado.                                                                  ………………………..

Z: Eso que me dices de los sacramentos me recuerda a la tribu de los magos. A sus sacerdotes se les consideraba poseedores de poderes sobrenaturales. Esa tradición fue asumida por la corriente del zurbanismo, nacida a partir de mi doctrina.
J: También a mí me gustaría que me explicaras un poco más eso de los magos.
Z: Se les atribuían poderes sobrenaturales. Eran los magi, es decir, los que los griegos llamaron “magos”. Eran considerados como hombres sabios y como los adoradores del fuego. Ellos eran los que conocían más a fondo la cultura tradicional y la transmitían en sus enseñanzas. Ser mago es una forma de saber y ten en cuenta que saber es tener poder.
J: No sé si sabes que en la tradición cristiana se dice que, cuando nací yo, me visitaron tres Reyes Magos, venidos de Oriente, que podrían ser de Persia. Me trajeron importantes regalos, como si yo fuera un rey; me ofrecieron oro, incienso y mirra. Seguramente que tú, muy cercano a la Casa Real persa, sabes lo que todo eso significa.
Además, se celebra una fiesta muy popular en la Navidad cristiana, que es la fiesta de mi cumpleaños. Parte de esa fiesta es el llamado día de los Reyes Magos. En la noche de ese día, todos los niños cristianos están muy nerviosos, esperando los regalos que esos magos les van a traer. Esa noche no son capaces de conciliar el sueño. Son inmensamente felices durante todas las fiestas navideñas jugando con los regalos.

Nacimiento-virginal-de-Jesus Zaratustra y Jesús de Nazarez
Los Reyes Magos venidos de Oriente adoran al niño Jesús y le ofrecen regalos de rey.                                  ………………………..

Z: Pues sí, los magos persas tenían una estrecha relación con la realeza y eran buenos conocedores del movimiento de las estrellas. Eran los científicos de la astronomía. ¿Pero fue verdad lo de que te visitaron cuando naciste y te llevaron regalos?
J: Como comprenderás, yo no puedo recordar nada. Acababa de nacer. Las fiestas de Navidad son una tradición que se creó en los primeros tiempos del cristianismo y sus verdaderos orígenes no son bien conocidos. Las circunstancias de mi nacimiento sólo se pudieron conocer a través de mi madre. Lo que ella les pudo contar no lo sé. Durante mi vida, por supuesto, que no tuvieron lugar esas fiestas.
Z: Vale. Ahora aclárame un poco más lo de los sacramentos cristianos.
J: Probablemente, mis teólogos copiaron de tus magos-teólogos el espíritu de los ritos sacramentales. El sentido mágico de los sacramentos está en la creencia de que el rito produce lo que quiere significar. Como afirman mis teólogos, lo producen ex opere operato, es decir, por la fuerza sobrenatural que tiene el mismo rito y, sobre todo, por la fuerza de las palabras que pronuncia el sacerdote. Además, el rito sacramental imprime carácter, añaden.
Z: ¿Y eso en qué consiste?
J: Pues que deja una especie de marca, a semejanza de un sello. Eso hace que seas distinto a como eras antes de recibir el sacramento. El Bautismo te marca como cristiano y no podrás borrar esa marca, aunque pierdas la fe cristiana. El que es ordenado sacerdote, queda marcado de tal manera que será sacerdote para siempre (sacerdos in aeternum), aunque se secularice o deje de ejercer como sacerdote. Hubo un tiempo en el que, si un sacerdote dejaba de serlo, tenía que ser “des-consagrado”. Lo mismo sucede cuando un templo deja de tener funciones religiosas.
Z: Eso ya me parece el colmo.
J: Pues ya ves a qué pueden llegar las especulaciones de los teólogos.
Z: Vale. Volvamos al tema de la redención que me parece más extraño. En los ritos zoroastrianos no se aplican los méritos de un redentor para limpiar de sus pecados el alma de los demás.
J: La idea de la redención es importante en la tradición bíblica. Hubo un profeta, llamado Isaías, que la desarrolló de manera especial. Dijo que un cordero inocente sería sacrificado para el perdón de los pecados de todos los hombres. Ese cordero es el símbolo del Redentor del que te hablé.Pecado y redención en el cristianismo. Otra visión.
Z: Sin embargo, ya ves, en el hinduismo, en el budismo, en el islam, en el taoísmo y muchas más religiones no existe esa idea de la redención. El islam en concreto rechaza abiertamente que uno pague por los pecados y delitos de los demás
J: No me extraña. Es una doctrina muy propia de la fe judía y de la cristiana.
Z: Me cuesta entender la mayor parte de lo que me dices. A pesar de todo lo que ya me explicaste, me surgen un montón de preguntas. En primer lugar, ¿quién es ese Redentor?
J: Pues, amigo mío, aunque no lo creas, soy yo mismo.
Z: ¿Y eso de que tus méritos les ayuda, si se arrepienten y ponen sus buenas obras?
J: Te explico. Dado que mi mensaje ponía en tela de juicio la religión de los sacerdotes judíos (yo soy judío), decidieron matarme. Me entregaron al jefe romano de la región. Los romanos tenían la crucifixión como gran castigo para los delincuentes más peligrosos. Y esa fue la pena que los sacerdotes de Yahvé pidieron para mí.
Z: ¡No me digas que te crucificaron!
J: Pues sí, amigo, sí.
Z: Tuvo que ser horrible. Yo tuve algo de más suerte. Simplemente me asesinaron.
J: Y por si fuera poco, mis mejores amigos me abandonaron muertos de miedo, porque temían correr una suerte parecida a la mía.
Z: Y, tras tu muerte, ¿qué pasó?
J: Al tercer día resucité, como habían previsto los profetas de las antiguas escrituras.

 

La-resurreccion-de-Jesus Zaratustra y Jesús de Nazarez
Según la teología cristiana, Jesús resucita con el mismo cuerpo que tenía cuando murió en la cruz.                                                              ……………………

 

Z: Eso no es algo nuevo para mí. No sé si sabes que yo prediqué que al final de los tiempos todos los muertos resucitarán.
J: Creo que mi pueblo heredó la idea de la resurrección precisamente de tu doctrina. Y también creo que influyó en él la fe en la resurrección de la religión de los egipcios. Los hindúes creen que se puede resucitar una y otra vez en lo que se llama la reencarnación. No se trata, por tanto, de una idea nueva del cristianismo, ni tampoco es originaria del judaísmo, del que la hereda directamente la fe cristiana. La idea central es que el espíritu (alma) humano, tras la muerte, vuelve al cuerpo con el que vivió en la Tierra o a otro cuerpo material como dice la fe hindú. Evidentemente, hay muchas diferencias de matices en la forma de concebir la resurrección. La reencarnación hinduista es una forma de resurrección.
Z: No sabes cuánto me alegro de que una idea tan importante de mi mensaje se conserve en el tuyo.
J: En cuanto a mi resurrección personal, algo muy importante tuvo que suceder. Al tercer día de mi muerte, una mujer muy amiga mía, llamada María Magdalena, acudió al sepulcro donde me habían enterrado y vio que estaba vacío. En un principio creyó que alguien había cambiado mi cuerpo de sitio. Como nadie sabía dónde estaba y, como la idea de la resurrección estaba en su mente, dedujo que yo había resucitado. No obstante, en mis Evangelios se dice que unos ángeles la sacaron de sus dudas y le comunicaron mi resurrección.
Z: ¿Pero tu cuerpo resucitó de verdad?
J: Yo sólo te puedo decir que estoy aquí delante de ti como tú estás delante de mí. Lo que sucedió con mi cuerpo, en realidad, los especialistas no se acaban de poner de acuerdo. Como quiera que fuera, dos cosas son ciertas. Una, que mis seguidores recobraron su plena confianza en mi persona y en mi mensaje. De tímidos se sintieron llenos de una fuerza espiritual de muy difícil explicación meramente humana. En ese sentido, yo resucité verdaderamente en sus mentes, hasta hacerles capaces de morir por su fe en mi mensaje. De hecho, hay miles de mártires en la historia del cristianismo. Tal fue su convencimiento de que yo había resucitado.
La segunda cosa, es que entre mis seguidores se extendió la creencia de que mi cuerpo resucitó tal como era antes de morir. Y añadieron que, después de haberse aparecido varias veces ante ellos, mi cuerpo ascendió a los cielos.
Z: Realmente, la fe que tienen en ti es digna de admiración.
J: Fíjate que uno de mis seguidores más distinguidos e influyentes en la comunidad cristiana, Pablo de Tarso, llegó a decir: “Vana es nuestra fe, si Jesús no resucitó”.
Z: Ahora aclárame lo que me dijiste de que los sacramentos cristianos se imparten en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
J: Lo primero, te pondré en antecedentes. Desde el punto de vista meramente racional, te diré sinceramente que no hay mente humana que lo pueda comprender. Sólo desde la fe es posible llegar a ese complicado misterio de los cristianos. Sólo queda creer.
Z: Vale, vale. Pero dime quiénes son esas tres personas divinas.
J: Vamos, hombre. No te precipites. Ya te dije que el tema se las trae. El Padre es el Yahvé de los judíos, el Dios Supremo.
Z: ¿Y el Hijo?
J: Aunque no lo creas, el Hijo soy yo mismo.
Z: Lo del Espíritu Santo me suena, pero me confunde el verlo junto a ti y al Padre. Ya sabes que el Espíritu Santo es una fuerza divina muy importante en mi mensaje. Es como si fuera el mismo Ahura Mazda.
J: ¡Anda¡ Vete a ver si la idea del Espíritu Santo como fuerza divina no la tomaron de tu mensaje. Son muchas las coincidencias.
Z: Pero dime: ¿Los cristianos creen en tres dioses?
J: No, hombre, no. En absoluto. Dios es uno en su esencia y se manifiesta como tres personas distintas.

La-Santisima-TRinidad-fde-los-cristianos Zaratustra y Jesús de Nazarez
La Santísima Trinidad de los cristianos. …………………..

Z: No obstante, sigo sin comprender eso de que Dios es, a la vez, uno y tres. Aclárate: ¿Tu religión es monoteísta o politeísta? Y es que mi lucha más importante fue precisamente contra el politeísmo, que reinaba en Persia.
J: Tienes que tener en cuenta que la idea de una Trinidad Divina no es original del cristianismo. Los hindúes tienen la trinidad Trimurti de Brahma, Vishnu y Shiva. Los egipcios tuvieron la suya: Isis, Osiris y su hijo Horus. Hay muchas trinidades entre las diversa religiones. Para que veas, la idea de una trinidad divina no es tan rara.
Z: Sí, pero los cristianos lo complican bastante. Dice que Dios es sólo uno, pero que se manifiesta como tres personas. Las otras trinidades simplemente son tres dioses distintos. Eso es más fácil de comprender, aunque sea un politeísmo muy claro y que yo no admito.
J: Para empezar tengo que decirte que ni yo lo comprendo. No obstante te diré lo que especularon mis teólogos.
Z: Dime, dime. Aunque sea difícil de explicar, me esforzaré a ver si puedo entender algo.
J: Para que la Trinidad sea real es necesario que yo sea Dios y que lo sea también el Espíritu Santo.
Z: Sigue, porque las cosas se complican cada vez más.
J: Antes que nada, necesitas saber que los teólogos y jerarcas cristianos, después de muchas discusiones, peleas, excomuniones mutuas, etc. entre ellos mismos sobre si yo era Dios o no lo era, al final ganaron los que afirmaban mi divinidad. Las peleas duraron nada menos que durante los siglos III, IV y V.
Z: ¿Y quiénes eran unos y otros?
J: El sacerdote cristiano Arrio, recogiendo una tradición viva ya desde los inicios de la comunidad cristiana, negó rotundamente la Trinidad de Dios. Sólo el Padre es Dios. Yo, soy sólo un hombre creado por él. Ten en cuenta que los primeros cristianos eran judíos, muy aferrados al monoteísmo de Yahvé.
Z: Eso me parece muy razonable. Pero sigue.
J: El emperador romano Constantino, convertido al cristianismo, quiso acabar con las peleas entre obispos y teólogos, y convocó un concilio de todos los obispos en Éfeso, en el año 325. Ganaron los contrarios de Arrio y lo declararon hereje. Sin embargo, los obispos seguidores de Arrio continuaron extendiendo su doctrina por toda el Próximo Oriente, formando una influyente comunidad. Esta pelea entre obispos fue especialmente bronca durante el siglo IV.

Arrio.-Imagen-2 Zaratustra y Jesús de Nazarez
Arrio, sacerdote de Alejandría, que niega la divinidad de Jesús de Nazarez.                  …………………

 

Z: Bueno, que tú no seas Dios lo veo evidente.
J: Sí, pero la pelea no terminó ahí. Después de Arrio vino el obispo Nestorio, que también negó mi divinidad como hombre. Según él, en mí había dos personas: el Verbo divino y yo, el mismo que está hablando contigo. No obstante, defendió la Trinidad divina: El Padre, el Verbo (su Hijo) y el Espíritu Santo. En mí habría dos personas: la del Verbo (que es Dios) y la mía como ser humano.
Y no te complico más las cosas. Su doctrina también se extendió por todo Oriente Medio. Se desarrolló principalmente en la Escuela Teológica de Antioquía (Siria), que tuvo una gran influencia.

 

Nestorio Zaratustra y Jesús de Nazarez
Nestorio, patriarca de Constantinopla. En Jesús hay dos personas: la divina y la humana. Jesús como hombre no es Dios. ………………..

Z: ¿Y aún perviven esas corrientes?
J: Si, sí. Ambos, arrianismo y nestorianismo siguen vivos. Tienen pequeñas comunidades extendidas por todo el mundo.
Z: Pues no te parezca mal. Con tu perdón, yo estaría de acuerdo con ellos, sobre todo con Arrio. Lo de la Trinidad me parece un tanto absurdo. Ah!, ¿y la otra corriente?
J: Fueron los que defendían que yo era verdaderamente Dios. Y no sólo yo, sino también el Espíritu Santo del que ya hablamos.
Z: ¿Y tuvieron seguidores?
J: Vaya, si los tuvieron. Potenciaron la ya existente Escuela Teológica de Alejandría, que tuvo entre sus temas preferidos precisamente el de mi divinidad, dogma clave para desarrollar el otro dogma clave de la teología ortodoxa: el de la ya aludida Trinidad Divina. El gran promotor de mi divinidad como persona fue Cirilo, patriarca de Alejandría. Él consiguió que se condenara a Nestorio como hereje. Desde entonces, el dogma de mi divinidad fue dominante en la corriente ortodoxa de la Iglesia cristiana católica.

Nestorio Zaratustra y Jesús de Nazarez
Cirilo (376-444 d. C.), patriarca de Alejandría, Gran defensor de la divinidad de Jesús. En Jesús hay una sola persona, que es Dios mismo. ……………………………

Z: ¿Y tú qué dices de ti mismo?
J: Yo nunca les dije que yo era el mismo Dios. Para mí, Dios era y sigue siendo mi Padre. Por otra parte, les dejo que opinen lo que quieran sobre si soy o no Dios mismo, con tal de que sean fieles a la quintaesencia de mi mensaje.

 

Zaratustra-divinizado Zaratustra y Jesús de Nazarez
Zaratustra divinizado …………………

 

Jesus-divinizado Zaratustra y Jesús de Nazarez
Jesús divinizado …………………………...

Z: Eso es lo que más me interesa. Intenta resumírmelo. Pero antes, lo de tu divinización no te extrañe. A mí también me han divinizado de alguna manberfa. Parece una tendencia muy extendida entre las religiones: El ser humano tiende a divinizar personas e infinidad de cosas. Necesita materializar las cosas espirituales.
Tiende a encarnar a sus dioses, para tenerlos más cerca. No tenemos que olvidar que es un ser material-espiritual. Los religiones, teóricamente, se mueven en el mundo de lo espiritual. Por otra parte, sin embargo, no se resisten a la tendencia de meter lo espiritual en cosas y cuerpos materiales. Lo normal. Y ahora volvamos a lo fundamental de tu mensaje
J: En uno de mis Evangelios, el atribuido a mi amigo Mateo, se resume muy bien. A propósito del momento clave de la historia humana, el momento del Juicio Final, una vez que todos hayan resucitado, se presentarán ante mí, después de mi Segunda Venida al mundo material. Yo daré la sentencia final sobre los que se salvan y los que se condenan.
Dirigiéndome a los que se salvan les diré:

Z: ¿Y después?

J: Los justos irán a la vida eterna y los otros al infierno eterno. Todo lo demás (dogmas, ritos, normas de todo tipo, etc., etc.) es secundario y no imprescindible para obtener la salvación definitiva.

Dirigiéndome a los que se salvan les diré:

Venid benditos de mi Padre a heredar el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era emigrante y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, estaba enfermo y me visitasteis, estaba encarcelado y acudisteis.

Entonces los justos un tanto extrañados me preguntarán:

Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber, emigrante y te acogimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos encarcelado o enfermo y fuimos a visitarte?

Entonces yo les contestaré:

Os aseguro que lo que hayáis hecho a estos mis hermanos menores, me lo hicisteis a mí.

Después, dirigiéndome a los condenados, les diré:

Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, era emigrante y no me acogisteis, estaba desnudo y no me vestisteis, estaba enfermo y encarcelado y no me fuisteis a ver.

Entonces ellos, muy extrañados también, me replicarán:

Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, emigrante o desnudo, enfermo o encarcelado y no te socorrimos?

Y yo les contexto:

Os aseguro que lo que no hicisteis a uno de mis pequeños no me lo hicisteis a mí.

Z: ¿Y después?

J: Los justos irán a la vida eterna y los otros al infierno eterno. Todo lo demás (dogmas, ritos, normas de todo tipo, etc., etc.) es secundario y no imprescindible para obtener la salvación definitiva.

 

Jucio-Final-cristiano Zaratustra y Jesús de Nazarez
Juicio Final según la fe cristiana, los buenos a la derecho y los malos a la izquierda.             ……………………………………

 

Z: En primer lugar, quiero felicitarte por lo sencillo y profundo de tu mensaje. Me admira lo bien que lo has resumido y lo fácil que es de entender. En segundo lugar, te aseguro que si yo fuera el juez final de la humanidad, diría lo mismo.
J: No sabes lo que te agradezco tu apreciación.
Z: ¿Por qué dices “lo que hicierais con uno de mis pequeños …”? ¿Qué es, que también te identificas con los niños”?
J: Que me identifico con los niños lo dejé bien claro cuando dije a mis amigos “dejad que los niños se acerquen a mí…” y les hice saber que quien los escandalizara tendría una de las mayores penas.

 

Jesus-y-los-ninos Zaratustra y Jesús de Nazarez
Jesús contando un cuento a un grupo de niños. …………………………….

Sin embargo, en mi sentencia final no me refiero sólo a los niños, sino a todos los que socialmente son débiles por la razón que sea. En la sociedad hay personas que son fuertes en poder económico, en poder político y también en poder religioso y mental. Las hay que, por el contrario, son débiles en esos aspectos. Yo no excluyo a nadie, pero mi preferencia está clara: es por los menos favorecidos.

Z: Si todas las religiones pusieran el acento en lo que has resumido tan bien, cuánto más fácil sería que se entendieran entre sí.
J: Por supuesto. Pero se enzarzan en temas muy secundarios y, con frecuencia, se olvidan de lo fundamental. Además, las jerarquías religiosas velan por no perder su poder sobre el espíritu de los creyentes. Suelen tener la tentación de utilizar el tema la salvación de forma que refuerce su poder religioso, que, con frecuencia, se deriva también en poder político e incluso en poder económico. Pero todo eso ya no pertenece a la esencia de mi mensaje.

Z: Me queda una duda: Hablas de un infierno eterno. ¿Qué es, que los condenados no tienen ninguna posibilidad de ser recuperados?
J: Según mis teólogos, desde luego que no.
Z: ¡Ya! Me acaba de llegar información de cómo tus predicadores utilizan este tema. Veo que lo usan con mucha frecuencia. Veo también que lo hacen como amenaza, para mantener a tus seguidores en la fe cristiana. ¿Eso no es un chantaje? ¿Qué me dices de todo eso?

Infierno-en-la-fe-critiana Zaratustra y Jesús de Nazarez
Infierno cristiano en una de sus muchas interpretaciones gráficas .     ……………………………….

 

J: Bueno. Los tuyos también lo hacen cuando hablan del Juicio Final. Son armas de los que utiliza la religión para reforzar su poder religioso, como acabo de decirte. Es como una especie de punto de apoyo de la palanca de Arquímedes. Dice este pensador griego: “Dazme un punto de apoyo y moveré la Tierra”. Pues bien, con el control de la vida en el Más Allá, ya sea el Cielo o el Infierno, los sacerdotes mueven la vida de los creyentes a su antojo. Con frecuencia, salvan y condenan como si fueran el mismo Dios en persona.

Z: Qué razón tienes, Jesús. No obstante, quiero aclarar una diferencia con tus teólogos en lo referente al Infierno. Yo nunca defendí un Infierno eterno, sino un Infierno limitado en el tiempo, como el Purgatorio de tus teólogos.

J: Quiero añadirte algo que creo importante: Yo nunca quise que me siguiera nadie por miedo. O hay fe y confianza o no hay seguidores de verdad.
Z: Eso ya me gusta más. Sin embargo, una condenación eterna ¿no implicaría un importante fracaso de la Creación? ¿No podría interpretarse como un error del mismo Creador?
J: Desde luego que sí. Y eso forma parte del gran problema del mal, que tú recuerdas tantas veces en tu doctrina. En realidad, sólo el Creador sabe cuál es la última respuesta.
Z: En eso estoy de acuerdo. No obstante, me parece más razonable pensar que, al final de los tiempos, todos los pecadores serán recuperados. El mismo Ahrimán y todos los que le siguieron, después de pagar sus penas en el infierno, serán acogidos en la Casa de la Verdad, según mi doctrina.
Tú dijiste que los Primeros Padres, después de haber pecado, podían ser recuperados a partir del resto bueno que aún quedaba en ellos. Pues apliquemos el mismo principio a los condenados. En ellos pervive el ser bueno que el Creador les dio, aunque haya sido manchado por sus malas obras. Creo que su ser debe ser recuperado.
J: Empiezo a pensar que tienes razón. Al fin y al cabo, como acabas de decirme, tu infierno se parece mucho al Purgatorio de mis teólogos. Tendría que hacérselo saber, aunque no veo fácil que cambien de opinión.
Z: Tranquilo. Lo importante es que tu mensaje, a pesar de todos los inconvenientes que le ponen, tanto internos como externos, se sigue transmitiendo con gran fuerza en todo el mundo. Seguro que le quedan muchos años de vida.
Ahora dime, ¿cuál es el principal principio de moralidad que tú predicaste?
J: Está muy claro: Amarás al señor tú Dios y el prójimo como a ti mismo.
Z: ¿Y no se puede amar a Dios por sí mismo sin tener en cuenta a los seres humanos que me rodean?
J: En absoluto. Ya lo aclaró muy bien mi apóstol y gran amigo Pablo cuando dijo: ¿“Cómo puedes decir que amas a Dios al que no ves y que no amas al prójimo al que ves”?
Además, recuerda quiénes se salvan en el Juicio Final que ya te describí. En él queda muy claro cuál es mi criterio fundamental de moralidad.
Z: Si es así, ya te dije que estamos plenamente de acuerdo.
J: Además, aparte del criterio de salvación y condenación que te expuse anteriormente, mis teólogos añaden este principio moral: Haz bien y no mires a quién.
Z: A ver, a ver. Explícame eso.
J: Pues significa que la oración es muy importante en la vida humana. Sin embargo, no basta para ser buenas personas. Se requieren las buenas obras.
Z: Explícamelo algo más.
J: Te daré otra pista para entenderlo. En el rito de la misa que los cristianos celebran con mucha frecuencia, los asistentes dicen lo que se llama el Confiteor, es decir, “Yo confieso…” y en esa confesión dicen, a la vez que se dan golpes en el pecho, lo siguiente:

Yo confieso a Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, y a Jesucristo su único Hijo que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión

Z: Espera, espera. No sigas. No sé si sabes que un tema nuclear en mi mensaje es precisamente que, para ser justos y estar plenamente de parte de la lucha por el bien, no basta pensar bien. Ni siquiera basta hablar bien. Es imprescindible obrar bien. En mi lenguaje se dice: Buen Pensamiento, Buena Palabra y Buena Acción.
J: Vale. Pero ahora yo también te pido que me expliques eso un poco más.

Z: Enseñé que todos los humanos son iguales en dignidad, hombres y mujeres, sin distinción de razas ni de religión. Que hay que respetar a todos los seres vivientes. He rechazado toda forma de opresión y crueldad. Y, como ya te dije al principio, prohibí el sacrificio de animales en los ritos religiosos.
J: ¿Quieres añadir algo más?
Z: Te vuelvo a recordar mi amor a toda la creación. La naturaleza es buena y hermosa. Ahura Mazda nos habla a través de ella. Es algo así como la palabra del Mazda mismo. Por eso, muchos de los ritos de mi religión se celebran al aire libre.
J: ¿Y nada más?
Z: Yo prediqué el trabajo duro. Algo así como lo que dicen tus monjes: A Dios rogando y con el mazo dando. Pídele a Dios lo que quieras, para resolver tus necesidades, pero pon de tu parte todo lo que esté a tu alcance.
J: Exacto-
Z: Cambiado de tema, la familia es un tema central en mi doctrina así como la fidelidad a la comunidad y a la patria. El matrimonio es un deber preferente.
J: En mi comunidad también se da mucha importancia a la familia y a la fidelidad a la misma.
Z: Sin embargo, tus teólogos despreciaron durante siglos la vida matrimonial. Cuando establecieron que la vida más perfecta es la celibataria imponiendo la ley del celibato a sus sacerdotes, monjes y monjas, en realidad estaban diciendo que la vida matrimonial es una vía menos perfecta de cara a la salvación final.
J: Tienes toda la razón. No obstante, has de saber que en el Concilio Vaticano II ya se equipararon los dos caminos.
Z: ¿Y no podría suceder que en un próximo Concilio se estableciera que la vía matrimonial es la más acorde con la voluntad del Creador? ¿Por qué, si no, nos hizo varón y mujer? ¿O es que lo hizo mal?
J: No. En absoluto. El Padre lo hizo todo bien, muy bien. Pero ya ves, nuestros seguidores, con la mejor fe del mundo, tienden a hacerlo todo a su medida y según sus propios intereses.
Z: No me lo digas, que los míos, con frecuencia, también arreglan las cosas a su medida.
A pesar de todo, veo que tus comunidades cristianas tienen una gran fuerza en el mundo actual. Tienes un Papa que predica sin complejos ante el mundo tu evangelio, el papa Francisco. Tienes infinidad de asociaciones y de ONGs, que luchan siempre a favor de los más necesitados. Tienes una legión de misioneros, que, generosamente, dan sus vidas extendiendo tus ideas por el mundo entero. Tienes miles de sacerdotes, que, aunque muy condicionados por el típico ritualismo de toda religión, siguen día a día difundiendo y revitalizando tu Palabra salvadora.
Verdaderamente, eres una poderosa fuerza que mueve miles de millones de seres humanos en su vivir de cada día. Tu mensaje recuerda a esta humanidad actual, tan manipulada por los modernos medios de comunicación, un camino verdadero y sólido para su auténtica realización. Eres en verdad una poderosa luz del mundo.
J: Gracias, Zaratustra, muchas gracias. No sabes cuánto te agradezco tus palabras.
Y ahora pasamos a otro tema que quiero comentar contigo. ¿Cómo explicas tú lo del Puente Cinvat, que recoges en tu doctrina del Juicio Final?
Z: ¡Hombre! Se trata de una alegoría. De eso sabes tú mucho. Usas la alegoría-parábola con mucha frecuencia. Se trata de una imagen que quiere expresar plásticamente algo; en este caso, el puente Cinvat representa el Juicio Final, que separa a justos y pecadores, de manera parecida a lo que tú haces en lo que tus teólogos llaman tu Segunda Venida.

 

El-puente-Cinvat- Zaratustra y Jesús de Nazarez
El puente Cinvat, Simbolización zoroastriana del Juicio Final. Los buenos consiguen cruzar el puente hacia la casa de la Verdad y son recibidos por un ángel. Otros no lo consiguen y caen en el abismo de la Casa de la Mentira. El puente está custodiado por dos perros de cuatro ojos. LA MENTIRA COMO HERRAMIENTA POLÍTICA                   …………………………………..

J: ¿Y por qué utilizas esa imagen?
Z: Pues porque ya era conocida para mis oyentes. Al fin y al cabo, no deja de ser un símbolo de lo que esperamos que suceda.
J: A mí me recuerda el Puente de Yama o Lama, rey del Infierno, que controla sus puertas acompañado de dos perros de cuatro ojos, en la mitología hindú y budista.

Yama-hindu-rey-de-los-muertos Zaratustra y Jesús de Nazarez
Yama, rey de los muertos. Controla con sus perros la entrada al infierno, para que no entren los vivos.                         ……………………………

Z: Me parece que se trata de la misma leyenda. Los egipcios tenían la prueba de la balanza. No se trataba de un puente, pero era algo parecido.

Juicio-Fina-egipcio Zaratustra y Jesús de Nazarez
El Juicio Final presidido por el dios Osiris. El dios Anubis, dios de los muertos y del inframundo (Infierno), pesa el alma de los muertos. En uno de los platillos se pone una pluma, símbolo de la Verdad y la Justicia Universal; en el otro, el alma del muerto. Osiris da la sentencia. Si pesa más que la pluma, es entregada al monstruo Ammyt, un perro ansioso de devorar las almas de los muertos , que la devora y desaparece. Si pesa menos, recupera su momia y pasa a Los Campos de Aaru o Paraíso de la mitología egipcia. ……………………………….

J: También me recuerda al Can Cervero, de tres cabezas, que es el guardián de la puerta del reino de Hades o del infierno de los griegos.

 

El-Can-Cervero-de-la-mitologia-griega Zaratustra y Jesús de Nazarez
El Can Cervero de tres cabezas de la mitología griega. Vigila la entrada del inframundo o reino del dios Hades.     ……………………..…………..

Z: Vete a ver si no se trata de la misma tradición. Lo que parece claro en todas estas formas del Juicio Final es que el ser humano pide que se haga justicia al final de los tiempos, ya que en esta Tierra, como tú sabes muy bien, no siempre se hace.
J: Ahora explícame. ¿Cómo es el paso por el puente Cinvat?
Z: El puente es como una criba, para separar a los justos de los malvados.
J: ¿Y cómo los separa?
Z: Pues verás. Cuando un hombre se muere, su alma tiene que cruzar el puente antes de entrar en el Más Allá, sea el cielo o el Infierno. Si el alma es de un malvado, a medida que avanza por el puente, éste se va estrechando y termina tan estrecho como el filo de una navaja. Es imposible mantenerse sobre ella de manera que termina cayendo a la Casa de la Mentira o Infierno. Además, el final del puente está custodiado por dos perros de cuatro ojos, que en ningún caso le dejarían pasar.
J: Vamos, que se parece mucho a la separación que yo hago en el Juicio Final entre los justos y los pecadores no arrepentidos.
Z: Me sorprenden los parecidos que hay entre las distintas formas de entender el paso de los que mueren a la otra vida.

J: En tus poemas dirigidos a Ahura Mazda veo que le pides con frecuencia que castigue a los seguidores del mal. Yo enseñé, sin embargo, que el Padre perdona siempre a sus hijos descarriados. Y, cuando un fariseo me preguntó hasta cuántas veces había que perdonar, le contesté que hasta setenta veces siete.
Z: ¿Y qué quieres decir con eso?
J: Es una forma de decir que hay que ser generoso en el perdón.
Z: Sí, pero el infierno eterno de tus teólogos ya es un temible límite. Los condenados no serán nunca perdonados.
J: Me parece que en eso tienes razón. Confío en que el Padre sabrá resolverlo mejor que mis teólogos.
Pero quiero que me aclares otra cosa de tu mensaje. Cuando pides con frecuencia a Ahura Mazda que proteja los rebaños de tus seguidores, a los demás animales y a los campos, cuando son agredidos por los malvados, da la impresión de que estás a favor de los ricos, que eren los dueños de esos rebaños. Por el contrario, yo he dejado muy claro que mi preferencia es siempre por los pobres y marginados por la sociedad.
Z: Posiblemente parezca que es así. Es un tema que no siempre queda claro en los escritos míos que se conservan. Sin embargo creo que en un diálogo más detallado podríamos llegar a un acuerdo. No podemos olvidar que hemos nacido en circunstancias muy diferentes desde el punto de vista económico y sociológico. Yo tenía que defender los rebaños de ovejas, de cabras y demás ganados contra ladrones y los que estropeaban los pastos. Eran la principal fuente de riqueza de la mayoría de la gente. No se trata de defender a los “ricos”, sino a los que sacan adelante la principal riqueza del país para bien de todos sus habitantes.
Ahora se habla mucho de ecologismo. Pues bien, yo me considero un ecologista nato. La defensa de la Naturaleza y de todos los seres vivos es esencial en mi mensaje.
J: Te comprendo perfectamente.
Z: Y ahora dime tú: ¿Eso de que vas a volver a la Tierra, para llevar a cabo el Juicio Final qué significa? Vamos, lo que los tuyos llaman tu Segunda Venida.
J: A ver. El final de los tiempos sólo lo sabe el Creador. Cuando algunos me preguntaron cuándo sería ese momento, lo dejé bien claro: Sólo el Padre lo conoce.
Esa Segunda Venida a la Tierra, que los míos al principio incluso esperaban que fuera próxima, es sólo una forma de expresar una fe en el Más Allá. Es decir, en esta nueva vida que ahora tú y yo estamos disfrutando, y que en ella se establezca la justicia que no hay en la vida terrena.
Z: Hombre, si es así… Me parece más aceptable. Yo nunca pensé en volver a la Tierra, que dejé hace tanto tiempo. Después de resucitado, espero quedarme definitivamente en esta Casa de la Verdad. Todos los muertos resucitarán, pero no para volver a cuidar rebaños y servir al rey, sino para disfrutar de una vida feliz en el seno de Ahura Mazda.
J: Sí, pero aclárame un poco más cómo ves tú los tiempos finales de la historia humana.
Z: Yo creo que antes del Juicio Final vendrá un salvador (Saoshyant) y también dije que no tardaría mucho. Era una forma de dar fuerza y seguridad a mis primeros seguidores.
J: Anda, y yo también buscaba eso. Además, esta fe se repite en los judíos, que esperan un Mesías, que establecerá el Reino de Yahvé en la Tierra de manera definitiva. Y entre los musulmanes se espera al Mahadi con funciones muy parecidas.
Z: Tengo la impresión de que me habéis copiado. Pero no me parece mal. Al fin y al cabo no deja de ser una forma de valorar muy positivamente mi idea al respecto.
J: Pasado algún tiempo, y viendo que yo no acababa de volver en mi Segunda Venida a la Tierra, los cristianos se convencieron de que esa Segunda Venida iba para largo. Todavía siguen rezando en el rito de la Misa refiriéndose a mí:

Anunciamos tu muerte.
Proclamamos tu resurrección.
Ven, señor Jesús.

Y en el Credo oficial se dice en uno de los artículos:

Creo en Jesucristo, su único Hijo, …,
que al final de los tiempos vendrá a juzgar a vivos y muertos, …

Son muchas las referencias a mi Segunda Venida.

Z: Son frecuentes las “segundas venidas” en el mundo de las religiones.
J: Por otra parte, esa mi Segunda Venida estaba muy ligada a la resurrección universal de todos los muertos de cara al Juicio Final, como ya te conté. Pero, actualmente, tengo teólogos que interpretan la resurrección de otra manera. Algunos, como el gran teólogo K. Rahner, incluso sostienen que la resurrección se puede entender como un acontecimiento que tiene lugar inmediatamente tras la muerte de cada uno.
Z: ¿Y cómo es eso posible, si el cuerpo queda en la sepultura?
J: Empieza diciendo que el cuerpo humano no termina donde su piel.
Z: Pero dime cómo es esa resurrección.
J: Pues verás: Cuando un hombre muere, su espíritu no rompe sus relaciones con el mundo material. No se separa de él, sino que extiende esas relaciones mucho más allá de las limitaciones que le imponía su cuerpo. Es como si entrara en relación con toda la materia, una especie de relación pancósmica. Muerte y resurrección son un continuo.
Z: Esa visión deja sin sentido la vieja creencia de que habrá una resurrección con el mismo cuerpo que se tuvo en la Tierra.
J: Pues sí.
Z: Esa visión me parece mucho más razonable e incluso científicamente mucho más fundada. Verás, mientras vivimos en la Tierra, estamos totalmente ligados al oxígeno exterior, a la presión atmosférica, a los alimentos, a las radiaciones solares y a todas aquellas que nos llegan del Universo, etc., etc.
Cuando uno se muere, su espíritu no se aleja de la materia con la que siempre convivió, sino que extiende sus relaciones a toda ella y no sólo con la que tuvo en su cuerpo particular.
Z: Si es así, yo tendría que corregir mi idea de la resurrección.
J: También yo lo veo así. Morir no es escapar de la materia. Es profundizar y extender sin límite nuestras ligaduras con ella. No hay por qué huir de la materia. El fuga mundi (huida del mundo”) de los místicos no ha de ser entendido como un fuga materiae (“huida de la materia”). Dios también nos creó materiales y Él ama a toda su creación. La materia es buena y moralmente inocente, a pesar de lo que dicen los maniqueos.
Z: Yo también veo que esa visión de la muerte y la resurrección subsana aquella especie de desprecio que se da a la materia en la ya antiquísima visión de la muerte. Los maniqueos, partiendo de mi doctrina, llevan ese desprecio al límite. La hacen culpable de todos los males. Y yo no estoy de acuerdo con ellos en absoluto.
J: Te puedo añadir, que ese K. Rahner defendió el principio de que Dios en tanto puede crear algo distinto a él en cuanto puede amarlo. Vamos, lo que tradicionalmente se dijo: que todo lo creó por amor.
Z: De ahí deduzco algo que yo enseñé: Ahura ama los rebaños y toda clase de animales, las praderas, las montañas, el mar, … Ama toda la Naturaleza que él creó.
J: Eso mismo quise enseñar yo cuando dije que ni siquiera el pelo que cae de nuestra cabeza escapa a su providencia, … Que él cuida de los pájaros para que no les falte comida, de las flores para que no les falte agua, etc. Como ves, Zaratustra, yo también fui un poco ecologista, que eso ahora está de moda, pero con un sentido teológico no político.
Z: Pero, entonces, surge un grave problema. ¿En qué queda todo lo que enseñamos sobre el Juicio Final, el puente Sinvac, el infierno, ya sea éste provisional o definitivo, etc.
J: Creo que esas ideas tuvieron su importante función religiosa. Según el ya citado teólogo Rahner, el Padre lo resuelve todo en el momento mismo de la muerte. Y yo no veo difícil ni herético que así sea.
Z: Desde luego. Yo tampoco.
J: Además, ¿qué sentido puede tener que un alma resucite con el mismo cuerpo que tuvo en la existencia terrena? El cuerpo, como sabes, cambia constantemente de materia. Cada día mueren y se renuevan millones de sus células.
Con la alimentación, adquiere y expulsa materia sin cesar. Y no digamos los cambios que sufre el cuerpo en su permanente adaptación a las circunstancias medioambientales. Éstas cambian y obligan al cuerpo a cambiar. Entonces, yo pregunto: ¿Con qué cuerpo se va a resucitar?, ¿con el de adolescente? ¿Con el de adulto? ¿Con el de anciano? ¿En qué momento de su vida habría que tomar el cuerpo para resucitarlo?
Z: Muy difícil respuesta.
J: Y esas son sólo algunas de las dificultades. Recuerda que los egipcios embalsamaban los cuerpos con gran esmero, porque creían que era el mismo cuerpo material en el momento de su muerte el que resucitaría.
Además, mucha de la materia que asimilamos ya pudo formar parte del cuerpo de otros seres humanos. ¿Quién se la llevaría al resucitar?
Z: ¿Y ahora qué dicen los otros teólogos tuyos?
J: Se salen un poco por la tangente. Ante las dificultades que se les plantea salen diciendo que el cuerpo que resucitará es un cuerpo glorioso, sobrenaturalmente transformado y no sujeto a las leyes biológicas del cuerpo material, que se tuvo en la Tierra. Y esto, a pesar de haber enseñado durante siglos una resurrección del cuerpo tal como existió antes de morir.
Z: Entonces, ya no es el mismo cuerpo con el que vivió el difunto.
J: Desde luego que no. Creo que tendrán que cambiar un poco su teoría de la resurrección.
Z: Esperemos. Pero ya sabes que la mentalidad religiosa no cambia fácilmente. Puede pasar mucho tiempo.
J: Hombre, yo te podría poner muchos ejemplos de ese cambio. Te contaré sólo uno: No sé si sabes quién fue Galileo. Era un sacerdote de los míos y un gran científico. Él, basado en sus investigaciones, defendió que la Tierra da vueltas alrededor del Sol y no al revés; que el geocentrismo en el que creían firmemente los teólogos cristianos era un gran error.
Z: Bueno, yo también creía que la Tierra era el centro del Universo.
J: Pues Galileo, siguiendo a Copérnico, demostró que no lo es. Mis teólogos de entonces vieron peligrar en esa idea otras creencias que se apoyaban en ese geocentrismo. Una de ellas muy importante es la de que el hombre es el centro de la Tierra y, por tanto, el centro del sistema solar y el centro del Universo entero. Vamos, un antropocentrismo universal. El Universo entero gira en torno al sistema solar. Éste, en torno a la Tierra, y ésta, en torno al ser humano.
Z: ¿Y ahora en qué quedamos?
J: Me parece que tanto el geocentrismo como el heliocentrismo, que vino después, ya se han quedado sin fundamento. Los astrónomos y astrofísicos no acaban de aclararse en determinar el nuevo centro del Universo, si es que lo tiene que tener.
Se imaginan que todo el Universo actual arrancó de una pequeña bolita originaria infinitamente pequeña y densa, teóricamednte sin dimensiones. Llegado un momento y sin saber por qué, explotó. A ese fenómeno lo llaman la “Gran Explosión” (Big Bang). Ese podría ser el nuevo centro a partir del cual surge todo el resto del mundo material.

El-Uno-Big-Bang Zaratustra y Jesús de Nazarez
El Big Bang. Una imaginación de lo que pudo ser la explosión de la bolita originaria a la que llaman singularidad, porque en ella no se cumplen la leyes normales de la Física, y que dio origen al actual Universo. EL MITO MODERNO DEL BIG BANG

Z: Vale, ¿pero esa bolita de dónde salió?
J: Ah, eso habría que preguntárselo a los que la imaginaron.
Z: ¿No sabes la respuesta?
J: No la saben ni ellos mismos. Como dicen algunos de mis paisanos, “no lo sabe ni Dios”. Suelen escabullirse diciendo que ese problema no se lo plantean. Vamos, que se van por las ramas.
Z: ¿Y por qué explotó esa bolita original y no siguió como estaba?
J: Tampoco en eso se aclaran. Primero lanzan la bolita y luego buscan toda clase de recovecos para sostener que fue real, tanto la bolita como su explosión.
Z: ¿Y ahora qué pasa con el centro?
J: Me parece que la única respuesta es que nos hemos quedado sin centro. Yo diría que el ser humano se encuentra ahora mismo un tanto descentrado.
Z: Parece una situación incómoda. ¿Cómo podremos salir de ella?
J: Creo que lo más sencillo será empezar por reconocer que somos una criatura más en medio de toda la creación. Él nos crea por amor, nos da la libertad para que desarrollemos nuestra existencia bajo nuestra propia responsabilidad, como tú dices.
Ahora bien, el hombre tiene siempre determinadas aspiraciones. Entre ellas está la de ser centro o la de tener un centro con relación al cual ordenar su propia existencia y darle un sentido. Las religiones suelen tener un centro: el Templo de Jerusalén, el Vaticano, la Meca, el monte Fuji, etc. Los imperios tienen un centro (su gran capital) con relación al cual se organiza todo en la vida social. Pensar en torno a un centro parece una categoría innata del ser humano que, sin embargo, le puede conducir a importantes errores.
Z: Pues es verdad. Crea templos y los pone como centro. Sacraliza montañas y las pone como centro. Hay centros de peregrinación por toda la tierra. En torno a esos centros se hacen más y más promesas para peregrinar a ellos, etc., etc. La mística del peregrino hacia determinados centros parece una constante universal.
J: Uno de mis historiadores de las religiones más eminentes, Mircea Elíade, analiza la imagen del centro como un mito que rige la vida de los humanos.EL Uno, rector de nuestra mente Es decir, es una de esas creencias básicas sobre las que ya no hace preguntas y que vive poseído por ellas. Pero eso no significa que no se puedan someter a reflexión.
Z: Sigue, sigue.
J: Por otra parte, la Astrofísica actual parece dar a entender que la bolita originaria es el nuevo y definitivo centro, aunque nadie sabe dónde ponerla cuando aún no había explosionado. Y es que entonces no había ningún “donde” donde ponerla. No existía el espacio fuera de ella. Ella era su propio “dónde”; tampoco se sabe cuándo sucedió, porque aún no existía el tiempo.
Z: Amigo, difícil me lo pones.
J: Con todo, aunque el hombre no sea el centro del Universo, no deja de ser una criatura especial. Y tampoco el Universo pierde su grandeza y hermosura por carecer de ese centro antropológico.
Z: Y, además, existe la posibilidad de que vivan en otros planetas lejanos seres inteligentes, que también podrían aspirar a ser centro del Universo. Pero dime, ¿por qué crees que el hombre es una criatura especial?
J: Porque el Creador le dio la capacidad de plantear preguntas sobre Él, sobre el Universo y sobre sí mismo, sobre el sentido de su propia vida, sobre si hay algo después de la muerte y, en caso afirmativo, en qué consiste ese algo. Las demás criaturas que conocemos no dan señales de tener esta capacidad de preguntar.
Z: Y hay que añadir, una vez más, la cualidad que le dio de ser libre para elegir el bien o el mal, para cumplir o no las normas que rigen en su sociedad. Porque, si no fuera libre, ¿para qué sirven las leyes, los tribunales de justicia, las instituciones que establecen las leyes, etc.
La libertad es el fundamento de toda la doctrina de los dos caminos: el del bien y el del mal. Sin esa libertad, toda esta doctrina no serviría de nada. Los dos caminos simplemente no existirían.
Además, tú sabes muy bien los importante que es esa doctrina en el judaísmo y los primeros escritos de la comunidad cristiana.

Estatua-de-la-libertad Zaratustra y Jesús de Nazarez
La Estatua de la Libertad, dogma fundamental de la cultura Occidental. http://El abuso de la libertad de expresión no es un derecho                   ……………………..

J: Plenamente de acuerdo. Quiero añadir que tampoco existiría la moral. No tendría sentido, porque el hombre sin libertad no es responsable de sus actos y, por tanto, su conducta no podría ser calificada de buena o mala. No sería responsable moralmente de lo que hace. Nunca podría ser condenado por delito alguno.
Z: Y todavía tenemos que añadir que el Juicio Final, del que hemos hablado, carecería de todo sentido, lo mismo que la creencia en un Infierno para los malos y en un Cielo para los buenos.
J: Vamos, que sobrarían todas las religiones y todas las leyes que rigen su vida, porque todas ellas dan por supuesto que el hombre es un ser libre.
Z: Evidentemente, Jesús, el ser humano es una criatura especial.
J: Se nos olvidaba otro detalle que lo hace especial. Es capaz de crear un lenguaje abstracto. Es decir, puede sustituir las cosas y los actos por conceptos y hablar de ellas sin que estén presentes, como lo estamos haciendo tú y yo ahora. Los demás animales no parecen tener esa capacidad. Por otra parte, sólo el hombre puede dejar plasmado en algún tipo de escritura sus pensamientos. Sólo él crea bibliotecas.
Esa capacidad es la que explica por qué nuestros mensajes se conservan por escrito, aunque sea con muchas deficiencias históricas. Gracias a esa capacidad, tú y yo pudimos desarrollar y comunicar nuestras doctrinas, que dan vida a nuestros seguidores.
Verdaderamente, el Padre nos hizo especiales en medio del inmenso universo de la vida.
Z: A Él sea dado nuestro agradecimiento y alabanza.
Hay otro tema del que quiero hablar contigo.
J: Tú dirás.
Z: ¿Cuál es el rito más representativo de tu religión, aquél en torno al cual gira la vida de los cristianos?
J: Pues es la Misa o celebración de la Eucaristía.

 

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La Misa como rito fundamental de los cristianos.                                              ……………………

Z: ¿Y en qué consiste?
J: Tiene su origen en una cena que celebré con mis amigos. Poco antes de esa cena, yo había tenido un enfrentamiento con los organizadores de la fiesta de la Pascua, una fiesta muy importante en la religión judía. Se ofrecían sacrificios, principalmente de corderos y palomas. Estos se vendían en el templo y sus alrededores, y había un bullicioso mercadeo de compra-ventas.
Me pareció que todo aquello era una gran mentira religiosa y, muy cabreado, empecé a derribar las mesas de los cambistas y a gritar contra todo aquello, en presencia de miles de judíos peregrinos venidos de todas partes. Mi intervención era un escándalo para los sacerdotes y demás jefes, porque ponía en tela de juicio su autoridad y su buen gobierno.
¿Y en qué terminó la trifulca?
J: Me salí de aquel barullo e invité a mis amigos más íntimos a cenar juntos. Nos reunimos en la casa de otro amigo mío. Fueron ingredientes importantes de la cena el pan y el vino, como siempre.
Z: ¿Y cómo siguió la cena?
J: Yo intuía que los sacerdotes iban a vengarse de mi actuación en el templo y de mi predicación contra todo su sistema de poder y de llevar la vida religiosa del pueblo. Intuía que podría ser mi última cena con mis amigos.
Al terminar de cenar, en lugar del brindis de costumbre, me levanté y les ofrecí el pan partido a cada uno. Cogí la copa del vino y la fui pasando uno a uno, como señal de mi amistad y comunión con ellos.

 

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La Última Cena de Jesús con sus amigos más íntimos.                                                     …………………..

Z: ¿Pero qué tiene que ver esa cena con la celebración de la Eucaristía, que hacen ahora los cristianos?
J: Mis seguidores celebran la Misa como una conmemoración de aquella cena. Es una forma de recordar mi vida, pasión, muerte y resurrección. Con esa celebración creen que yo me hago presente entre ellos y, porque lo creen, así es.
Z: ¿Y realmente te haces presente?
J: Hombre, pues sí. Yo les prometí en su día que siempre que se reunieran en mi nombre, estaría con ellos.
Z: ¿Y cómo es esa presencia?
J: Pues es una presencia espiritual, aunque algunos de mis teólogos (los católicos) han complicado mucho las cosas. Dicen que el pan que se consagra por el sacerdote pasa a ser realmente mi cuerpo y el vino, mi sangre. Es lo que llaman la transustanciación del pan y el vino en mi cuerpo y en mi sangre. De esta manera, los que asisten a la Misa, al comer el pan y tomar el vino, comen y beben verdaderamente mi cuerpo y mi sangre.
Z: ¿Y cómo es eso posible?
J: Ya sabes, para el que cree todo es posible. Otra cosa es que sea real. Además, tengo otras comunidades (algunas de las llamadas protestantes, por ejemplo) que a esa conmemoración sólo le dan un sentido rememorativo y simbólico.
Z: ¿Y qué hacen con el pan que sobre?
J: Los católicos, actualmente, lo guardan en un sagrario o camarín, que suele estar empotrado en el retablo de las iglesias.

la-Eucaristia-catolica Zaratustra y Jesús de Nazarez
La Eucaristía católica. La Hostia y el Cáliz. El pan y el vino. http://LA EUCARISTÍA de LA IGLESIA CATÓLICA       …………………..

Z: ¿Y tú sigues allí presente?

J: Los católicos dicen que sí. Me visitan con mucha frecuencia y me hablan como si realmente yo estuviera allí en cuerpo y alma.
En ciertas fiestas religiosas colocan la hostia, que identifican conmigo mismo, en un utensilio llamado custodia, hecha de metales preciosos como el oro, la plata y piedras preciosas. Luego la sacan en procesión con un profundo respeto por parte de los asistentes a la vez que rezan y cantan.
Z: Bueno, los míos también sacan en procesión el fuego sagrado en ciertos momentos destacados del calendario religioso que se han elaborado. También creen que Ahura Mazda se hace presente en el fuego. También le rezan y veneran. Con frecuencia se olvidan de que el fuego, por muy sagrado que sea, es sólo el símbolo de Ahura.
J: Yo tengo que reconocer que la Misa y ese culto a la hostia sagrada es el núcleo de la vida religiosa de los cristianos católicos.
Z: Lo mismo que el rito en torno al fuego lo es para los míos.
J: Para mí, lo importante es que se mantengan unidos y que esas celebraciones sirvan para que recuerden mi mensaje y sepan que yo siempre estoy cerca de ellos allá donde se reúnan en mi nombre.
Z: En el mazdeísmo, el rito central, como te dije, es el que tiene lugar en torno al fuego. Éste es el símbolo de la energía del Creador. El fuego y el Sol son las mejores imágenes que muestran la forma de ver la Divinidad y símbolos de su presencia entre nosotros.
Los hindúes también tienen su dios del fuego, amigo y protector de la divinidad. A él se asocian muchas formas de fuego: el fuego del hogar, el relámpago, el fuego de las hogueras funerarias y hasta el fuego de nuestro estómago, que arde dentro de nosotros.
Y no te digo nada de la importancia divina del fuego entre los griegos. Recuerda el mito del dios Prometeo. Entrega el fuego a los humanos sabiendo que era un privilegio reservado sólo a los dioses. Ese fue su gran pecado, que le mereció el más duro de los castigos por parte del Dios Supremo Júpiter.

 

Agni-o-dios-hindu-del-fuego Zaratustra y Jesús de Nazarez
Agni, el Dios hindú del fuego. …………………….

J: Entonces, ¿adoráis al fuego y al Sol?
Z: En absoluto. Los tomamos como símbolos. En torno a ellos mis seguidores rezan a Ahura Mazda, que es representado en ellos.
J: O sea, que es una forma simbólica de rememorar el gran acontecimiento de la Creación.
Z: También, pero no sólo eso. Es una forma de recordar que la energía divina es la que da vida a todo ser viviente. Ella hace crecer la hierba y los árboles; hace germinar las semillas y emerger las flores. Sostiene la fecundidad de los animales y de los seres humanos. Ella es la que mueve los océanos y hace bramar a los volcanes; dirige el movimiento de las estrellas y toda la música del inmenso Universo.
Además, el fuego, la ceniza blanca y el agua limpia son símbolos de la pureza de conciencia.
J: ¿Y teníais templos?
Z: Al principio no. Encendíamos el fuego en lo alto de una colina o algún otro promontorio y rezábamos a cielo abierto.
¿Pero luego, tus seguidores crearon templos?
Z: Bueno como los tuyos, que al principio tampoco tenían templos.
J: Efectivamente. Yo no fundé ningún templo. Además, crear templos cuando los cristianos eran perseguidos no era lo más oportuno. Sería como decir a los enemigos del cristianismo “estamos aquí, podéis venir a por nosotros”.
Z: En la misma situación estuvieron mis primeros creyentes. Sin embargo, cuando mi religión pasó a ser la religión oficial del reino, mis seguidores tuvieron toda la libertad para crear sus centros visibles de oración.
J: Los míos, al principio, tenían que vivir más ocultos. Tuvieron que construir muchas catacumbas, para ocultarse de sus perseguidores. Tener templos al aire libre era una temeridad.
Tras la conversión del emperador Constantino y convertir el cristianismo en religión oficial, crearon una gran variedad de templos: capillas, iglesias, basílicas y catedrales, siguiendo ese orden de importancia.
Z: Pues los míos también crearon sus templos. Entre ellos destaca el Templo del Fuego. Ten en cuenta que la luz, ya sea del fuego o de otro origen material, siempre fue un símbolo religioso de gran importancia.
J: Plenamente de acuerdo. Los templos de mis cristianos están llenos de velas ardiendo. La luz aparece en casi todos sus ritos.
¿Y cómo se estructura ese templo de los tuyos?
Z: Por fuera suele ser muy austero, sin imágenes ni bajorrelieves ni otra clase de adornos. Por dentro, suele tener varias estancias. En un lugar bastante retirado está el fuego sagrado que arde permanentemente y a donde está restringida la entrada. Ese rincón es algo parecido a los sagrarios de tus iglesias, donde los tuyos guardan el pan de la Eucaristía.

Sagrario-en-los-templos-zoroastrianos Zaratustra y Jesús de Nazarez
Una especie de sagrario en el que el fuego u otra fuente de luz arde permanentemente en el Templo del Fuego. ………………..

J: Ese fuego sagrado y permanente tiene un elemento correspondiente en la vela que arde sin interrupción y próxima al sagrario de los cristianos.

Z: Por otra parte, como ya te dije, tenemos el agua limpia y la ceniza blanca como elementos rituales de purificación
J: En algunos de los ritos más importantes de los cristianos es especialmente significativa el agua bendita, que también tiene un significado de purificación.
Z: Podríamos comparar otros muchos aspectos. Pero sería demasiado largo.
J: Y ahora dime: ¿Por qué crees que tu religión está casi desaparecida?
Z: Hubo varios factores. Cuando el griego Alejandro Magno, a mediados del siglo IV, invadió el imperio persa y estableció allí un reino griego, mi religión dejó de ser la religión oficial del Estado. Varios siglos más tarde, Persia fue invadida por los musulmanes. Éstos impusieron el islam como religión oficial y exclusiva del reino. Eso perjudicó mucho la continuación de mi credo.
J: ¿Y sólo por eso?
Z: Además, muchos de los elementos de mi doctrina fueron asimilados por el judaísmo, por tu religión cristiana y por el propio islam.
J: ¿Y no hubo ninguna causa interna?
Z: Habría que tener en cuenta que entre mis seguidores surgió un movimiento, que también perjudicó bastante a mi iglesia. Fue el movimiento encabezado por Mani, que recibe el nombre de maniqueísmo. No olvides que este movimiento, que se desarrolló en los siglos III y IV después ti, también tuvo su influencia en tu religión cristiana. Consideró la Materia como principio de todo mal y el Espíritu como principio de todo bien.
J: ¿Y estás de acuerdo con Mani?
Z: No. En absoluto. Recuerdo lo que comentamos anteriormente sobre la materia en general.
J: ¿Y cómo valoras la situación actual de tu doctrina?
Z: ¡Hombre¡ Habrás visto a lo largo de esta conversación cómo temas claves que yo prediqué se continúan en tu Evangelio y, como ya te dije, también permanecen en el judaísmo, en el islam e, incluso, en el hinduismo. Así que mi doctrina sigue viva en gran medida. Yo me siento muy orgulloso de ello.
J: La verdad es que tienes motivos para estarlo.
Z: Te lo agradezco. ¿Y cómo va la deriva de tu Evangelio?
J: La difusión de mi doctrina sigue con toda su fuerza. Y eso, a pesar de momentos muy difíciles como las discusiones teológicas que tanto la han complicado; a pesar de las guerras santas en mi nombre; a pesar de la llamada “Santa Inquisición”, que tanto persiguió a los mismos cristianos; a pesar de la deriva de algunos Papas, etc, etc. mi mensaje sigue teniendo una gran guerza.
No obstante, ya les previne cuando les dije: “Haced lo que dicen, no lo que hacen”. Tú conoces muy bien el refrán que afirma: “Obras son amores y no buenas razones”.
Tengo Papas, obispos, sacerdotes y cristianos de a pie, que dejan mucho que desear. Pero hay otros muchos que han entendido muy bien la esencia de mi mensaje y lo transmiten con gran energía y fidelidad.
Tenemos la organización de Cáritas, la de Manos Unidas; creamos hospitales, escuelas, universidades; ponemos en marcha centros de acogida para emigrantes; atendemos a los enfermos; tenemos muchas ONGs, que se dedican a la ayuda de toda clase de necesitados; tengo miles de misioneros, que se van por toda la Tierra sembrando la semilla de mi doctrina; Te podría citar otras muchas actividades. Y todas ellas se hacen en mi nombre con gran generosidad y sin pedir nada a cambio.
Z: Estás de enhorabuena.
J: De hecho, la voz que mejor se oye en el mundo pidiendo la paz, la solidaridad entre las personas y las naciones, la generosidad de los que tienen, la sensibilidad hacia los más necesitados, etc. es, en estos momentos, la del papa Francisco, la de los misioneros y tantos otros sacerdotes y seglares. Y, repito, todo lo hacen en mi nombre.
Z: Realmente, repasando la situación actual del cristianismo en el mundo, se puede observar la enorme influencia que está teniendo en toda la humanidad. Observo que la actual cultura occidental es producto en gran medida de las enseñanzas de tu Evangelio.
Sin la fe cristiana, Europa no sería la misma. Tampoco lo sería América, tanto la del Norte como la del Sur. Tampoco lo sería el continente africano, donde el cristianismo tiene actualmente una fuerte pujanza. También es muy fuerte en todo el Próximo Oriente.
Vamos, que has creado una profunda y duradera revolución sin tener un gran poderío económico, ni tampoco político; no has utilizado las armas para imponerte, aunque algunos de tus seguidores las hayan empleado movidos más por intereses políticos que por lo que tú predicaste. Tu gran fuerza fue siempre y sigue siendo ese mensaje tan sencillo y poderoso que me has explicado.
J: Gracias, Zaratustra. Por tu sincero reconocimiento.
Z: Cambiando de tema, ¿qué opinas de la existencia de tantas religiones?
J: Que ninguna es la única verdadera”. Que cada una a su manera es verdadera en cuanto ofrece al ser humano un camino de salvación, una orientación para su vivir de cada día. Dicho de otra manera, un estímulo para desarrollar el corazón bueno, que cada uno lleva dentro, y fuerza para combatir a los que eligen desarrollar la capacidad que tienen de desarrollar su corazón malo.
Z: Sin embargo, tus teólogos defendieron siempre que “fuera de la Iglesia (Católica) no hay salvación” (Extra Ecclesiam, nulla salus).
J: Es verdad lo que dices, pero últimamente, desde el Concilio Vaticano II, las cosas están cambiando. Corrigiendo ese viejo principio teológico habría que afirmar que “fuera de la Iglesia Católica hay mucha salvación” (Extra Ecclesiam, multa salus). Recuerda lo que te dije sobre mi sentencia en el Juicio Final: Se salvarán muchos que ni siquiera me han conocido.
Z: Verdaderamente, eres muy congruente.
J: Cuando al Dalai Lama le preguntaron qué opinaba sobre la existencia de tantas religiones respondió: “Una flor es hermosa, pero un ramo de flores lo es mucho más”. Y yo estoy plenamente de acuerdo.
Z: ¿Entonces la tuya y la mía en qué quedan?
J: Pues en que ambas son verdaderas. Cada religión es única en su verdad, pero ninguna es la única verdadera. Ninguna acapara el único camino de la realización del ser humano. Ninguna tiene el monopolio del camino de salvación. El Cielo tiene muchas puertas de entrada.
Z: O sea. Cada una tiene su propio valor ante el Creador.
J: Por supuesto. Aunque todas son limitadas y ahí está la razón de por qué unas desaparecen, otras se transforman y otras nuevas nacen y se desarrollan. Las religiones vienen y se van, pero la religiosidad del ser humano permanece.
Z: Yo llamaría a esas limitaciones la humildad ontológica de las religiones.
J: Como muy bien dicen los antropólogos de la cultura, ninguna cultura es capaz de desarrollar todas las capacidades de desarrollo que tiene el ser humano. Lo mismo les sucede a las religiones con relación a la religiosidad humana. Ninguna es capaz de agotar todas las posibilidades que el hombre tiene de desarrollar su religiosidad ontológica.
Z: Cuando yo vivía en el mundo aún no existían esos estudios antropológicos.

Pluralidad-de-las-religiones-595x558 Zaratustra y Jesús de Nazarez
El universo de las religiones. Un solo color es hermoso, pero muchos juntos crean una armonía más hermosa aún.                                                      ……………………………………

J: Estos principios antropológicos pueden resultar muy difíciles de admitir para muchos jerarcas y creyentes de a pie. Creen que se pone en duda la solidez de la doctrina en la que creen. Algunos Papas, obispos y sacerdotes dicen que eso es relativismo. Vamos, que equivale a decir que todas las religiones valen lo mismo.
Z: También a mí me deja un poco confundido.
J: Sin embargo, no es correcto decir que todas valen lo mismo. En absoluto. Todas valen diferente. Cada una aporta su propia verdad como algo único. De ahí la necesidad del diálogo entre las religiones. No para tirarse los trastos a la cabeza, sino para ver cómo aporta cada una su riqueza antropológica y teológica.
Z: Entonces, ¿cómo se entiende lo del Pueblo Elegido, que muchas de ellas se atribuyen?
J: Es por ese afán que tiene el ser humano de ser el poseedor de la Verdad. Es muy gratificante creerse el elegido del Ser Supremo. Te hace sentirte superior y especialmente protegido y respaldado por Dios mismo. Tendrás que sufrir contratiempos, si no te portas bien, pero siempre te sentirás superior a los demás.
A ver quién se niega a ser el transmisor del único camino de salvación de la humanidad. Los que se quieran salvar tendrán que venir a ti y someterse a tus reglas de salvación. Es demasiado tentador.

El-mito-del-Pueblo-Elegido-en-el-judaismo Zaratustra y Jesús de Nazarez
El mito del Pueblo Elegido en el judaísmo. Es un mito de privilegio ante Dios y excluyente.Mito del Pueblo Elegido     ……..…………….

Z: ¿Piensas que el cristianismo es el nuevo Pueblo Elegido?
J: Si lees mi evangelio, verás que yo nunca defendí que mi pueblo, el judío, fuera el Pueblo Elegido. Y también podrás verificar que yo nunca hablo de un nuevo Pueblo Elegido. Si recuerdas el criterio que mi amigo San Mateo pone en mi boca el Día del Juicio Final, para separar los que se salvan de los que se condenan, verás que, para salvarse, no pregunto si han pertenecido o no al supuesto Pueblo Elegido.
Z: Me alegro mucho de que dejes tan clara tu postura al respecto. Sin embargo, alguno de tus Papas proclamó que ellos, los papas, son infalibles en materia de fe. Si verdaderamente lo son, entonces la Iglesia Católica sí que es el nuevo Pueblo Elegido. Es como si el Papa fuera poseedor de la Verdad y que él tiene la capacidad de decir quien está en el camino de la salvación y quien no. Nadie más en la Tierra goza de ese privilegio. Ese dogma tiene tintes de cierta divinización del Papa.
J: Nada hay en mis evangelios que permita deducir ese dogma como algo que pertenezca al mensaje que yo enseñé. Ese dogma pertenece a la lógica del Pueblo Elegido, como muy bien apuntas. Y es que el afán de poder también puede alcanzar a los jerarcas religiosos.
Z: Me parece que tu Segunda Venida (Ida) a la Tierra va a ser necesaria para enderezar ese tema en tu Iglesia Católica.
J: Con todo, te puedo asegurar que mi religión, por principio, está abierta a cualquier ser humano que la quiera aceptar, sin distinción de pueblos, ni razas, ni categorías sociales. Eso sí, con una atención preferente a los que su sociedad desprecia, margina o tiene por seres inferiores. Los humildes, los pobres, los desvalidos de todo tipo, etc. son mis preferidos.
Z: ¿Y eso del Pueblo Elegido no tendrá mucho que ver con las Guerras Santas?
J: Fíjate si puede ser así que yo me atrevería a decir que una gran parte de los hombres ha muerto en nombre de Dios (o porque los mataron en su nombre o porque se dejaron matar por fidelidad a Él) y no de muerte natural. Las Guerras Santas son producto del fanatismo religioso, que no comparto en absoluto
Z: Ya. Las religiones tienen mucho que ver con la mayor parte de las guerras.
J: Casi todas las culturas tienen un Dios de la guerra. En su nombre matan a sus enemigos. El mismo Yahvé de los judíos es calificado como “Dios de los Ejércitos”.
Z: Desde luego. Basta echar un vistazo a los panteones de las distintas religiones. Nunca falta el Dios de la guerra, ya se llame Odín, Marte, Yahvé, Sejmet, Atenea, o como quiera que se le llame.

 

Odin-2 Zaratustra y Jesús de Nazarez
Odín, Dios vikingo de la Guerra …………………………..

 

Mitra-dios-persa-de-la-guerra Zaratustra y Jesús de Nazarez
Mitra, Dios persa de la Guerra antes de Zaratustra.                               …………………………                                                                                                                                               
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Yahvé, dios israelita de los ejércitos: Yahvé Sabaot.   …………………………….

 

 

 

Atenea Zaratustra y Jesús de Nazarez
Atenea, diosa griega de la guerra.                        ……………..

 

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Marte, dios romano de la Guerra.                      ……………

J: Además poseían un gran poder dentro de cada panteón.
Z: Sí. Ya podemos predicar tú y yo un Dios de la Paz que ellos se encargarán de convertirlo en un Dios de la Guerra.

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Los que matan en nombre de Dios. Abubakar Shekau, cabecilla del movimiento terrorista Boko Haram, su guerra santa de fe islámica. …………………………..

J: Yo pienso que los jerarcas religiosos, a medida que van adquiriendo poder sobre las conciencias, se ven en la tentación de convertirse en señores en lugar de servidores de la religiosidad humana. Y ese dominio se afianza, si son considerados como los únicos verdaderos representantes de Dios en la Tierra.
De hecho, los que defienden que yo también soy Dios da a mis representantes un poder inmenso sobre las conciencias de mis seguidores. Esa fue ya desde antiguo la gran tentación de los jerarcas cristianos. Y es que ser el representante directo de Dios mismo da mucho poder. El poder sobre los demás es muy tentador y es muy difícil renunciar a él.

 

Las-llaves-de-San-Pedro Zaratustra y Jesús de Nazarez
Las llaves de San Pedro, llaves de las puertas del Cielo.                           ……………..………………

Z: ¿ Y tú estás de acuerdo?
J: Ya te dije que no. La fuerza de mi mensaje no depende de que yo sea Dios o no. Tiene su propia fuerza interna, que el Padre se encargó de darle hasta ser capaz de transformar todo un imperio como el romano y de superar todas las persecuciones que tuvo y aún tiene a lo largo de su ya larga historia.
Z: ¿Qué tendrá el ser humano que es incapaz de vivir como si Dios no existiera? Siempre necesita tener un Dios Supremo, aunque crea en otros muchos al mismo tiempo.
J: El hombre tiene una necesidad natural de tener algún tipo de Ser Absoluto, que le proporcione una orientación en el ejercicio de su libertad y que dé un sentido último a su existencia.
Z: Explícate un poco más.
J: Ese sentirse religado a alguna forma de Ser Absoluto lo podemos llamar religiosidad natural del hombre a cuyo servicio están las distintas religiones. Ellas ofrecen una forma concreta de ver ese Ser Supremo, de darle nombre, de describir sus atributos y de clarificar sus relaciones tanto con los hombres como con del resto de la Naturaleza.
Z: ¿Entonces piensas que nadie puede ser ateo en realidad?
J: Los que dicen ser ateos o que niegan la existencia de Dios, lo que niegan realmente es una determinada concepción de Dios. Además, siempre lo hacen en nombre de otra Divinidad, aunque no presenten a ésta como tal Divinidad. Piensa, por ejemplo, en la Santa Revolución Comunista, una verdadera diosa de la guerra para sus seguidores y en nombre de la cual quieren exterminar todas las demás religiones.

 

La-Santa-Revolucion-comunista Zaratustra y Jesús de Nazarez
La Santa Revolución Comunista. Por ella unos matan a los capitalistas y a los contrarrevolucionarios, y otros mueren luchando por imponerla. Al final, esa diosa se los traga a todos. MARXISMO, RELIGIÓN DEL ODIO                                           ………………………………….….

Z: ¿Y merece la pena interesarse por ese tipo de ateísmo?
J: Por supuesto. Debes tener en cuenta que en nombre de la Santa Revolución Comunista han muerto ya muchos millones de seres humanos. Además, aunque esa Revolución es enemiga de todas las religiones, ha perseguido, desde su inicio y con especial saña, a mis seguidores.
Z: ¿Lo hace por algún motivo especial?
J: Parece que les molesta que los cristianos sean amigos de los pobres y de toda clase de marginados de la sociedad. Creo que les molesta la fortaleza de su fe cristiana. El comunismo se considera a sí mismo como el nuevo redentor de toda la humanidad y como el único verdadero defensor de los pobres y los marginados, principalmente de los trabajadores.
Z: O sea, que también hubiera perseguido a mis seguidores.
J: No lo dudes.
Z: ¿Y qué opinas de este llamado mundo moderno en el que cada país se arma y rearma cada vez más, pensando en la próxima guerra?
J: Tengo miedo de que cualquiera de ellos lance la primera bomba atómica y que surja una reacción en cadena. Esta humanidad podría desaparecer o quedar reducida a pequeños restos dispersos por toda la Tierra.
Z: Y ante esta amenaza ¿qué pueden y deberían hacer las distintas religiones?
J: Ellas manejan los sentimientos más profundos del ser humano. Tienen en su poder un arma más poderosa que las bombas. Son las que mejor pueden llegar al corazón, a su parte buena, y evitar que la mala se imponga, y también lo contrario.
Z: Yo pienso igual. Por eso puse en marcha mi revolución religiosa, como tú hiciste después.
J: Ese poder de las religiones se puede ilustrar con la interesante ley de la palanca de Arquímedes: Dame un punto de apoyo y moveré la Tierra. Pues bien, el Paraíso Final, que prometen las religiones y al que todo el mundo aspira, es un poderoso punto de apoyo, para suscitar los buenos sentimientos. Aunque también puede ser utilizado para todo lo contrario. Tú lo utilizaste y yo también. Recuerda lo del Juicio Final.
Z: Sí, pero ¿no querrás decir que ese Juicio Final, como quiera que se le entienda, no tiene fundamento o no tiene su verdad?
J: Por supuesto que no. Es un elemento clave de la fe religiosa y de toda ideología. Es muy necesario recordarlo de vez en cuando. Que los hombres sepan que, en medio de todas sus ambiciones, la última palabra la tiene el Creador en ese Más Allá, que atrae tantas esperanzas.
Z: Pues sí. La lucha entre el Bien y el Mal, entre la Verdad y la Mentira, persistirá mientras el hombre libre viva. Al final, sin embargo, ambos sabemos y así lo enseñamos que el Bien triunfará.
J: En eso estamos plenamente de acuerdo.
Z: No obstante, pienso que también las religiones pueden abusar de ese poder sobre las conciencias.
J: Ah, por supuesto. Ambos tenemos buena experiencia de ello. Tú te rebelaste contra ese abuso y yo también.
Z: ¿Y cómo ves la religión cristiana en este panorama de la actualidad?
J: Como ya sabes, en la esencia de mi mensaje está el fomento del amor y la paz entre las personas. Pero no menos esencial es el luchar contra las injusticias, los atropellos, las humillaciones, etc., de las más débiles.
Z: Yo también insistí mucho en que no bastaba creer. Que era imprescindible luchar para que el Bien no se vea ensombrecido, como ya te dije.
J: Ya sabes, recuerda: A dios rogando y con el mazo dando.
Z: Plenamente de acuerdo. Pero ¿y las relaciones entre los gobiernos?
J: Ahí entran en juego los fuertes deseos de tener poder. Todos quieren mandar sobre los demás. Esa pasión es tan fuerte que puede cegar por completo esa capacidad que todo ser humano tiene para hacer el bien.
Z: De eso también yo sé algo. Estuve muy cerca de esas luchas en los gobiernos con los que conviví. Fue en esas circunstancias donde pude experimentar con más intensidad la lucha entre la Verdad y la Mentira.
J: Pues ahora sigue sucediendo lo mismo. Parece que en ese aspecto la humanidad no ha cambiado en absoluto. Se utiliza la mentira constantemente como medio para engañar a los pueblos. El fin justifica los medios. Con tal de llegar al poder, vale todo, incluso asesinar al adversario, como están haciendo algunos. Te podría poner muchos ejemplos, que son de sangrante actualidad.
Z: La verdad es que en esos círculos del poder no hay amigos. Se fingen amistades. Y, como se dice ahora, abundan los “palmeros”. Lo de siempre.
J: Amigo Zaratustra. Podríamos seguir esta conversación tan interesante. No sabes lo bien que me encuentro por haberte conocido. Ahora ya sabes quién soy yo y yo, quién eres tú. Me alegro un montón de que tantos años antes de mí haya habido un mensaje con tantos elementos en común con el mío. Yo vuelvo con los míos. Me necesitan.
Z: Y yo con los míos.
J: Un abrazo. Adiós.

Jesus-y-Zaratustra Zaratustra y Jesús de Nazarez
Jesús se retira del encuentro con Zaratustra.            ……………………………
Zaratustra-y-Jesus Zaratustra y Jesús de Nazarez
Zaratustra se retira encantado del encuentro con Jesús y se va con los suyos.                 ……………………………….

 

Y, como vinieron, así se fueron perdidos en la niebla resplandeciente del Cielo.
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