Relatividad cultural y relativismo en religión

  Relatividad cultural y relativismo en religión

Carta a rabinos, obispos e imanes

Hoy se oye hablar con mucha frecuencia a este tipo de autoridades en contra del relativismo que, según ellas, se extiende cada vez más debido a los poderosos medios modernos de comunicación. Frente a ese supuesto enemigo del relativismo se afanan predicando y escribiendo para denunciarlo como un peligroso enemigo. Incluso hablan de la dictadura del relativismo, como hizo Benedicto ZVI. Frente a él esgrimen la verdad única, absoluta y excluyente de su propia fe y reducen la relatividad cultural a relativismo, confundiendo ambos.

Rabino-judío-150x150   Relatividad cultural y relativismo en religión
Rabino. Judaísmo. Los clérigos de las religiones pueden educar para el diálogo o para el fanatismo. No admiten la relatividad cultural de su religión. …………………………………………

De esta reacción y doctrina se alimentan, aunque no sea intencionadamente, los movimientos integristas entre sus respectivos fieles. Actualmente los movimientos más violentos son los musulmanes. Cada uno declara su propia guerra santa contra todo aquél que se le oponga, incluso aunque sea también musulmán. Son muchos los musulmanes que son víctimas de sus propios movimientos integristas. Los talibanes,  Al Kaeda, el DAESH (el EI) por ejemplo, han matado más musulmanes que cristianos o seguidores de otras religiones. Sin embargo, se oyen, al menos en nuestros medios occidentales de comunicación, pocas voces de autoridades religiosas musulmanes condenar esos movimientos y sus actividades criminales.

Los movimientos integristas cristianos, sean católicos o de otras confesiones, actualmente no se muestran con esa violencia. Eso, no obstante, no excluye que contengan en su ideología religiosa los gérmenes de la misma. Desde que subió al papado Juan Pablo II y después con Benedicto XVI todos los movimientos más integristas: Catecúmenos, Kikos, Opus Dei, etc., etc., han gozadode de especial acogida por parte del Vaticano. Se dieron intentos de un retorno a viejas tradiciones: confesión privada, misa en latín, misa de espaldas al público, pesadas liturgias al estilo pre-Vaticano II, etc. Y todo eso, a pesar de que, de cara a la galería, se presume de “diálogo interreligioso”. Se convocan llamativos encuentros interreligiosos, con gran propaganda. Se sacan la foto juntos, pero cada uno se mantiene en su exclusivismo doctrinal. No obstante, las cosas están cambiando con el Papa Francisco.

Los judíos no están en mejor situación. Cuentan con un poderoso movimiento integrista, con gran influencia política y económica.

Ese diálogo resulta un tanto estéril, mientras no se pongan en juego los elementos más excluyentes de cada religión. No obstante, eso parece que va para largo. Nadie quiere poner sobre la mesa los elementos más excluyentes de su propia fe.

Yo les pregunto: ¿Por qué tanto miedo a reconocer la relatividad cultural de las religiones? ¿Es que ven peligrar su poder religioso? ¿Es que desconfían del mismo Dios que predican? Y es que ese Dios ha visto pasar infinidad de religiones en la historia de la humanidad antes de que existieran Moisés, Jesús de Nazarez o Mahoma. Es más, la mayor parte de la humanidad actual está fuera de esas religiones. ¿Acaso todos esos millones de “paganos” o “infieles”, como esos jerarcas los califican, no son tan “hijos de Dios” como ellos mismos? ¿Se puede decir sin arrogancia que estas tres grandes religiones no tienen nada que aprender de todos ellos?

Defender la propia verdad no conlleva necesariamente la necesidad de excluir toda verdad en los demás. Que relatividad no es relativismo. Identificarlos interesa sólo a los dogmáticos, que no quieren reconocer las limitaciones de su propia verdad. Quieren tener la verdad absoluta y excluyente. No les basta que les digan que su verdad puede ser auténtica y única sin que sea exclusiva. Poner limitaciones a su verdad les hace temblar y sentirse inseguros. Quieren la seguridad absoluta, aunque sea a base de despreciar la verdad de los demás y de humillarlos considerándolos inferiores y equivocados en sus doctrinas y su fe. Acusar de relativismo a los que no piensan igual es la gran escusa de integristas e intolerantes.

Benedicto XVI habló repetidas veces del relativismo, porque no quería reconocer la relatividad (las limitaciones culturales) de su doctrina católica. Quiere que la religión católica sea la única verdadera, la única expresión suprema de la religiosidad humana. Lo deja bien claro en su encíclica Dominus Iesus y en otros documentos.

No entienden que el relativismo es contradictorio en sí mismo. Si dice que todas las religiones valen lo mismo, que todas las culturas valen lo mismo, entonces tiene que admitir que el principio que diga lo contrario también es válido y eso es contradictorio.

Por el contrario, el principio de relatividad cultural sostiene que cada religión, cada cultura en general (y la religión es una parte de la cultura), tiene un valor diferente, para la realización del ser humano. Este principio es el que inspira una actitud abierta hacia los valores de otras culturas y religiones; fomenta el reconocimiento de la función positiva de otras religiones. Afirma que mi religión y mi cultura son las mejores para mí. Pero el reconocer su valor limitado me pone en la situación de reconocer el valor complementario de las demás en lo que a la realización plena de las distintas posibilidades del ser humano se refiere. El principio de relatividad cultural abre el camino al principio de complementariedad entre culturas y religiones.

Relatividad significa la religación inevitable de cada religión con el universo cultural en el que nace y se desarrolla. Reconocer esa relatividad no significa quitarle el valor único que cada una tiene para expresar y realizar de forma concreta la religiosidad de sus seguidores, adaptándola al medio tanto físico como cultural en el que viven.

Esa religiosidad es más antigua que todas las religiones. Es connatural al ser humano. Es la raíz de la que brotan todas y cada una de ellas. Pero ninguna de ellas es capaz de expresar y realizar esa religiosidad de forma absoluta y con valor universal. Cada una es una expresión y una realización limitada en el tiempo y en el espacio, como lo son todas y cada una de las culturas.

 

Obispo-católico-300x156   Relatividad cultural y relativismo en religión
Obispo católico.  El complejo de posesión de la Verdad  se manifiesta no sólo de palabra, sino también en muchos tipoes de gestos.                                          No llames pagano al que no es de tu religión. La relatividad cultural no quita fuerza a tu mensaje. ……………………………………………………………………

De ahí hay que concluir:

  • Que cada forma concreta de religión ha de estar al servicio de esa religiosidad.
  • Que la religiosidad humana es obra del Creador y las religiones que le dan forma son obra del hombre. Son creaciones culturales.
  • Que, por ser obra del hombre, tienen sus grandezas y sus miserias irremediables.
  • Que, cuando una religión pretende tener un valor absoluto y universal, está desafiando a todas las demás y al mismo Creador de la religiosidad humana. Es pretender monopolizar esa religiosidad cuando el mismo Dios le dio la capacidad de crear religiones según las circunstancias espacio-temporales y culturales de cada pueblo.
  • Que estas tres grandes religiones (judaísmo, cristianismo e islam) cuentan en su propia historia con sangrientas guerras y millones de muertos en nombre de un “Dios de paz y de verdad”. Esa historia desautoriza completamente su pretensión de poseer la Verdad religiosa Suprema y Única. 
  • Que tener un valor único, cosa que no es discutible, no justifica la pretensión de ser el único valor universal como religión para todos los seres humanos, todos los tiempos y todos los lugares de la Tierra.
  • Que, si fuera verdad, el que cualquiera de estas tres religiones fuese la única verdadera, miles de millones de seres humanos habrían sido privados de ella. Eso supondría un duro golpe a la providencia divina, que esas mismas religiones predican. Por un lado, Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad, dicen. Por otro, privan a la mayor parte de la humanidad de ese “supuesto único camino de salvación”.
  • Que es muy fácil hacer decir a Dios lo que conviene a nuestros intereses de poder religioso (y político).
  • Que bajo el paraguas de exportar nuestra verdad, justificamos y exportamos el colonialismo y el expolio de las riquezas materiales y espirituales de otros pueblos. ¡Cuántos documentos de las civilizaciones indígenas precolombinas quemaron nuestros misioneros y los militares que les acompañaban!
  • Que a Dios nadie le puede poner un “bozal” para que no pueda hablar donde y cuando quiera.
  • Que debemos tener nuestro oído atento para escuchar su palabra en cualquier momento, en cualquier lugar, en cualquier cultura y religión distintas a la nuestra.
  • ¿Por qué tanto empeño en monopolizar su palabra y en manipularla para los demás? ¿Por qué no dejamos que Dios siga hablando? ¿Por qué nos empeñamos en imponerle una especie de silencio universal agarrándonos a nuestras Escrituras Sagradas, con un mensaje petrificado?
  • La palabra de Moisés es una palabra divina y única para los judíos, pero no tiene por qué serlo para el resto de la humanidad. Lo mismo sucede con la palabra de Jesús para los cristianos y la de Mahoma para los musulmanes.
  • Que la actitud de posesión de algo único y, a la vez, de reconocimiento de su valor limitado y complementario con otras opciones, es la actitud que abre las puertas a un auténtico diálogo intercultural e interreligioso, sin fingimientos ni hipocresías.
  • Que la “paz” y el “diálogo” se han convertido, tanto en el campo religioso como en el político, en verdaderos mitos manipulados de forma interesada y que se están volviendo vanos, porque no se basan en el principio de relatividad. Se presume mucho de “diálogo” y de ser dialogante, para ocultar posturas intransigentes.
Iman-en-el-islam-300x168   Relatividad cultural y relativismo en religión
Imán, Islam. Lo que predicas tiene un verdadero valor único, pero no es el único valor verdadero para dirigir la vida humana de tus creyentes. No llames infiel al que no es musulmán. La relatividad cultural no es enemiga de tu mensaje. ………………………………………………

De todo esto se sigue que, si queremos la paz y el diálogo sinceros, tenemos que cambiar muchas cosas en la educación cultural y religiosa de los creyentes. No una educación en la posesión de la única verdadera fe, que en el fondo conlleva un cierto racismo religioso. No una educación en la soberbia religiosa y cultural en general, como se viene haciendo. Mejor una educación en los valores de nuestra religión y cultura, pero reconociendo a la vez los valores de las demás, aunque esos valores no nos lleguen al corazón o no los sintamos. Decir “Alá” o “Yahvé” para un cristiano no le produce ningún sentimiento de respeto. Sin embargo, debe reconocer que esos nombres son sagrados para musulmanes y judíos; que debe respetarlos y reconocer su enorme significado para los seguidores de esas religiones.

¿Y qué decir de las religiones africanas y orientales? Durante siglos y milenios han sido la expresión y realización de la religiosidad humana de esos pueblos. ¿Se les puede calificar de “primitivas” y erróneas sin caer en el más rancio de los etnocentrismos?

Rabinos, Obispos e Imanes, ¿a qué teméis? ¿A perder poder sobre las conciencias? ¿A perder poder social y político? ¿O realmente a que los no creyentes de vuestra religión se condenen?

Antes de vosotros y de vuestra religión la humanidad tiene miles de años de historia. A buen seguro que ese Dios que predicáis ya se ocupaba de la salvación de todos esos seres humanos. Y no podéis asegurar que les fue peor que con vuestras religiones.

¿Tan imprescindibles os creéis que Dios sin vosotros ya no tiene nada que hacer con relación al futuro de la humanidad? Os habéis convertido en fines de la religiosidad humana, cuando en realidad sólo sois medios para su desarrollo histórico. Y los medios pueden volverse caducos y necesitar ser cambiados.

Sin embargo, me parece que os pido demasiado. El hombre masa está a favor vuestro. Él quiere que le digan lo que tiene que hacer. No quiere pensar por sí mismo. No se atreve a correr el riesgo de equivocarse. Se entrega en vuestras manos. Prefiere la comodidad y que sea otro el que corra riesgos. El ¡Sapere aude¡ de Kant es cosa de minorías muy minoritarias. Y si ese fuera el sino de la gran mayoría de la humanidad, estas reflexiones mías tienen un pobre porvenir.

Pero no me desaliento. Sócrates se atrevió a pensar por sí mismo y le obligaron a suicidarse. Séneca discrepó del gran poder del Imperio y también le exigieron el suicidio. Zaratustra tuvo que huir de la corte y sdu politeismo, pero, al final, lo mataron, aunque no esté claro si fue y cómo fue. Jesús de Nazarez se enfrentó al orden establecido y le crucificaron. Mahoma se opuso a la religión dominante y tuvo que defenderse con las armas. Buda tuvo que huir de su palacio y la corte que le tenía secuestrado para poder trazar su propio camino. Y así otros muchos.

Sin embargo, cuando sus detractores les creían muertos, cada uno de ellos dejó hundida en tierra su semilla, que germinó poderosa y duradera a través de los tiempos. Murieron los jueces. Triunfaron los reos.

Cada uno de ellos se reveló contra la religión oficial dominante. Pero no nos confundamos. Jesús no se reveló contra Moisés, sino contra la institucionalización de su mensaje. Mahoma no se reveló contra Jesús de Nazarez, sino contra un cristianismo apoltronado y otras religiones que dominaban la meca. Buda no se reveló contra el hinduismo originario, sino contra la versión dominante institucionalizada del mismo.

Pasado el tiempo, cuando las ramas del árbol se vuelven viejas y rígidas, se hace imprescindible una poda a fondo para que nazcan del mismo tronco ramas nuevas y pujantes de sabia, flexibles y así capaces de suportar los fuertes vientos de los nuevos tiempos.

Paro, actualmente, las tres grandes religiones se han restalecido en el poder, obscureciende su mensaje original. 

No obstante, si eres cristiano, confía en el poderoso mensaje de Jesús.http://La fecundidad del mensaje de Jesús de Nazarez Su esencia la dejó muy clara el evangelista Mateo cuando decribe el Juicio Final, aunque sea una simple imaginación. Deja establecido el criterio fundamental de la salvación y la condenación eternas, según el pensamiento de Jesús.:

San Mateo (25, 31-46) dice así:

Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria con todos sus ángeles se sentará sobre el trono de su gloria. Todos los pueblos serán llevados a su presencia y él separará unos de otros,  como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.  Entonces el rey dirá a los de su derecha:

“Venid benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui emigrante y me acogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, preso y fuisteis a verme”.

 Entonces los justos le responderán: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos emigrante y te acogimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?

 Y el rey dirá:

Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. 

 Luego dirá a los de la izquierda:

 “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no medisteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui emigrante y no me acogisteis, tuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.

 Entonces, responderán también ellos: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento o emigrante o enfermo o en prisión y no te asistimos?”

 Y él les contestará:

“Os aseguro que cuando no lo hicisteis con uno de esos pequeñuelos, tampoco lo hicisteis conmigo” .

 Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna.

Jesús no les pregunta si son cristianos o no, si fueron a  misa o no,  si creyeron en la Santísima Trinidad o no, si creyeron en su divinidad o no, si creyeron en la Inmaculada Concepción o no, si admitieron la infalibilidad del Papa o no, etc.Cristianismo anónimo, un cristianismo universal

One thought on “  Relatividad cultural y relativismo en religión

  • Antonio Rivero

    Tienes razón, Avelino, en todo lo que expones en esta carta. Sólo comentaré brevemente lo referente al diálogo interreligioso.
    Juan XXIII tuvo muy claro lo que Jesús de Nazaret decía: Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no sabéis discernir las señales de los tiempos. (Mat.: 16,4)
    El papa Juan leyó muy bien esas señales y convocó un concilio para llevar a cabo lo que él llamó el «aggiornamento» en la Iglesia Católica. Abrió las ventanas para que entrase aire fresco, pero otros las fueron cerrando.
    Algunos pasos se han ido dando, como los encuentros de Asís. Actualmente se celebra todos los años la «Semana de oración por la unión de los cristianos», pero a partir de ahí ¿Qué? ¿No se estará esperando a que los demás vengan al verdadero redil que es el propio?
    !Ah! y en cuestión de rediles, Jesús también fue muy claro: «Tengo otras ovejas que no son de este redil». O sea, rediles hay muchos, y todos son suyos.
    Hay una buena noticia. Este año 2017, católicos y luteranos, quieren celebrar juntos el 500 aniversario de la Reforma. ¿Tendrán las iglesias la suficiente dosis de humildad para decir a las demás: Perdón hermanas por mis errores y condenas?
    Pienso que entre los grandes escollos para esa unión están los dogmas, ya que son proclamados como ciertos, innegables e incuestionables por ser doctrina revelada. Pero me pregunto: ¿Ya que ninguna iglesia va a renunciar a sus dogmas, a esos dogmas, no se les podría dar una nueva interpretación a la luz de los tiempos?
    Creo que eso, como tú dices en esta carta, parece que va para largo.
    ¿Cuántos papas Francisco tendrán que venir para llegar a algún avance?

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