La clase sacerdotal egipcia y su gran poder

CLASE SACERDOTAL EGIPCIA

Los datos que recojo en este breve ensayo ya están publicados con mucho detalle por los egiptólogos. Aquí sólo quiero añadir una reflexión sobre el gran poder de la clase sacerdotal, así como su importante papel en el desarrollo de la religiosidad humana tomando como ejemplo la clase sacerdotal del gran dios egipcio Amón. Muchas de las características que se analizan aquí son comunes a las clases sacerdotales de otros dioses y otras religiones, incluida cristiana.

En la cultura egipcia, ya desde sus momentos pre-monárquicos, se dio una creencia fundamental que determina toda su historia hasta su desaparición bajo el imperio romano: es la creencia en la existencia del espíritu humano en el Más Allá o Ultratumba y en la recuperación del propio cuerpo o resurrección. No es una creencia exclusiva de la cultura egipcia. Se da en todas las religiones y siempre con una gran fuerza en la conducta de los creyentes. No obstante, hay que decir que en la cultura egipcia ha tenido una influencia muy destacada.

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Las pirámides de Guiza                                La clase sacerdotal egipcia y su gran poder.                                      …………………………

En torno a esa creencia egipcia se crea toda una teología, unos ritos funerarios muy completos y su clase sacerdotal. Se puede decir que se trata de una religión de los muertos o una tanatología religiosa. En ella se incluye toda una antropología o concepción del hombre. En el desarrollo y sistematización de todo ese pensamiento el rey o Faraón y la clase sacerdotal son los protagonistas en cada momento de la histórico del gran Egipto.

Ellos son los que ponen los nombres a los dioses, establecen su jerarquía divina en torno a un Dios Principal (Ptah, Osiris, Ra, Amón o Atón), establecen y regulan su culto, determinan las ofrendas, escriben las oraciones, las normas de lo moralmente correcto e incorrecto, deciden las fórmulas mágicas tanto para esta vida como para el tránsito después de la muerte, etc. También desarrollan la “geografía del Más Allá” estableciendo los distintos lugares y estados por los que tiene que pasar el alma humana hasta llegar a su situación final: Cielo o Infierno (Aaru o Duat).

La clase sacerdotal egipcia va estrechamente ligada a la historia de los reyes y faraones de esta cultura. Empieza antes del año 3.100 a. C. y llega hasta el suicidio de Cleopatra y Marco Antonio cuando éste perdió la guerra contra Octavio en la batalla de Accio, en el año 31 a. C. Fue seguramente la clase sacerdotal más longeva en la historia de las religiones[1].

Los sacerdotes ya existían durante las dinastías reales I y II del Período Arcaico (3100-2686 a. C.). Se dedicaban al culto de algún dios particular, al cuidado del templo correspondiente, a vestir las imágenes, etc. Y, como es común a las distintas religiones, se daban ofrendas a la Divinidad, cuya cuantía era importante para la economía. Los sacerdotes eran los encargados de recibirlas y administrarlas.

Eran las personas más cultas junto a otros miembros de la nobleza como los que componían la familia real, arquitectos, astrónomos, escribas, administradores de la economía del imperio, jefes militares y otros funcionarios destacados en aquella sociedad.

La historia de la clase sacerdotal egipcia es tan larga como la historia de la cultura de este gran país. Aquí me limitaré a destacar la importancia y funciones principalmente de los sacerdotes del dios Amón, porque fue la clase sacerdotal egipcia más poderosa y duradera.

Para comprender el estatus propio de aquella clase sacerdotal, es importante tener en cuenta la teología propiamente dicha; es decir, sus divinidades y, principalmente, la concepción y el nombre del Dios Supremo dentro de su panteón.

 

El dios Amón

Sin dioses no hay clase sacerdotal. La divinidad y el concepto que se tenga de ella es el origen de todo lo sagrado en cada cultura: los sacerdotes, los templos, los ritos sagrados, las imágenes de seres divinos o divinizados, otros lugares sagrados, símbolos de toda clase, etc.

En cada religión, aunque tenga varios dioses, siempre hay uno que se toma como el Dios Supremo, aunque no sea el objeto más cercano e importante en la devoción cotidiana de los creyentes.

Entre los dioses de la cultura egipcia hay tendencia a reunirlos en trinidades o tríadas. En Tebas, Antiguo Egipto, fue muy venerada la trinidad formada por Amón, su esposa Mut y su hijo Jonsu. En Heliópolis, Bajo Egipto, al principio de la creación estaba la trinidad del dios Sol y su hijo Shu, dios del aire, y su esposa Tefnut, diosa de la humedad.  Dentro de su descendencia está la trinidad formada por Isis, su esposo y hermano Osiris, y el hijo de ambos, Horus.[2]

Centrémonos en el dios Amón. Se dice que tuvo su origen en Tebas. Tiene su mayor esplendor durante el Imperio Medio, a partir de 2050 a. C.

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Dios Amón.                      En el Antiguo Egipto pasó de ser el principal dios de Tebas (Alto Egipto) a ser rey de todos los dioses del Alto y del Bajo Egipto, dominio simbolizado en la doble corona. …………………..……………

En esta época se construye el gran templo de Karnak, dedicado al dios Amón. Sus ruinas se encuentran en el Luxor actual. La grandiosidad de aquel templo es una muestra del enorme poder de este Dios Supremo en la cultura egipcia durante más de dos milenios.

El culto a este dios ya venía de antiguo y principalmente en Tebas, pero en estas fechas se convierte en el principal dios del imperio. El faraón Amenemhat (XII dinastía, Imperio Medio, 2050-1750 a. C.) trasladó la capital a Tebas. Con el faraón Amosis el imperio se ensancha hasta Siria por el Norte y Nubia por el Sur. Como agradecimiento al Dios Amón por las conquistas obtenidas, los faraones potencian aún más el culto a ese dios llamándole Amón-Ra y ampliando el templo de Karnak.

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El gran templo de Karnak, dedicado al dios egipcio Amón.     La clase sacerdotal egipcia y su gran poder.               ………………….

Amón se caracteriza por ser el dios creador del mundo y de todas las cosas que hay en él. Se le identificó con el dios Sol o Ra. Se presenta como un dios benevolente, protector de los faraones y de todos los habitantes de Egipto. Tenía el poder de concederlas lluvias y hacer brotar así buenas cosechas. A él se atribuyen los triunfos de los ejércitos de Egipto contra los enemigos.

También se dice que era defensor de los derechos de los pobres y protector de los caminantes. Defendía los principios de maat:  bondad, verdad y justicia. En uno de sus himnos se dice que

Viene a la voz del pobre en angustia, que da aliento al que es miserable … Tú eres Amón, el Señor del silencio, que viene a la voz de los pobres, cuando le llamo en Mí misericordia, viene y me rescata … Aunque el siervo estaba dispuesto a hacer el mal, el Señor está dispuesto a perdonar. El Señor de Tebas no pasa un día entero en cólera. Su ira pasa en un momento. Vuelve a nosotros en misericordia. Que tu ka[3] sea amable, que perdones, no volverá a suceder[4].

Señor de la verdad, padre de los dioses, creador de los hombres, creador de todos los animales, Señor de las cosas que son, creador de la plantilla de la vida.

La supremacía de este dios no era incompatible con otros muchos dioses menores. Precisamente la rebelión del faraón Akhenatón contra los sacerdotes de Amón fue, entre otras razones, por el influyente politeísmo en el templo de Karnak y el poder que había adquirido su clase sacerdotal. Akenatón cambió el dios Amón por el de Atón o dios Sol y creó una nueva ciudad para él llamada Akhtatón. Marginó todos los dioses menores e impuso un estricto monoteísmo.

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El faraón Akhenatón se rebela contra la clase sacerdotal egipcia del dios Amón y su gran poder.             ……………

Como el Faraón era la suprema jerarquía religiosa, dejó a los sacerdotes de Amón fuera del poder tanto religioso como político y económico.

Muerto Akhenatón, los sacerdotes de Amón se volvieron a imponer y borraron todo lo que Akenatón había construido, volviendo al culto de Amón. Una verdadera guerra entre dioses y sacerdotes. El culto de Amón, extendido por todo Egipto, se conservó hasta la llegada del cristianismo.

Los faraones y el dios Amón-Ra

Es muy larga la lista de los reyes y faraones de Egipto. Tiene nada menos que XXXI dinastías, cada una con su serie de faraones. Cleopatra fue la última de esa serie.

Los faraones fueron considerados como hijos de Amón-Ra. Muchos fueron divinizados y se les rendía culto tras su muerte durante algún tiempo. Pienso si esta divinización del faraón no habría tenido influencia para que los teólogos cristianos de Alejandría declarasen Hijo de Dios y verdadero Dios a Jesús de Nazarez, divinidad que fue negada durante unos cuatrocientos años por los teólogos cristianos de la escuela de Antioquía.

El cristianismo asimila muchos elementos de los ritos de Amón. Son ejemplos tanto la corona o mitra con sus dos cintas colgando por la parte de atrás como el báculo. La imagen de la Virgen María con el niño Jesús en cuello es una clara asimilación de la imagen de la diosa Isis con su hijo Horus también en cuello. Hay muchos más ejemplos[5].

Los sacerdotes de Amón

Con la proclamación del dios Amón como Dios Supremo de todo Egipto sus sacerdotes adquirieron un gran poder sobre toda la sociedad, incluido el mismo faraón. Cuanto más poderoso es un dios en la mente de sus creyentes, más poderosa es su clase sacerdotal.

El Sumo Sacerdote

La figura del Sumo Sacerdote, con uno u otro nombre, existe en la mayoría de las religiones, si no en todas. Y en Egipto cada Dios Supremo tenía su propio Sumo Sacerdote. También lo tenían Ptah, Osiris, , Ra, Amón y otras dioses menores.

 El faraón era, en realidad, el Sumo Sacerdote, con el poder supremo tanto religioso como político y militar. No obstante, para el aspecto religioso de ese poder solía nombrar a un clérigo para ese cargo.

La asociación Dios Supremo-Faraón-Sumo Sacerdote era el trio que ostentaba todo el poder en aquella sociedad. En él se juntaban el poder divino, el poder político y el poder religioso y económico. Además, eran los principales portadores de la cultura. Eran los portadores de la sabiduría, conocedores de la ciencia, de la medicina, de los ritos mágicos. Eran jueces y maestros de todo el proceso de la muerte y la resurrección, no sólo de los hombres, sino también de los dioses.

Ellos fueron los principales autores de las maravillosas pinturas y textos en las sepulturas de las pirámides. Una muestra de ello es la Piedra Roseta, escrita por un sacerdote de Amón en tiempos de la dinastía Ptolemaica, cuando el reino del Alto Egipto recibe el nombre de Tebaida.

El Sumo Sacerdote, nombrado por el faraón, junto con los demás sacerdotes, se encargaba de cuidar de la imagen de la divinidad, de vestirla, de llevarla en las procesiones, de ordenar la liturgia, de ofrecerle sacrificios y oraciones, etc.

También se encargaba de recibir y administrar las ofrendas de los creyentes, unas obligatorias (impuestos sagrados) y otras voluntarias. Tenían un gran poder económico de manera que llegaron, en algunas ocasiones, a tener tanto poder como el propio faraón. En el Alto Egipto (Tebas, entre 1080 y 945 a. C.) los sacerdotes de Amón eran dueños de prácticamente todo el territorio de Tabas, poseían ganados, comercios, recibían tributos y llegaron a tener tanto poder que se les consideró en algunas ocasiones, como reyes o faraones. De ahí la rebelión del faraón Akhenatón antes citado. A partir de entonces su poder comenzó a debilitarse.

Por todo eso, las relaciones entre el faraón y los sacerdotes no siempre estuvieron exentas de problemas. Ya antes de la rebelión de Akhenatón el faraón Shepseskaf (Dinastía IV, h. 2600-2500) se enfrentó con los sacerdotes del dios Ra, en Heliópolis. Sustituyó el culto a Ra por el culto al dios Ptah. Posteriormente, esa misma clase sacerdotal lo declaró como maldito: Anathema sit, “sea anatema”, se dice en la teología cristiana, lo que significa que está destinado a la condenación eterna.

También antes de Akhenatón, tuvo lugar el enfrentamiento entre el faraón Tutmosis IV, (dinastía XVIII, Imperio Nuevo) predecesor de Akhenatón, y el clero de Amón en Tebas. Promovió el culto de Ra frente al culto tebano de Amón.  Es una guerra entre dioses y entre el faraón y las clases sacerdotales, que recuerda la guerra entre el Papa y los reyes cristianos en tiempos pasados.

 

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Pinedyem I, Sumo Sacerdote del dios egipcio Amón, representante de la clase sacerdotal egipcia y su gran poder.                                           …………..

El Sumo Sacerdote de Amón en Tebas tenía un importante conocimiento esotérico, actuaba como consejero del faraón, participaba en su coronación. Era conocedor y protector de las escrituras sagradas. Dominaba las artes mágicas y era guardián de los misterios de Osiris (el dios egipcio de la resurrección y la vida después de la muerte), con capacidad profética; tenía especial relación con el dios de la sabiduría Thot, como conocedor de los enigmas del Juicio de Osiris. Conocía los ciclos solares, además de otros conocimientos astronómicos, que poseían los sacerdotes en general. Los usaba para guiar la vida del faraón. En algunas ocasiones, llegó a ser jefe del ejército y gobernador de Tebas. Fue un gran maestro de la cultura egipcia.

Los sacerdotes estaban jerarquizados. Al lado del Sumo Sacerdote estaban los sacerdotes divinos, los únicos encargados de ofrecer los sacrificios a la Divinidad. Luego estaban los purificadores, que purificaban el templo, vestían las estatuas, bendecían los amuletos, transportaban la barca del dios en las procesiones, etc. En tercer lugar, estaban los sacerdotes lectores encargados del ritual, es decir, los maestros de ceremonias.

 

Ética y moral en la teología egipcia

 La clase sacerdotal es la portadora y defensora de una determinada ética y moralidad. Educadora sobre lo que es correcto e incorrecto, bueno o malo, y su relación con la muerte y el Más Allá.

La moral que enseñan está directamente relacionada con la concepción que tienen de la Divinidad. Ésta, como en todas las religiones, constituye el criterio supremo para establecer lo que es bueno y lo que es malo. En el Juicio Final llamado el Juicio de Osiris se recogen los mandamientos de lo que debe ser omitido en la conducta de cada uno. Esa conducta se establece con relación a tres frentes:

-La Divinidad o divinidades: Son pecado todo tipo de blasfemia, no cumplir con las ofrendas, hacer cualesquiera cosas abominables a los dioses, fornicar en los santos lugares, querer conocer los misterios de los dioses (conocimiento reservado a los sacerdotes), etc.

-Los demás seres humanos o el prójimo: maltratar o hacer cualquier tipo de daños a los demás, tratar mal a los esclavos propios o ajenos, quitar bienes a los pobres, causar aflicción o hambre a otros, matar u ordenar matar a otros, ser pederasta, engañar en las medidas del grano o de las tierras, trastocar la balanza,  robar , mentir,  prevaricar, codiciar, murmurar, desear la mujer del prójimo, insultar, juzgar precipitadamente, insultar al rey o faraón, buscar privilegios para sí mismo, calumniar, etc.

-La Naturaleza en cuanto está sacralizada: personas sagradas, templos, lugares sagrados (lagos, ríos, montañas, etc., declarados como sagrados), objetos del templo (toda clase de herramientas y vestidos), bienes destinados a los sacrificios a los dioses (panes, animales, frutos, ropas de vestir las imágenes), cazar aves sagradas o pescar en lagos sagrados, etc. Violar lo sagrado es un sacrilegio.

Hasta aquí, todo lo que estaba prohibido al creyente en el Egipto Antiguo.[6]

Ante el tribunal de Osiris, el difunto tenía que hacer su confesión negativa, negando cada uno de los 42 pecados principales, cuya prohibición había sido establecida por cada uno de los 42 jueces-dioses que componían el tribunal del juicio Final de Osiris. Como se puede observar, el contenido de los Diez Mandamientos de las Tablas de la Ley de Moisés está plenamente recogido en este código moral egipcio.

Juicio-de-Osiris La clase sacerdotal egipcia y su gran poder
El Juicio Final de los muertos ante el dios Osiris. La clase sacerdotal egipcia educaba a lo creyentes para superar con éxito este Juicio Final.            …………..

El ideal buscado es presentarse puro ante el Señor de la Justicia. En sentido positivo, se dice:

Di pan al hambriento, agua al sediento, vestí al que estaba desnudo y di una barca al náufrago. Cumplí el servicio de las ofrendas divinas a los dioses y ofrendas funerarias para con los bienaventurados.[7]

¡Qué parecido al Juicio Final de Jesús en su Segunda Venida recogido en el evangelista mateo!

 

El ma`at como fundamento de la ética

en el Egipto Antiguo.

Toda esta doctrina moral tiene detrás como fundamento la idea abstracta del ma`at. En esta idea se recoge el orden universal con toda su armonía, las leyes que lo rigen y su maravilloso equilibrio. Parte de esa armonía debe ser también la conducta humana. De ahí la necesidad de establecer normas para dirigir esa conducta, normas éticas y morales, dado que el hombre es libre y con sus malos actos rompe esa armonía universal.

Al ma`at están ligadas las ideas de justicia, verdad, y comportamiento correcto. Todas las leyes humanas deben ser conforme al ma`at universal.

Esta idea fue divinizada y personificada como diosa Maat, hija del dios Sol llamado Ra, Representa el orden cósmico y el equilibrio de todo el Universo. Representa la cosmovisión del Antiguo Egipto. Una parte muy importante de su atuendo es una pluma de avestruz rígida y perpendicular sobre su cabeza.

Esta pluma, símbolo de la Verdad y la Justicia universal, sirve como medida de peso en el Juicio Final de Osiris: se pone en un plato de la balanza y en el otro, el corazón (símbolo del alma o espíritu: el Ib) del difunto. Se trata de medir su pureza o limpieza de todo pecado. Si el espíritu pesa más, es condenado. Si pesa menos, es salvado[8].

 

El ma`at, los faraones y los sacerdotes.

El ma`at es creado por los dioses. Estaba muy ligado a la figura del faraón. El faraón, como suprema encarnación de la Divinidad Suprema, tiene la obligación de fomentar los principios de Orden, Verdad y Justicia[9], contenidos en el ma`at y de determinar su aplicación concreta mediante instituciones y leyes, que han de dirigir la vida concreta del pueblo egipcio. Entre estas instituciones destaca la clase sacerdotal.

Los sacerdotes son los que tienen competencia para interpretar el ma`at y transmitirlo mediante la enseñanza. Ellos eran los educadores de la moral para los ciudadanos. Interpretaban lo que es pecado y lo que es virtud. Así preparaban al ciudadano para el juicio Final de Osiris, aunque el resultado de este juicio dependía de la conducta personal de cada uno.

Su obligación religiosa principal era la ofrenda de sacrificios a los dioses, para restablecer y garantizar esa armonía universal, cuando es violada por la conducta humana y que se recoge en la idea del ma`at[10].

 

Conclusión

El ser humano no puede vivir sin algún tipo de religión. Ésta depende principalmente del dios que tenga como Ser Supremo. Su concepción y su nombre constituyen la norma fundamental de toda la vida religiosa. Ahora bien, parece que no puede haber Dios que no tenga la clase sacerdotal correspondiente, al menos para la gran masa de los creyentes[11].

De todo eso, se sigue el gran poder de los sacerdotes sobre los seguidores de cada religión. Y, si no se da la separación entre el poder político y el religioso, ese poder afecta a todas las dimensiones de la cultura en la que se desarrolla.

Por otra parte, no hay que olvidar que los sacerdotes son hombres como los demás y que pueden usar su poder para el bien o para el mal, también como los demás. Son libres, a pesar de ser sacerdotes. Y es aquí donde se puede aplicar el viejo principio que dice: corruptio optimi, pessima (“La corrupción de lo mejor, la peor”).

Pueden y hacen un gran bien a los demás en la medida en que apliquen a sí mismos los principios de moralidad que enseñan. Ellos ayudan a que cada creyente pueda desarrollar su religiosidad en la religión concretan que profesa. La gran masa de creyentes no puede o no se atreve a desarrollar esa religiosidad que lleva dentro de sí misma. De ahí la necesidad de la clase sacerdotal.

Por todo ello, concluyo que:

-El ser humano necesita de un Ser Absoluto o un Dios Supremo para orientar mentalmente su vida. Ese Ser Supremo lo podría deducir por sí mismo, pero no siempre le ayudan las circunstancias a ello.

-En torno al Dios Supremo se desarrolla una determinada religión, que le pone nombre y establece la manera de reconocerlo, de rendirle culto, de dirigirse a Él mediante oraciones y toda clase de ritos, etc.

-En cada religión determinadas personas son elegidas sacerdotes, por los medios que sean. Los israelitas eligieron a Aarón como su primer Sumo Sacerdote. El faraón egipcio nombraba al Sumo Sacerdote, etc. Luego se desarrolla en torno a él todo el resto de la jerarquía sacerdotal correspondiente.

De esta manera, surge la clase sacerdotal como intermediaria entre el creyente y su Dios adquiriendo un gran poder sobre su conciencia y toda su conducta.

[1] Hubo muchos grupos sacerdotales, al menos, tantos como los dieses principales.

[2] Destaco esta visión trinitaria por la muy probable influencia que tuvo en el desarrollo del dogma cristiano de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

[3] El ka es un aspecto del espíritu humano. Significa “fuerza vital” y es inmortal. Esto recuerda a la concepción del hombre como “fuerza” en la filosofía bantú y no como una sustancia más o menos estática al estilo aristotélico; Dios es visto, ante todo, como la Fuerza Suprema.

[4] Texto en Wikipedia.

[5]Hay que tener en cuenta que una parte muy importante de la más antigua teología cristiana se desarrolló en Alejandría, conviviendo durante mucho tiempo con la teología faraónica.

[6] Federico Lara Peinado: Libros de los muertos, Edit. Tecnos, 1993, Cap. 129.

[7] O. c., p 209. Compárese este texto del Juicio Final egipcio con el Juicio Final en la Segunda Venida de Jesús recogido en el evangelista Mateo (Mt. 25,31-46). También, El Juicio de Osiris sería equivalente al Juicio realizado por el dios Iama en la mitología hindú.

[8] Los hindúes tienen como una de sus creencias fundamentales la medición de la conducta de cada uno tras la muerte recogida en la idea del karma: se mide el conjunto de las buenas obras por un lado y, por otro, el conjunto de las malas. Si pesan más las malas, karma negativo, el alma del difunto vuelve a reencarnarse. La reencarnación se repetirá hasta que obtenga un karma positivo.

[9] La idea de la armonía del Universo que debe ser conservada y reparada cuando la conducta humana la resquebraja. Es muy común entre las distintas religiones, como también lo es el rito de reparación y restitución de esa armonía cósmica mediante sacrificios a los dioses.

[10] Sería interesante ver la correspondencia que puede haber entre el ma`at, el dharma en el hinduismo, el tao en el taoísmo, las ideas abstractas de bien, justicia y belleza personificadas y divinizadas en los griegos (Platón) o la ley natural en el cristianismo.

[11] No obstante, creo que para una mente filosófica y religiosamente desarrollada la clase sacerdotal ya no es imprescindible.

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