EL Uno, rector de nuestra mente

EL Uno, rector de nuestra mente

El Uno funciona como elemento rector de la mente humana en las distintas dimensiones de cada cultura.

La mente humana, por alguna razón natural, tiende a explicar en último término todos los fenómenos que se le presentan a partir de un Uno, que toma un sentido específico para cada campo del saber. Recurre al Uno en el mundo de las religiones, en el de las filosofías,  en el de la física, en el de la política, en las matemáticas e incluso en la Física. Funciona como una especie de gozne en torno al cual hace girar toda la realidad en todas sus dimensiones y movimientos. Lo hace en los distintos campos de su amplio abanico de creación de culturas.

El Uno como elemento rector de la mente humana parece una tendencia natural y, por tanto,  universal de nuestra mente. Y es que va más allá de las fronteras culturales. No parece que tenga origen cultural, porque se da en todas y es un elemento estructurante de todas y cada una de ellas. Por eso, me pareció que merece una reflexión, que pueda ayudar a conocernos un poco mejor. Entra de lleno en el objetivo del dicho griego “conócete a ti mismo” (gnothi seautón).

 

El-UNO-2 EL Uno, rector  de nuestra mente
Conócete a ti mismo y el Uno que rige tu mente

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La frase se completa con esta otra: Conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a los dioses. Está inscrita en el frontispicio del santuario de Delfos. Aplicada a nuestro caso, se puede entender por qué el ser humano busca siempre  el número Uno en su vida diaria, entre los dioses y en el Universo, para orientarse en su propia existencia.

 

EL UNO EN LA CULTURA GRIEGA.

 FILÓSOFOS JONIOS

El Uno-Agua

de Tales de Mileto

En lo que a la cultura occidental se refiere, la historia del Uno como elemento rector de la mente humana hay que iniciarla ya en los filósofos griegos jonios. Si prescindimos de la filosofía que se esconde en los mitos más antiguos, estos filósofos fueron los primeros en plantear el problema de la unidad del Universo. Buscaron la unidad dentro de lo diverso y el encaje de lo diverso y lo múltiple dentro de la unidad. Estaban convencidos de que el universo no es caótico. Tiene que haber una ley fundamental que lo rige todo. Tiene que haber un elemento originario (el arché, Urstoff) del que se constituyan todas las cosas. Todos estos filósofos plantean la cuestión del Uno en medio de la multiplicidad de las cosas que se presentan a nuestros sentidos y a nuestra mente. Buscaban una unidad que los mitos vigentes sólo ofrecían de manera muy confusa.

Cada uno de estos filósofos dio su respuesta a esa pregunta por el fundamento último o pregunta por el Uno. Para Tales de Mileto, ese Uno es el Agua, según dedujo de sus propias  observaciones empíricas.

El-UNO-3-Tales-de-Mileto EL Uno, rector  de nuestra mente
Según Tales de Mileto, “El agua es la naturaleza última de todas las cosas”

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El Uno-Aire
de Anaxímenes

Para Anaximandro, el Uno es una Realidad Indeterminada, infinita, por eso la llamó á-peiron, “lo sin límite” o “lo indefinido”. De ella proceden todos los cielos y los mundos en éstos encerrados. Para Anaxímenes, posiblemente discípulo de Anaximandro, el Uno es el Aire. Todo procede de él: dioses y demás cosas del Universo.

Es importante destacar que, en estos filósofos, el Uno tiene, a la vez, carácter físico y metafísico. Físico, porque parece estar realmente presente en todas las cosas. Metafísico, porque se le atribuye ser el fundamento último de todo lo que existe.

 

Los pitagóricos

El Uno-Número

Pitágoras y su escuela sostienen que la esencia de todas las cosas es el número y, en el universo de los números, el Uno es el origen de todos ellos. Las cosas no sólo son numerables, sino que, a la vez, son números. Su filosofía es matemátco-metafísisca, porque los números  ejercen la función de fundamento de todo. Pero, para ellos, los números no son meras entidades abstractas. Son las cosas concretas mismas.

Parece que su concepto de número tiene un sentido espacial y geométrico. El Uno es el origen de todos los números y el Cuatro es el número sagrado por excelencia. Y esto lo explica siguiendo una deducción espacial. Desde el punto de vista espacial,

-el punto es la realidad más originaria; el Uno-Punto .

-Si movemos el punto, tenemos la línea; es el dos espacial.

-Si arrastramos la línea, tenemos la superficie; es el tres espacial.

-Y, si movemos la superficie, tenemos el volumen, que es esencial a todos los cuerpos. Es el cuatro (tetraktys) espacial.

Según esta visión, el punto es el origen de toda la geometría (plana). Puntos, líneas, superficies y volúmenes son los elementos constitutivos de todos los cuerpos de la naturaleza. Por esa razón, hay que concluir que todos ellos son números.

Pitagoras EL Uno, rector  de nuestra mente
Pitágoras (c. 475 a. C.) y su escuela han puesto el número 1 (Uno) como el número originario, y el 4, como el número sagrado por excelencia.

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Como resume Copleston[1], “para los pitagóricos, no sólo la Tierra era esférica, sino que no ocupaba el centro del Universo. La tierra y los planetas giraban -a la vez que el sol- en torno un supuesto fuego central o corazón del cosmos, identificado con el número Uno.

 

de Heráclito

El Uno-Fuego
El Uno-Logos
De Heráclito
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Según Copleston, lo más original de Heráclito está en su doctrina de la unidad en la diversidad y de la diferencia en la unidad.[2] El Uno es el universal concreto que existe en la diferencia.

Esto lo deduce Heráclito de su observación de la existencia del fuego en todas las cosas. Son muchas las cosas (lo diverso, lo múltiple) que se pueden transformar en fuego (lo uno, la unidad). Las cosas se transforman constantemente unas en otras (panta rei) y lo hacen mediante una lucha interna. Todas y cada una surgen y se transforman mediante una lucha (Omnia fieri secumdum litem). Su transformación en fuego es siempre mediante esa lucha interna. Por eso dice que la diversidad de las cosas no puede existir sin la Unidad,  ni el fuego (el Uno) puede existir sin ellas (lo múltiple).

El-UNO-5.-Heraclito EL Uno, rector  de nuestra mente
Heráclito de Éfeso  (hacia 540-480 de C.). “Todo fluye. Nada permanece” ………………………………

El fuego no sólo es una realidad sensible, sino también metafísica. Es la esencia de todas las cosas que se manifiesta cuando éstas, en su lucha interna, se transforman en fuego. De esta manera se ve que “el Uno es sus diferencias y las diferencias son ellas mismas el Uno, son diferentes aspectos del Uno”. “En el Uno se concilian todas las tensiones, se armonizan todas las diferencias”.[3]

Heráclito llama Dios y sabio al Uno:

El sabio es únicamente Uno.
Quiérase o no, ha de llamarse Zeus.[4]

También lo llama Razón (Logos) y lo entiende como la ley universal inmanente a todas las cosas. Las sujeta a todas en una unidad y es la Causa Última del permanente cambio del Universo. La razón humana (logos), con minúscula, es sólo un momento o una participación de la Razón universal. Se trata de una relación muy similar a la que establece Laozi (Lao Tsé) entre el Tao y el Te, que analizo más adelante.

Este Uno o Razón Universal no se puede entender como un Dios personal, al estilo de las religiones monoteístas abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islam. Sin embargo , en esta filosofía se muestra, una vez más, la necesidad de la mente humana de encontrar un Uno desde el que y con el que explicar las multiplicidad de las cosas de la experiencia cotidiana.

 

El Uno-Ser

El Uno-Esfera

De Parénides

El-Uno.-Parmenides EL Uno, rector  de nuestra mente
La esfera como símbolo del Uno-Ser. Parménides (finales del s. VI a de C.) “Un solo relato queda como camino: El Ente es”

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Ante la inevitable pregunta de qué o quién es el Uno desde el que podamos explicar el origen y la multiplicidad de las cosas de nuestra experiencia Parménides da como respuesta que es el Ser. Del Ser simplemente se dice que es. No es la nada, el no ser, ni tampoco el poder ser. Y el Ser es inmutable. No tiene principio ni fin. No se percibe por los sentidos, sólo por el pensamiento. En ese sentido es inmaterial. Todas las cosas son. De ahí deduce que el Ser es y es un ser concreto universal.

El Ser es una realidad única a la que nada se le puede añadir. Por eso, es UNO. Sólo él existe verdaderamente. Las cosas materiales, que percibimos con nuestros sentidos, son sólo meras apariencias, mera ilusión.  Y, en cuanto son, son mera participación del Ser.

Parménides, para explicar la perfección completa del Ser o lo Ente utiliza la imagen de la Esfera: ésta no tiene principio ni fin. Es igual en todas las direcciones. Desde la perspectiva temporal, es infinita. No se le puede añadir ni quitar nada sin destruirla. Desde la perspectiva espacial, tampoco se le puede añadir o quitar nada. Se podría decir que el Ser es finito como la esfera que lo simboliza.

Para algunos, como Copleston y otros, ese esfericidad del Ser es prueba de que es de orden material. Es finito como la esfericidad de la esfera. Sin embargo, esta interpretación materialista parte de la identificación entre el símbolo: la esfera y lo simbolizado: el Ser. Y esa identificación no parece pertenecer al pensamiento de Parménides.

A partir de aquí sólo recojo el tema del Uno en los dos grandes filósofos griegos: Platón y Aristóteles.

  

El Uno-Bien en Platón

El Uno como elemento rector de la mente humana también lo buscó  Sócrates y puso el Uno en medio de las pluralidad de las cosas en el concepto universal. Por ejemplo, un mismo concepto de bondad se aplica a muchas cosas diferentes, un mismo concepto de hombre se aplica a todos los hombres; un mismo concepto de árbol se aplica a todos los árboles, etc.

Sócrates sigue con el planteamiento que ya le viene de los presocráticos: el problema de los Muchos y el Uno.

El-UNO-7.-Platon EL Uno, rector  de nuestra mente
Platón (siglo IV a. c.) pone el Uno, rector de nuestra mente, en la idea del Bien ……………….

Siguiendo esta línea de pensamiento, Platón intentó resolver el problema con su teoría de las Ideas. Sigue con el planteamiento de los dos tipos de conocimiento: el sensible (que percibe la pluralidad de las cosas sensibles) y el intelectual, que busca la unidad entre las mismas en una dimensión ultrasensible o metafísica. Esta distinción entre lo sensible y lo metafísico plantea el problema de cuál es la verdadera realidad: la de las cosas sensibles y particulares o la de los objetos ultrasensibles, que se expresan en conceptos universales: Las Ideas.

No voy a entrar en las distintas interpretaciones de las Ideas platónicas que hacen los historiadores. Sólo quiero destacar cómo se verifica en Platón esa necesidad profunda de la mente humana de buscar el Uno originario desde el que explicar la pluralidad del mundo y del Universo en el que vivimos.

En la línea de Parménides y de su maestro Sócrates, Platón niega que el conocimiento que nos aportan los sentidos pueda darnos la verdadera realidad que se esconde tras las cosas. Los sentidos no son capaces de des-ocultar su ser más profundo. Sólo el entendimiento nos puede revelar ese ser.

Prescindo aquí de desarrollar su escala de los niveles de conocimiento. Voy directamente a lo que quiero destacar para este ensayo.

La verdadera realidad de las cosas es el concepto que las unifica recogiendo las características comunes en una idea común a todas ellas. La pluralidad de los hombres se unifica en una idea o concepto común a todos ellos: el hombre. Este concepto es universal en cuanto es aplicable a todos y cada uno de los hombres. Se trata de nombres comunes, que expresan la esencia ultrasensible de cada grupo específico de cosas sensibles. El concepto o nombre común “hombre” expresa la esencia que es común a todos los hombres. El hombre como concepto no anda por la calle. Sólo lo percibe nuestra mente. Ella trabaja buscando esas esencias comunes a muchas cosas particulares.

En este proceso de nuestro conocimiento ya se revela nuestra tendencia a pasar de lo múltiple a lo uno. Ahora bien, como hay infinidad de cosas diferentes, nuestra mente las va unificando por grupos y cada uno de ellos es representado por un concepto universal que expresa la esencia común a todos sus miembros: el concepto “árbol” expresa las características comunes (esencia) a todos los árboles, pero como concepto no está en el bosque junto a otros árboles. Lo mismo sucede con los conceptos “planeta”, “estrella”, “animal”, etc.

Ahora bien, los conceptos y, por tanto, las ideas también son muchos. Son pluralidad. Le mente de Platón sigue buscando la unidad entre ellos. Buscó la Idea de todas las ideas, es decir, el Uno como elemento rector de la mente humana.  Para él, las ideas están jerarquizadas. Unas se incluyen en otras más universales. Por ejemplo, la idea de “animal” incluye las ideas más restringidas de “perro”, “gato”, “león”, etc. A su vez, las ideas de “animal”, “pez”, “mosquito”, “microbio”. “célula”, etc, se incluyen en una idea superior que las abarca a todas: la idea de “ser vivo”.

De esta menara, se establece una pirámide de todas las ideas. Todas ellas constituyen la verdadera realidad, que los sentidos no pueden captar. En la cima de la pirámide está la Idea Suprema: la Idea del Bien. Ésta es el Uno como elemento rector de la mente humana al que llega Platón. La Idea del Bien es la meta suprema de su pensamiento.

Platón busca en la Idea del Bien (y en la de Belleza) al Ser Absoluto, al Modelo ejemplar de las ideas de todas las cosas, a la Perfección Absoluta. Busca al Principio Ontológico en el que subsiste toda la realidad existente, porque los seres particulares son “copias” o participaciones de esa Idea Suprema. En este sentido, el Bien es inmanente a todo lo que existe.

Por otra parte, es trascendente a todos los seres. Está más allá de todo lo visible y de todo lo inteligible. Las Formas o Ideas son la causa de la esencia de todas las cosas, y el Uno (el Bien) es la causa de la esencia de todas las Formas o Ideas.[5] Cada objeto sensible sólo puede ser conocido en cuanto pertenece a una esencia específica o de clase. Dentro de esa Idea o Forma se hace cognoscible.

No voy a entrar en la discusión de si la Idea del Bien se puede identificar o no con la idea de Dios. Lo importante para este ensayo es destacar el esfuerzo que hace Platón por encontrar un Uno desde el que poder entender y explicar toda la realidad.

 

El Uno-Motor Inmóvil
en Aristóteles

El-Uno-8-Aristoteles EL Uno, rector  de nuestra mente
Aristóteles (384-322 a. C.)pone el Uno, rector de nuestra mente, en la Causa Incausada o Motor Inmóvil, origen último de todas las cosas.

 

Aristóteles fue un maestro en la investigación y el uso del principio de causalidad. Aplicando ese principio, llega a la causa de todas las causas: el Uno entendido como Motor Inmóvil de todo movimiento. Ese Motor Inmóvil es, para él, el Uno como elemento rector de la mente humana

El proceso de su pensamiento para llegar a esa conclusión se centra en su teoría de los cuatro tipos de causas que existen. Dos tipos de esas causas son internas al ser de cada cosa: la causa formal y la causa material. Ambas juntas constituyen cada ser concreto.

La causa material es lo que Aristóteles llama la potencia  o el poder-ser. Una cosa antes de existir tiene que poder-ser. Lo imposible no llega a existir nunca.

La causa formal es la que actualiza ese poder-ser en un ser concreto. Se identifica con la sustancia de cada cosa. Cada cosa tiene su propia sustancia concreta: Pedro, Antonio, Luisa, Margarita, etc. tienen cada una su propia sustancia particular. Esa sustancia individual de cada cosa la llama Aristóteles sustancia primera.

Los cuatro nombres anteriores pertenecen, junto con otros muchos millones, a la especie humana. Los unimos en un solo conjunto reuniendo aquellas notas que son comunes a todos los individuos de la especie. Y de ese conjunto de características comunes formamos un concepto universal aplicable a todos ellos: el concepto “hombre” o “ser humano”.

Aristóteles llama sustancia segunda a ese concepto. Este concepto es universal en cuanto aplicable a todos los individuos de la especie. No tiene existencia independientemente de las cosas concretas a las que se refiere. Sólo existe en nuestro entendimiento. Antonio es hombre, como todos los de la especie humana, pero él no es “el hombre en general”, sino un hombre concreto en el que se dan las características comunes del hombre en general.

Sin embargo, ese “hombre en general” no es una realidad meramente mental. Tiene su fundamento real en los individuos que representa.

Ya en esta construcción de los conceptos universales o sustancias segundas se manifiesta esa tendencia a encontrar la unidad en lo diverso. Cada concepto universal es un uno en el que se unifican todos los miembros de una misma especie de cosas. Ese uno universal es inmutable y, en cierto sentido, eterno: la sustancia del ser humano es siempre la misma, aunque los hombres concretos nacen y mueren. Se dice que el hombre es un “animal-racional” y eso no cambia. Si cambiara, ya no sería un ser humano.

Y así ya entramos en la idea del cambio o movimiento. Todas las cosas concretas están sujetas al cambio o a algún tipo de movimiento. Ya lo decía Heráclito: panta rei, “todo se mueve”.

Ahora bien, cada movimiento tiene su causa. Es aquí donde Aristóteles saca a relucir otros dos tipos de causa: la eficiente y la final. Prescindiré de la causa final. Para el objetivo de este ensayo, basta con analizar la causalidad eficiente. En su utilización por Aristóteles se manifiesta muy clara la tendencia inevitable de nuestra mente a buscar el la Causa de todas las causas: el UnoCausa o Causa Primera.

Aristóteles critica a su maestro Platón, porque su teoría de las Ideas, que son inmóviles, no explica el movimiento de las cosas. Si las cosas son meras “copias” de las Ideas, como dice Platón, tendrían que ser inmóviles también. Entonces, lo que hace Aristóteles es invertir la relación ideas-cosas: las ideas son copia de las cosas en cuanto representan la imagen mental de su esencia. La idea “hombre” es una copia mental de la esencia de todos los hombres concretos.

A partir de esa inversión copernicana, Aristóteles busca una explicación del movimiento  de todos los fenómenos mediante la causalidad eficiente. Parte del principio de que no hay efecto sin causa, Cada movimiento tiene que tener su causa eficiente.

Parte de la causa material antes descrita: toda cosa, todo acontecimiento, antes de ser o existir tiene que poder ser.  Y, pasar del poder ser al ser concreto necesita de una causa exterior a la nueva cosa, que efectúe ese paso. Nada ni nadie puede pasar por sí mismo de su poder ser a su ser real y concreto. Nadie ni nada puede ser la causa de la propia existencia.

Siguiendo el proceso hacia atrás hay que decir que la causa de la cosa o fenómeno que observamos, a su vez, tiene su causa. Este proceso se puede seguir indefinidamente, pero no infinitamente. Tiene que haber al final del proceso una Primera Causa que no sea, a la vez causada. Una Primera Causa que carezca de todo movimiento tanto interno como externo. Tiene que ser inmóvil e inmutable. Y, al no tener movimiento alguno, no necesita tener una causa del mismo.

Es la Causa Incausada, la Causa Primera, y, como tal, sólo puede ser una. Ese es el Uno  de la filosofía de Aristóteles

Ahora bien, por ser el motor que mueve todo, se le puede llamar  Motor Inmóvil.

En cuanto al problema de si ese Motor Inmóvil es Dios o no, vale la valoración que hizo Pascal:

El primer motor inmóvil es el Dios de los sabios y de los filósofos; un Dios que no recibe culto, que no tiene templo, no tiene siervos y no tiene un libro sagrado. Este Dios, de hecho, es solo un concepto filosófico, metafísico, desarrollado por Aristóteles para explicar el cosmos[6].

Es el Ser Absoluto de la filosofía, el mismo al que las religiones ponen distintos nombres concretos: Yahvé, Padre, Alá, Mitra, etc.

Hasta aquí, tenemos una muestra del tema del Uno en el pensamiento de la Grecia antigua. A continuación comentaré muy brevemente el problema del Uno en ciertos materialismos que, por principio, niegan el Uno de las religiones y defienden un ateísmo aparentemente radical. Veamos el caso de A. Comte.

Mi crítica a este ateísmo se puede aplicar a otros como el de Feuerbach o el del marxismo[7].

 

El Uno-Humanidad
en Augusto Comte[8]

El-UNO-9.-Comte EL Uno, rector  de nuestra mente
Augusto Comte (1798-1857) Pone el Uno, rector de nuestra mente, en la Humanidad como un todo .  ……………….

En tiempos de Comte, la Física estaba en pleno auge y se había convertido en la nueva Reina de la Ciencias, sustituyendo a la Teología, que reinó a lo largo de toda la Edad Media.

Comte toma a la nueva Física como modelo de todo el verdadero conocimiento humano. Según el nuevo método científico, el verdadero conocimiento ha de ser empíricamente demostrable. El saber científico parte de la observación de los fenómenos concretos y luego intenta descubrir las causas de los mismos.

Siguiendo este criterio, todo el universo de las distintas filosofías metafísicas y las teologías deben ser borradas de las bibliotecas y de todo el sistema educativo. Sus contenidos no son empíricamente demostrables.

Hace un repaso de la historia del pensamiento de la Humanidad con la intención de dejar bien claro en qué consiste la novedad de su  filosofía positivista. Lo positivo es lo verificable.

Dice que la mente humana pasa por tres estadios a lo largo de su historia. Sólo los expondré de forma esquemática.

En primer lugar está el modo teológico de pensar, que, a su vez, se divide en tres estadios.

El estadio fetichista: En este estadio el hombre todavía no conoce las leyes físicas que rigen los fenómenos de la Naturaleza y cree que son producidos por seres, ya sean reales o imaginarios, que obran a su capricho. Ellos son causas de todo tipo de fenómenos. Se parece al estadio infantil, que proyecta vida a los seres inanimados.

El estadio politeísta. La multiplicidad de seres sobrenaturales es reducida a unos cuantos dioses con poder sobre un determinado círculo de acontecimientos. Cada uno tiene su propio campo de acción: Hay Dios de la Guerra, Diosa de la Justicia, Diosa de la Sabiduría, Dios del Infierno, etc.

El estadio monoteísta. Todos los dioses y voluntades invisibles se concentran en un solo Dios. Es importante tener en cuenta que el concepto de Dios que maneja Comte es el del Dios abrahámico y cristiano.

Entre estos estadios no se da un corte definido, sino una cierta permanencia del anterior en el siguiente.

Quiero destacar cómo Comte hace ver que la mente humana evoluciona desde lo plural hacia el Uno, el Uno de los monoteísmos.

En segundo lugar está el modo metafísico. Es un estadio de transición desde el modo teológico al modo positivista. Comte lo centra principalmente en la metafísica de las Ideas de Platón, que se centra en la Idea del Bien, y en la metafísica de las sustancias o esencias de Aristóteles, que se centra en la Causa Incausada o Motor Inmóvil.

Como dije anteriormente, aboga por desaparecer de las bibliotecas y de la educación todos los libros de teología y de metafísica, dado que todos los conocimientos que recogen no son científicos por no ser empíricamente verificables.

En tercer lugar, está el modo positivo. Lo representa la nueva Física. Todos los fenómenos de la Naturaleza se deben explicar sólo por leyes físicas. El nuevo método de la Física ha de ser aplicado a todos los campos del saber[9]. Su criterio de “verdad científica” lo expresa así su discípulo S. Mill:

(Comte) mantiene que ninguna hipótesis se legitima a menos que sea susceptible de verificación y que ninguna debe ser aceptada como verdadera a menos que pueda mostrarse no sólo que está de acuerdo con los hechos, sino que su falsedad sería inconsistente con ellos.[10]

Los únicos representantes del nuevo pensamiento son los filósofos positivistas.

En este análisis que hace de la historia del pensamiento ya deja muy clara la tendencia de nuestra mente de encontrar un Uno unificador, que supere o esté más allá de toda pluralidad.

Antes de entrar en la segunda parte de su obra quiero destacar dos datos en su vida, que pueden explicar en parte el cambiazo en su forma de pensar. El primero es su educación en la fe católica, que condiciona, y mucho, la visión que tiene de Dios y la estructura de su nueva religión.

El segundo es el hecho de la convivencia con su mujer a la que termina poco menos que divinizando. La imagen que tiene de ella explica la importancia que da a las mujeres en su nuevo modo de pensar. Ellas son las principales portadoras del amor, que él dice que ha de ser el principal sentimiento hacia la nueva diosa, la Humanidad.

En este segundo período de su obra nos encontramos con un Comte desconocido. De su actitud antiteológica y antimetafísica pasa a crear una nueva religión perfectamente estructurada y una nueva metafísica.

Su nuevo Uno es ahora la Humanidad entendida como un todo, a la vez concreta en sus miembros y abstracta como totalidad. Abarca, por tanto, la Humanidad en sus miembros del pasado, los del presente y los que vendrán en el futuro.

También le da a esta nueva diosa los nombres de Gran Ser o simplemente de Ser Supremo o simplemente de Ser. Al final termina llamándole también Gran Fetiche.

Este es el Uno al que llega finalmente la mente de Comte. Busca así la unidad en todos los aspectos de la vida: el intelectual, el religioso, el político, el científico, etc.

Ahora bien, esta nueva religión tiene su jerarquía sacerdotal. Tiene su Sumo Sacerdote, que, de momento es el mismo Comte. Él se encarga de decidir cuáles son los problemas de la Humanidad más urgentes, que hay que resolver. Él dirige toda la vida de las personas y la sociedad entera. Esa es su Monarquía Absoluta. El resto de la jerarquía la componen los filósofos positivistas.[11]

Esta nueva diosa tiene también su propio culto en el que todos le deben rendir veneración, incluida la oración.[12] El tiempo litúrgico tiene sus días festivos, sus ceremonias y sus “domingos” semanales. Todo para glorificación de la Santa Humanidad.[13]

En aras de ese culto, cada uno debe llevar una vida ascética. Pero no se conforma con eso. La Humanidad ha de ser verdadero objeto del Amor de todos y cada uno de los hombres.

La mujer, el “sexo amante”, es la mejor representación de la Humanidad. Ella debe regular toda la vida humana. Son objeto de adoración privada la madre (el pasado), la esposa (el presente) y la hija (el futuro). Ellas hacen revivir los tres sentimientos sociales: veneración, afecto y bondad.[14] Comte las considera como nuestros “ángeles de la guarda”.

Comte pide a los seguidores de la nueva Diosa-Humanidad que lleven una vida ascética, que incluya la renuncia a leer toda clase de publicaciones periódicas, incluso científicas, salvo unas pocas excepciones. Es lo que llama higiene cerebral.[15] Debe incluir también la renuncia a los instintos físicos y otras inclinaciones personales, que han de ser mortificados  y sometidos al servicio de la Santa Humanidad.[16]

No deja de ser llamativo el hecho de que, para la mente de Comte, no era satisfactorio el materialismo positivista de su primera época. Su mente le exigía una visión de unidad, que no le daba la Física. Necesitaba de un Uno en torno al cual poder trazar un orden en el pluralismo de cosas y fenómenos.

Ese Uno lo puso en la Humanidad a la que pide una sumisión total de sus creyentes, con su culto, sus liturgias, su clase sacerdotal y su Sumo Sacerdote.

 

 

EL UNO, RECTOR DE NUESTRA MENTE, 

EN EL UNIVERSO DE LAS RELIGIONES

Zaratustra

(628 – ?, 551 a. C. ¿?)

Zaratustra defendió, frente al politeísmo reinante, el monoteísmo con el dios Ahura Mazda como único Dios; como el Uno divino.

El-UNO-10.-Ahura-Mazda EL Uno, rector  de nuestra mente
Ahura Mazda es el Uno-Dios del mazdeísmo, rescatado del panteón de las dioses persas por Zaratustra y puesto como el Uno, rector de nuestra mente.

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El dios Ahura Mazda ya era el Dios Supremo anteriormente a Zaratustra, pero era un dios lejano, más abstracto que real. La religión estaba llena de dioses más concretos y cercanos a los creyentes. Zaratustra o Zoroastro los fue relegando teológicamente hasta poner a Ahura Mazda como único dios, el Uno de su nueva religión, creador de todo e increado. Sobre su doctrina se desarrolló el zoroastrismo o mazdeísmo, que tuvo gran influencia en el judaísmo, el cristianismo y el islán. Fue la religión oficial del gran imperio persa. Uno-Ahura Mazda fue el Uno-Dios de ese gran imperio.

 

El Uno de las religiones abrahámicas

Las tres grandes religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islán) expresan al Uno-Dios bajo tres nombres distintos, pero que se refieren a la misma Divinidad. Respectivamente son el Uno-Yahvé, el Uno-Padre y el Uno-Alá.

El-UNO-11.-Yahve EL Uno, rector  de nuestra mente
El Uno-Yahvé del Judaísmo, rector de nuestra mente

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El judaísmo defendió con celo el Uno-Yahvé en medio de los politeísmos de los pueblos con los que convivió y lo sigue haciendo. Jesús rescató a Yahvé del rigorismo y ritualismo de la religión judía y lo convirtió en el Uno-Padre cariñoso, indulgente, amigo de las más desfavorecidos de la sociedad. No obstante, la teología cristiana presenta enseñan el Uno-Dios Trino o Trinidad.  Mahoma rescató al Uno-Alah del politeísmo de la Meca. Alá era un dios perdido entre la multitud de dioses de aquel panteón, pero ya existía como dios número Uno. El Uno-Alá concentra todos los esfuerzos teológicos de los musulmanes. Atribuyen a Alá 99 nombres, que recogen todos los atributos que se le aplican. En él se concentran todos los atributos divinos que otras religiones convierten en dioses distintos.

 

ALAH.-Dios-de-los-musulmanes-con-99-nombre-595x335 EL Uno, rector  de nuestra mente
El Uno-Alá tiene 99 nombres, que recogen los atributos que se le aplican y que resumen la teología musulmana. A pesar de tanto atributos, esta teología lo pone como el Uno, rector de nuestra mente bajo el nombre número cien: Alá

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RELIGIONES AFRICANAS

 El Uno-Sol de Egipto

En la religión egipcia, el dios Sol o Ra permaneció como Dios Supremo, como el Uno, en medio del politeísmo cambiante. El faraón Akenatón intentó desembarazarlo de todos los dioses secundarios sustituyendo su nombre de Amón por el de Atón. Luchó por imponer el monoteísmo, pero su revolución religiosa duró poco.

Akenaton-y-el-dios-Sol-595x372 EL Uno, rector  de nuestra mente
El Uno-Sol defendido por el faraón Akhenatón contra el politeísmo de los sacerdotes de Amón. Lo pone como el Uno, rector de nuestra mente.

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Su propio hijo Tutankamón restituyó el culto a Amón y a los demás dioses secundarios. En cualquier caso, el dios Ra, ya sea con el nombre de Amón o el de Atón, siempre permaneció como el Dios Supremo, el Uno rector de la mente de los egipcios durante milenios.

 

El Uno-Gran Muntu

de los bantúes

En las religiones africanas tradicionales el monoteísmo es claramente predominante, aunque puede verse oscurecido en algunos casos por la teología en torno a los espíritus, que tanto influye en la tradición religiosa de cada tribu. Hay un solo Dios Supremo, que es el Uno entre todo lo que existe. Es creador de todo, transcendente a todas sus criaturas y a todos los nombres que se le quiera aplicar. Es el Innombrable, el Ininteligible, etc. A la vez es inmanente por cuanto está en todas las cosas sustentando su existencia.

El-UNO.-Dios-Supremo-de-los-Kwango-EDC-Africa EL Uno, rector  de nuestra mente
Escultura del pueblo Holo (Kwango, República Democrática del Congo), representando al Dios Supremo con influencias cristianas.

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Sobre el concepto de Dios entre los africanos existen muchos y profundos estudios. En ellos se destaca el concepto de Dios como el Uno. J. Mbiti, por ejemplo, dice: Todos los pueblos africanos reconocen que Dios es Uno[17]. Entre los bantúes, los ancianos son los más sabios y los que ostentan más autoridad. Dios es el más “anciano”, infinitamente sabio y su autoridad es absoluta.

Los bantúes conciben a Dios no tanto como ser cuanto como fuerza. Su Uno-Dios es el Uno-Fuerza Suprema, creadora del hombre entendido también como fuerza, que puede crecer o disminuir, según su comportamiento y también según la categoría social que tenga. El hombre es muntu, es decir, es fuerza personal, que tiene poder sobre las demás criaturas, tiene más fuerza que ellas.

Los bantúes  negroafricanos dividen toda la realidad en dos dimensiones: la del Mas Allá, el Zamani en suahili, el mundo de los espíritus; y la del Más Acá, el Saxa, el mundo de los que aún vivimos y todo lo que exista en esta Tierra.

Los cinco niveles de los que viven en el Más Allá:
Nivel 1 El UNO
El Poderoso, el Gran Muntu, el Gran Nombre, el Creador
Nivel 2 Las divinidades subordinadas
Nivel 3 Primeros Padres o ancestros
Nivel 4 Espíritus anónimos
Nivel 5 Muertos vivientes
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Los siete niveles de los que vivimos en el Más Acá:
Nivel 1 Reyes y Jefes
Nivel 2 Especialistas religiosos
Nivel 3 Ancianos
Nivel 4 Padres
Nivel 5 Jóvenes
Nivel 6 Niños.
Nivel 7 El restos de los seres.

 El tiempo es el que marca el nivel ontológico de todas las cosas, su grado de ser. También marca el grado de conocimiento. El más anciano es el que tiene más experiencia y mayor acumulación de conocimientos. Consecuentemente, el tiempo también marca el grado de autoridad. La autoridad en la familia la ostenta el más anciano; en el pueblo, el Consejo de Ancianos, y así hasta llegar al ser más antiguo: el Gran Muntu o Dios Creador.[18]

Evans Pritchard tiene un estudio muy destallado de lo que es Dios entre los nuer (pueblo de Sudán, África oriental). Para ellos, Dios es “espíritu” (kwoth) y es invisible y omnipresente. Es creador de todas las cosas y a todas confiere el movimiento (como el Motor Inmóvil de Aristóteles). Dios también es “persona viva” y “aliento vital”. Destaca su visión de Dios coma Padre de los hombres, al que se puede tratar de “abuelo” o de “padre viejo”. Es el Uno Supremo de los nuer[19].

 

Religiones de Oriente

El Uno-Om
en el hinduismo

 En las religiones de Oriente, principalmente en el hinduismo, el budismo y el taoísmo, la idea de la unidad del Ser Supremo está bien definida a pesar de la multitud de dioses secundarios que se veneran en estas religiones.

El Uno en el hinduismo tiene su mejor expresión en el símbolo Om. Este símbolo significa sonido y sílaba. Representa al Ser Supremo llamado Brahman, principio universal que crea todo cuanto existe. El Brahman es la causa incausada, similar al Motor Inmóvil de Aristóteles, que mueve todo lo que se mueve. Como concepto metafísico el Brahman es lo Absoluto, es impersonal, es trascendente a todas las calificaciones que se le puedan atribuir. Es la Singular Unidad, la Unidad Absoluta o el Uno indivisible de todo cuanto constituye el Universo.

El-UNO-OM.-Hinduismo EL Uno, rector  de nuestra mente
El Uno-Om de las religiones brahmánicas. Es a la vez sílaba y sonido. Es el sonido originario del Dios Supremo Brahman y el origen creador de todo …………………………

Los dioses, devas, de esta religión son sólo manifestaciones parciales del único Brahman, que da unidad al Universo actual, la dio a los Universos del pasado y la dará al Universo que vendrá[20].

El Om, como sonido, es la vibración primordial que simboliza al Brahman[21] y tiene el sentido de fuerza creadora. Es el sonido fundamental del Universo y origen de todos los demás sonidos. Es uno de los mantras más sagrados. El Om encabeza la mayoría de las oraciones y las lecturas sagradas no sólo en el hinduismo, sino también en el budismo y el jainismo. Forma parte de la vida cotidiana religiosa. Por ejemplo, para despedirse, dicen Om shanti, “la paz esté contigo” o “adiós”. Abundan los colgantes y medallas con la figura del Om, algo parecido a lo que es la cruz en el cristianismo.

El Om también significa la unidad con el Brahman y la combinación de lo físico con lo espiritual.

El Om, como sílaba, es algo así como la Palabra Primordial del Brahman. En este sentido recuerda al Verbo divino y creador en el Prólogo del evangelio de S. Juan.

 

El Uno-Tao
en el taoísmo

 Laozí describe la armonía de todas las cosas en su Paraíso Originario  como debido a la unión de todas ellas con el Uno (el Tao).

Laozi-o-Laon-Tse EL Uno, rector  de nuestra mente
Laozí o Lao Tsé (571 a. C), el Aristóteles de la filosofía china. Para él, el Tao es el Uno, rector de nuestra mente ………………………

El Tao es el origen de todo lo que existe y el origen sólo puede ser uno.[23] No utiliza el concepto de creación. Sin embargo, sí utiliza la idea de origen originante, que atribuye al Tao. El Tao es como el Motor Inmóvil de Aristóteles y como el Dios creador de la teología cristiana. Todo procede de él y todas las cosas están llamadas a retornar a él, y ese retorno es la labor principal del sabio.

En tiempos remotos alcanzaron el Uno (yi):
El cielo, que al obtenerlo, se hizo puro,
La tierra, que al obtenerlo, se hizo estable,
Los espíritus, que al obtenerlo, se hicieron eficaces,
Los valles, que al obtenerlo, se calmaron,
Los señores y los reyes, que al obtenerlo,
Se convirtieron en norma del mundo.[22]

Laozí pone como meta suprema del sabio la unión con el Uno, que no es otra cosa que el mismo Tao.[24] Destaca la multiplicidad de las cosas frente a la unidad del Tao. La unidad es el origen de la multiplicidad. El Tao es, para Laozí, el Ser Absoluto y éste sólo puede ser Uno.

 

El Uno-Hunab Ku de los mayas

El-UNO.-El-centro-Xocen-y-la-Cruz-Tun-de-los-mayas EL Uno, rector  de nuestra mente
El Uno-Hunab Ku de los mayas
……………………..

El nombre mismo Hunab Ku significa “Dios Uno” (Hunab, “uno solo”, y Ku, “Dios”). Es el representante del monoteísmo maya, aunque en el panteón se incluyen otros muchos dioses secundarios. En principio, no podía ser representado con imágenes, porque es incorpóreo, según el antropólogo Cogolludo. Es el dios único, vivo y verdadero.

El-UNO.-Simbolo-de-HUNAV-KU-Dios-Supremo-de-los-mayas EL Uno, rector  de nuestra mente
Símbolo de HUNAV KU, Dios Supremo de los mayas, recreado por José Arguelles. Tiene otros muchos símbolos e imágenes.……………….

Es considerado como el padre de los dioses. Es el creador del mundo y el gran arquitecto del Universo. También lo consideran el centro del Universo.

 

EL UNO-HUEVO EN LAS COSMOLOGÍAS ANTIGUAS

Son muchas las mitologías antiguas en las que se pone el origen del Universo en un Huevo Primigenio. Es el Uno en forma de huevo. ¿Y por qué un huevo? El hombre, desde sus tiempos más antiguos, observa que el huevo recién puesto tiene en su interior un contenido aparentemente caótico. Hay que tener en cuenta que el Caos figura en la descripción del origen del Universo en muchos mitos de los   orígenes.

Pues bien, la evolución en el interior caótico del huevo va pasando del caos a un determinado cosmos. Una masa informe se convierte en un ser vivo perfectamente estructurado. En un determinado momento, el huevo eclosiona, el Big Bang del huevo, y surge el ser vivo primigenio.

Esta es la observación empírica de la que parten aquellos primeros “científicos”. Cada tradición interpreta el fenómeno del huevo a su manera, mezclando elementos sobrenaturales y observaciones de la vida cotidiana. Parte de la experiencia como todo saber científico. Como dijo Bacon, “no hay nada en el entendimiento, si primero no pasó por los sentidos”

Veamos, como ejemplo, algunos de aquellos mitos “científicos”.

El Uno-Huevo cósmico chino

El-Uno-Yin-yang-o-huevo-cosmico-chino EL Uno, rector  de nuestra mente
El Uno como elemento rector de la mente humana representado en el Uno-Huevo chino que simboliza el paso del caos originario al cosmos actual, el paso de lo informe a lo formado.

………………….

El mito chino del Huevo Cósmico es muy ilustrativo de lo que son estos mitos en general. Se le puede tomar como prototipo. Lo desarrollaron los taoístas, mucho después de su fundador Laozí.

En el principio era un huevo. Su interior tenía un contenido caótico, un caos en medio del cual flotaba el embrión del ser divino Pangu. En un momento originario y sin saber por qué, aquel embrión eclosiona, es decir, tiene lugar la gran Explosión Originaria. A partir de ese momento, Pangu, con su martillo y su cincel como herramientas, inicia la formación del Universo.

 

El Huevo Creador
en el Kalevala

El Kalevala es el libro sagrado de las religiones nórdicas. Este mito se resume en esta parte del texto del poeta que lo imaginó:

De la parte inferior de los huevos se formó la Tierra, madre de todos los seres; de la parte superior, el sublime Cielo; lo amarillo se tornó en Sol radiante; de lo blanco de los huevos nació la reina de las noches, la brillante Luna; ciertos moteados se transformaron en estrellas; otros negros, en las nubes del aire, entonces caótico, hasta que el orden hace luz y trae calma.

[25]

El Uno-Tortuga hindú

El-UNO.-Vision-hindu-del-Universo-1 EL Uno, rector  de nuestra mente
El Uno como elemento rector de la mente humana reflejado en el Uno-Tortuga en el mito hindú de los cuatro pilares …………………

Se parte de la observación de que la Tierra es plana. Aún no se conocía que es esférica. Era como una superficie plana que tiene cierta profundidad. Como tal, necesita estar apoyada en algo. El apoyo más inmediato son cuatro columnas. Tres o dos y, menos aún, una podían dar estabilidad a la gran superficie plana. Tienen que se cuatro. Hay que tener en cuenta que el número cuatro es sagrado en el hinduismo.

Por otra parte, las cuatro columnas necesitan tener un fuerte cimiento o base de apoyo. Y qué mejor que cuatro elefantes, el ser vivo más fuerte conocido por aquellos filósofos. Pero los cuatro elefantes necesitaban a su vez, apoyarse sobre una base firme. Tenía que ser una base resistente, dura como el cascarón de una tortuga. La tortuga es la última base firme de todo el andamiaje.

¿Y por qué esa base última tenía que ser una tortuga y no otra cosa cualquiera? Pues porque bajo la tortuga está el inmenso océano y la tortuga es capaz de nadar en él. Los hindúes veían que la tierra firme estaba rodeada de agua por todas partes y que, en último término, flotaba sobre el agua. Ella era el Uno cósmico.

Así, más o menos, construyeron aquellos “filósofos-científicos” su visión del mundo, su origen y su centro originario.

En todos estos mitos siempre queda sin respuesta la pregunta: ¿Y antes del huevo qué había? Ya el Kalevala planteó esta cuestión así:

Porque los dioses, sus hijos y cuanto pertenece a ese maravilloso Más Allá, que está por encima de lo puramente terrenal, es dominio del incomparable arte de los poetas, y éstos a veces dejan sus creaciones incompletas, para que los demás hombres discurran sobre ellas.[26]

 

EL UNO-CENTRO

EN LA FÍSICA

El Uno-Tierra

 El mito del Uno está muy ligado al mito del Centro. El Uno es el Centro religioso y filosófico por excelencia. Pero el ser humano quiere, además, dar al Centro un sentido físico, como veremos.

La humanidad ha imaginado desde muy antiguo que el Universo tiene un centro. Durante mucho tiempo, miles de años, creyó que la Tierra era el centro. Creyó en el geocentrismo.

El geocentrismo ya está en el mito bíblico de la Creación. Ligado al geocentrismo está el antropocentrismo: el hombre es el centro de la Tierra. Posteriormente, el cristianismo añadió un centro de la Humanidad: Cristo. De ahí, el cristocentrismo.

Y así tenemos una visión completa del esquema universal de la mentalidad cristiana, hasta que entró en crisis con Copérnico, Galileo y otros astrónomos.

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La Tierra como centro del sistema solar y del Universo es una creencia que tiene miles de años. En este geocentrismo, la Tierra es el Uno, rector de nuestra mente …………………………………

 

El geocentrismo estuvo muy ligado al antropocentrismo en la tradición bíblica

El hombre era el centro de la Tierra.

La Tierra, el centro del Universo.

Luego el hombre, era el centro del universo.

Según la Biblia, el Universo entero ha sido creado en función de la existencia humana.

El ser humano necesita tener un centro en torno al cual organizar en su mente todo lo que existe. Y la necesidad de un Centro está ligada a la necesidad de tener un Uno de referencia, como vimos anteriormente.

El Uno-Sol

Heliocentrismo-595x484 EL Uno, rector  de nuestra mente
El Sol como centro o Heliocentrismo de N. Copérnico (1473-1543) …………………..

El Sol como centro ya había sido propuesto por Aristarco de Samos (c. 310 a. C.-c. 230 a. C.)

El geocentrismo planteaba problemas a los astrónomos que no tenían solución. Copérnico puso como solución a esos problemas el heliocentrismo: todos los planetas, incluida la Tierra, giran alrededor del Sol.

Costó muchas discusiones y condenas abrir la puerta a la nueva teoría. Galileo fue la víctima más destacada. El geocentrismo se resistía a desaparecer porque, desde el punto de vista de la teología, que dominaba la mente de toda la cristiandad, estaba en juego no sólo el antropocentrismo bíblico, sino también el cristocentrismo, que se apoyaba en el antropocentrismo y éste, en el geocentrismo. Para esta fe, Cristo es el centro de la humanidad y de toda su historia. Y lo fue de tal manera que esa historia pasó a dividirse en dos grandes épocas: antes de Cristo y después de Cristo.

Pero, si la Tierra ya no es el centro del Universo, Cristo tampoco es el centro del Universo. Esta conclusión planteó un grave problema teológico, tan importante que llevó a la condena de Galileo.

No hace mucho, después de unos  cuatrocientos años, el Papa Juan Pablo II se vio en el compromiso de tener que pedir disculpas por aquella condena.

 

El Uno-Big Bang

El heliocentrismo no duró mucho tiempo en comparación con el geocentrismo. Considerar el Sol como centro del Universo también dejaba muchas cuestiones abiertas sin respuesta.

En 1783 el astrónomo William Herschel descubrió que el Sol se mueve. No está quieto como se creía anteriormente. Basándose en la observación de varias estrellas supuestamente fijas, vio que el Sol se desplazaba en una dirección concreta, hacia lo que se llama el ápex solar. Éste es el punto hacia el que se dirige el movimiento del Sol y es, en concreto, la estrella Lambda Hércules. El Sol, en su movimiento arrastra consigo todo su sistema planetario.

Posteriormente, en la década de 1920, Edwin Hubble es quien demuestra que el Sol no es el centro del Universo, sino una simple estrella dentro de una galaxia, la Vía Láctea, que tampoco es el centro, sino una más entre una infinidad de ellas.

A partir del descubrimiento de Hubble la mente humana se quedó sin un centro desde el que explicar la inmensa pluralidad del cosmos. Durante un tiempo, el hombre fue una ser descentrado a nivel cósmico.

Empezó entonces la búsqueda de un nuevo centro. El primero que propuso un nuevo centro fue E. Lamaître en 1927. Propuso la hipótesis del “huevo cósmico” o “átomo primigenio” del que procederían todas las galaxias. Por otra parte, Friedmann sostuvo  que el Universo estaba en expansión. Por tanto, si recorremos su tiempo a la inversa, llegaríamos a un momento cero del tiempo. En ese momento toda la materia estaría concentrada en un solo punto en el que no existirían partes definidas ni tampoco leyes físicas. Por ese se le llamó singularidad cósmica o singularidad del Big Bang. Para entendernos, yo lo llamaré Bolita Original”.http://S. Hawking «Brevísima historia del tiempo» Una respuesta

El-UNO.-Big-Bang-3 EL Uno, rector  de nuestra mente
El Uno, rector de nuestra mente,  reflejado en el Big Bang como última hipótesis de un centro originario de todo el Universo. …………………………………..

Se trataría de una especie de átomo sin dimensiones que en un momento dado explota (Big Bang) y se empieza a expandir creando el Universo en el que estamos. No hay explicación alguna medianamente convincente de por qué explotó y no siguió como estaba.

Se dice que la pregunta ¿qué había antes de la bolita original? no tiene sentido, porque no había un “antes”. El tiempo surge con la expansión de la bolita. Fuera de ella aún no había tiempo. Tampoco había un “donde” o espacio en el cual estuviera la bolita, por la misma razón: fuera de ella no había espacio ni, por tanto, un “dónde” en el cual ella pudiera estar.

Dicho de otra manera, la bolita no tenía edad ni estaba en lugar alguno. Lo que llaman “espacio-tiempo” estaba dentro de ella misma. O mejor dicho, surge a medida que ella se expande. Su explosión no se sabe por qué tuvo lugar. Con su expansión se van creando milagrosamente el espacio-tiempo y todas las partículas que, a su vez, van creando todo el Universo. Digo “milagrosamente”, porque no existen leyes físicas que puedan explicar tan singular fenómeno. La creación de la nada está presente en todo el proceso de la expansión hasta que se constituye el Universo tal como lo conocemos actualmente.http://EL MITO MODERNO DEL BIG BANG

Parece que estos físicos no admiten que de la nada, nada se puede sacar, hasta ahora un principio fundamental de la Física.

No voy a entrar en el análisis de las numerosas preguntas que plantea esta hipótesis, preguntas que aún están sin respuesta.[27] Lo que quiero confirmar una vez más es que la mente humana necesita inevitablemente de un centro cósmico, para poder comprender todo lo que le rodea y encontrar un sentido a su propia existencia. Necesita de un Centro Originario que, a la vez, sea un Uno Originario.

Las teorías del Universo Pulsante y la del Universo Estacionario tampoco dan una respuesta convincente sobre el problema de Centro del Universo.

Al final, nos quedamos con unas cuantas hipótesis, que no dejan de ser un tipo de creencias condicionadas, con ciertos matices míticos en cuanto que más allá de ellas ya no se hacen preguntas. Es un mito más en la larga historia de los mitos de los orígenes.

Ya decía el Rig Veda (X, 149) que el Universo nace y se desarrolla a partir de un núcleo o punto central. Y, según la tradición judía,

El Santísimo ha creado el mundo como un embrión. Así como el embrión crece a partir del ombligo, Dios ha empezado a crear el mundo por el ombligo, y de ahí se ha extendido en todas las direcciones.[28]

 

EL UNO-VIDA

Una de las grandes preguntas de la Biología moderna es cómo explicar el origen de la vida en la Tierra. Se parte del supuesto de que las formas de vida actuales son el resultado de un proceso evolutivo de seres vivos anteriores menos complejos. Esos anteriores, a su vez, proceden de otros más antiguos y aún menos complejos. Y así se va siguiendo un proceso hasta llegar a un organismo originario muy simple.

La ameba se suele poner como símbolo del origen más simple de la vida por ser unicelular, pero ya tiene su complejidad.

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La ameba se suele poner como símbolo del origen más simple de la vida por ser unicelular, pero ya tiene su complejidad.  ………………………………..

Hay varias teorías para explicar cómo y por qué tiene lugar el proceso evolutivo. Sin embargo, a la hora de concretar el punto de partida de ese proceso, parten del supuesto de que hubo un ancestro común, un Uno Originario, que, por las razones que fueran, fue evolucionando y dando lugar a seres vivos cada vez más complejos hasta llegar a los actuales.

Parece claro que los vegetales fueron primero que los animales por una sencilla razón: los vegetales producen su propio alimento a partir de la materia inorgánica (agua, oxigeno, minerales, etc). Para ello, las plantas con hojas y tallos verdes utilizan la energía solar captada por medio de la clorofila, que provoca el proceso químico de la fotosíntesis.

Imagen tomada de Wikipedia.

Es una representación actualizada del árbol filogenético de la vida. LUCA, acrónimo de last universal common ancestor: “último antepasado común universal”. Es decir, es el UNO de la vida.

El-UNO.-El-arbol-de-la-vida EL Uno, rector  de nuestra mente
Es una representación actualizada del árbol filogenético de la vida. LUCA, acrónimo de last universal common ancestor: “último antepasado común universal”, es decir, el UNO de la vida. También en el campo de la biología se busca el Uno, como rector dela mente humana. ………………….

Los animales no tienen esa capacidad. Para poder vivir, necesitan comer materia orgánica ya existente. Su estructura bilógica es mucho más compleja que la de los vegetales. El mundo animal depende totalmente del mundo vegetal para su subsistencia. Por tanto, en el árbol de la vida, hay que poner los vegetales más próximos al origen que los animales[29].

Prescindamos de la cuestión de si la vida vino del exterior o si se originó directamente en la Tierra.

Se ponen como formas de vida animal más primitiva a los llamados protozoos, organismos unicelulares. De los de cuerpo blando evidentemente no quedan fósiles. Se suele poner la ameba como símbolo de la forma más originaria y simple. Pero, en realidad, ya es un organismo un tanto complejo[30].

El paso de los unicelulares a los pluricelulares  pudo durar cientos de millones de años. Ese tiempo es uno de los grandes vacíos en el proceso de la evolución. Existen, además, otros  problemas de orden ontológico que esta teoría plantea. Los analizo en otros escritos.

Lo que aquí quiero destacar es cómo la mente humana, una vez más, partiendo de la complejidad de las formas de vida actual, busca un punto inicial, un ancestro originario, del que se derivan todas ellas siguiendo un proceso evolutivo. Busca el Uno de la vida en la Tierra.

Como dice S. Romer, los vegetales tuvieron que haber existido antes que los animales. Pues bien, no es absurdo suponer que la Tierra tuvo un momento propicio para que se produjera la combinación química, que dio origen a los vegetales. Pero no hay por qué pensar que esa combinación se dio por primera vez sólo en un punto concreto. Pudo haberse dado en muchos lugares de la Tierra en un período determinado, independientemente unos de otros. En este caso, se habría dado un comienzo plural.

 

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El árbol evolutivo de la vida. Es muy frecuente representar el hecho de la evolución en la forma de un árbol en el que todas las formas de vida parten de un tronco inicial, que se va ramificando. Es curioso observar que el tronco nunca aparece con raíces, que podrían representar el origen plural de la vida. ………………..

Es muy frecuente representar el hecho de la evolución en la forma de un árbol en el que todas las formas de vida parten de un tronco inicial, que se va ramificando. Es curioso observar que el tronco nunca aparece con raíces, que podrían representar el origen plural de la vida.

Algo parecido hay que decir sobre el origen de la especie humana actual. Hay muchos mitos sobre su origen. Cada religión tiene el suyo.  Todos ponen un momento inicial, como si la humanidad hubiese comenzado en un ser humano (el ancestro originario), que luego se fue multiplicando.

Sin embargo, ese hipótesis tradicional no se sostiene científicamente, si el fenómeno de la evolución es verdaderamente real. Habría que decir que fue toda una especie de pre-homínidos la que se fue transformando durante millones de años hasta llegar al homo sapiens, que somos actualmente.

 

EL MITO DEL CENTRO SAGRADO

EN LAS RELIGIONES

 El Uno-Irminsul

El-UNO.-Centro-sagrado-Irminsul-de-los-sajones EL Uno, rector  de nuestra mente
El Irminsul de los sajones. Es como una columna en torno a la cual se organiza todo el universo de estos pueblos ………………………………..

 

El Irminsul, árbol sagrado de los sajones (germanos) tenía la función de ser el eje del mundo (Axis mundi), que une el Cielo y la Tierra, y ejerce como Centro sagrado en su cosmovisión. Carlomagno mandó destruirlo por considerarlo incompatible con la fe cristiana.

El-UNO.-El-Irminsul-de-los-sajones-desstruido-por-Carlomagno EL Uno, rector  de nuestra mente
Imagen de la destrucción del Irminsul por el emperador cristiano Carlomagno. ………………………..

Fue un ataque al corazón mismo de la religión de los sajones, de su dios supremo Irmin y de su gran pilar o columna (sul) sagrada.

Esta imagen del poste como Eje Cósmico, Columna Universal y Centro del Mundo (el axis mundo) está extendido en multitud de tradiciones antiguas. Elíade describe toda una serie de ejemplos, que confirman una y otra vez ese necesidad de nuestra mente.[31]

  

El Uno-Shiz de los iranios

El-UNO.-El-centro-Shiz-de-los-iranios EL Uno, rector  de nuestra mente
Shiz, la “Jerusalem iraní”, que se encontraba en el centro del mundo. ……………………………

 

El Uno Xocén de los mayas

El-UNO.-El-centro-Xocen-y-la-Cruz-Tun-de-los-mayas-1 EL Uno, rector  de nuestra mente
Xocén y la Cruz Tun, centro del mundo maya contemporáneo (Yucatán) …………………..

Los achilpa

Elíade recoge el mito del Poste Sagrado de los achilpa, nómadas australianos. Se trata de un poste fabricado por el Dios Supremo Numbakula a partir de un árbol gomífero. En torno a él creó el Cosmos. Luego ascendió por él al Cielo.

Este poste es el eje que comunica su pueblo con Numbakula. En torno a él se organiza la sociedad de esa tribu, que lo considera como el Centro del Cosmos; es decir, el centro de todo el orden universal. Si el poste se rompe, el cosmos se rompe y llega el caos total. Si así fuera, los achilpa pierden todo el sentido de su existencia y se dejan morir.

 

EL UNO MONTAÑA

Otro simbolismo muy repetido es el de la Montaña Cósmica o Montaña Sagrada, como punto más elevado y que conecta con el Cielo. Son ejemplos el Monte Meru en la India, el Monte Haraberezaiti en Irán, el Monte de los Países en Mesopotamia, el monte Fuji en Japón, el Olimpo en Grecia, el Kilimanjaro  en Tanzania, etc.

El-UNO.-El-munte-Fuji-centro-sagrado-de-los-japoneses EL Uno, rector  de nuestra mente
El Monte Fuji (Japón), importante centro de peregrinación y también de turismo ……………….. ………………..

Este mito también se da en religiones tan vigentes como el judaísmo o el islam. Los israelitas tienen el Monte de Sión. Los musulmanes tienen la Kâ´aba. Para los cristianos, el Gólgota se encuentra en la cima de la Montaña Cósmica.

Según Elíade,

Todas estas creencias expresan un mismo sentimiento, profundamente religioso: “nuestro mundo” (es decir, el de mi tribu o el de mi  mi pueblo) es una tierra santa porque es el lugar más próximo al Cielo.[32]

Muy ligado al mito del Centro está el mito del Pueblo Elegido.[33] Éste se considera a sí mismo como el centro de la humanidad. Piénsese en el pueblo de Israel, que se considera el gran elegido de Yahvé y el portador del destino de toda la humanidad. Como tal centro tiene su propio centro sagrado, el Templo de Jerusalén. La roca sobre la que se edificó era el “ombligo de la Tierra”.

Según Flavio Josefo, a propósito del simbolismo del Templo,  el patio representaba el mar (es decir, las regiones inferiores), el santuario en sí, la Tierra, y el Santo de los Santos (Santa Santorum), el Cielo. Las relaciones de los judíos con Yahvé se canalizan a través del Templo y sus sacerdotes. El Centro del mundo está en Palestina; el de Palestina, en Jerusalén, y el de Jerusalén, en el Templo.

Y M. Elíade concluye:

Esta multitud de “centros” y esta reiteración de la imagen del mundo a escalas cada vez más modestas constituyen una de las notas específicas de las sociedades tradicionales.[34]

El ser humano busca siempre algún tipo de Centro y, llevado por esa necesidad, lo termina creando a su medida. No vive tranquilo, si no tiene un Centro de referencia de su vida y su manera de pensar.

 

CONCLUSIÓN

La mente humana no sebe vivir sin un Uno como elemento originario desde el que poder explicar la existencia de todas las cosas y el sentido de su propia vida.

El modo de existencia de cada uno depende del Uno y del Centro que le hayan trasmitido desde su niñez. De mayor podrá cambiarlo, pero ya no le será fácil hacerlo. Por eso, no es igual la vida de un hindú, la de un musulmán, la de un marxista, la de un cristiano o la de un bantú.

Esa necesidad profunda del espíritu humano de tener un UNO de referencia tiene una raíz trascendental, que forma parte de su propia naturaleza. Esa necesidad no se manifiesta separadamente como tal  por parte de nuestra mente, sino que acompaña a las diversas manifestaciones categoriales en las que se concretiza. De éstas se deduce su existencia siguiendo el método de deducción trascendental.

Este método va desde cada fenómeno concreto a sus condiciones de posibilidad. En este ensayo concreto recojo el fenómeno de la búsqueda de un Uno y de un Centro en las distintas religiones y culturas. Pues bien, esa necesidad viene empujada por la necesidad trascendental de lo Absoluto.

Cada concreción del Uno ya sea como un Dios o como otro concepto, aunque no lleve el nombre explícito de Dios, es una confirmación de esa necesidad trascendental. Dicho de otra manera: el ser humano no puede vivir sin tener la referencia de un Ser Absoluto, ya lo tenga de forma explícita y con un nombre concreto ya lo tenga de forma implícita, aunque no se dé cuenta de ello.

En este sentido, el ateísmo radical no es posible. Sólo cabe el ateísmo categorial. Ya he explicado en otros escritos  que el que quiera ser ateo siempre lo será de una determinada concepción de Dios y lo será en nombre de otra concepción determinada del mismo. Siempre tendrá detrás de su negación la afirmación de un Absoluto, cualquiera que sea el nombre que le dé.

Así pues, la mente humana tiene como elemento rector

-el punto en geometría

-el 1 en aritmética

-el Dios Supremo en religión

-el Ser Absoluto en filosofía

-el Big Bang en cosmología

-la Célula Originaria en biología

-el Centro Sagrado por excelencia en geografía, etc.

En torno a un centro desarrolla su pensamiento, organiza toda su vida social en esta vida y también en un futuro Paraíso Escatológico en el Más Allá.[35] Estos paraísos también tienen un centro y suelen estar jerarquizados, con el Ser Supremo en la cúspide.

 

ASÍ ES LA CONDICIÓN DE

LA MENTE HUMANA

 

 

 

 

[1] Copleston: Historia de la Filosofía. Vol. 1. Ediciones Ariel. Barcelona 1969, pp. 49s.

[2] Cfr. Copleston, o. c., p.53.

[3] Copleston, o. c., p. 55.

[4] Frag. 32.

[5] Cfr. Copleston, o., c., pp.186-188.

[6] Cita de Benito Cavalcante en Wikipedia, 10-08-2021.

[7] Véase mi publicación El Panteón de los Dioses Marxistas.  Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo. 1992.

[8] En este comentario sobre el Uno en Comte seguiré el estudio que publicó sobre él su discípulo Stuart Mill: Comte y el positivismo. Aguilar. 1972.

[9] Cfr. S. Mill: o., c., pp. 40-60.

[10] S. Mill, o., c., p. 82.

[11] Cfr. S. Mill, o., c., p. 171.

[12] Cfr. S. Mill, o., c., pp. 167-169.

[13] Cfr. S. Mill, o., c., p. 169.

[14] Cfr. S. Mill, o., c., p. 167.

[15] Cfr. S. Mill. o., c., p. 149-

[16] Cfr. S. Mill, o., c., p. 157.

[17] John Mbiti:  Entre Dios y el Tiempo. Religiones tradicionales africanas. Editorial Mundo Negro. Madrid 1991, p. 52. Es importante su libro: Concepts of God in Africa. S. P. C. K. Londres 1970.

[18] Para una explicación más detallada véase mi artículo “La fuerza de la religión en la cultura bantú”. Rev. LUCUS, De la Asociación Asturiana de Ciencias de las Religiones. Oviedo 2022.

[19] Mircea Elíade ofrece un resumen del estudio de Evans-Pritchard en Historia de las creencias y de las ideas religiosas, vol. IV: Las religiones en sus textos. Ediciones Cristiandad. Madrid 1978, pp. 623-626.  Elíade toma los textos de Evan-Pritchard, Nuer Religion. Londres 1957, 1-10.

[20] En la cosmovisión hindú predomina la visión circular del tiempo. Cada Universo dura un tiempo, se disuelve y viene otro.

[21] No se confunda el dios Brahman con los sacerdotes brahmán.

[22] Laozí: El Libro del Tao, Ediciones Alfaguara, S. A., 1983, Cap. II, p. 5.

[23] Cfr. O. c., Cap. II, III,  IV, LXV y p. 234

[24] Cfr. O., c., Cap. LXVII y p. 235.

[25] El Kalevala, Clásicos Bergua. Ediciones Ibéricas. Madrid 1999, p, 29.

[26] Kalevala, p. 25.

[27] Véase mi libro:: El baile de la ciencia y la metafísica. Respuesta a S. Hawking. BIBLIOTECA NUEVA. Madrid. 2008.

[28] Cita de M. Elíade: Lo sagrado y lo profano. Barcelona. 1985, p. 44.

[29] Cfr. Alfred. S. Romer: La evolución animal, en VV. AA. Historia Natural. Destino, tomo II, pp. 47s.

[30] Cfr. Romer, o. c., pp. 52-56.

[31] Cfr. M. Elíade, O., c., pp. 37-47.

[32] M. Elíade, o., c., p. 39.

[33] Para un análisis de este mito en distintas religiones véase mi libro: El mito del Pueblo Elegido. BIBLIOTECA NUEVA. Madrid. 2011.

[34] Cfr. M. Elíade, o., c., p. 4.

[35] Sobre la creación humana de paraísos y utopías véase mi libo Paraísos y utopías. Una clave antropológica. Ediciones Paraíso. Oviedo, 1996.

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