Creyente por necesidad.
Ateo por obligación
Un Dios en cuyo nombre se cometen atrocidades
no es digno de ser creído por un hombre honrado.
Avelino de La Pienda
23-08-2023
Con la expresión «creyente por necesidad, ateo por obligación» no se trata de rechazar a Dios en sí mismo, sino la visión o la imagen que de Él tienen el fanático y el terrorista que obra en su nombre.
Grandes ateos de nuestra cultura que no pudieron liberarse de la necesidad de creer en algún dios: Prometeo, Comte, Feuerbach, Religión marxista, etc.
Como ya he escrito en otras publicaciones, el ser humano es un ser creyente por naturaleza. A la vez, es un ateo frente a todos los dioses en los que no cree.
Zaratustra fue un ateo, Jesús fue un ateo, lo mismo que Mahoma y otros muchos fundadores y promotores de diversas religiones. Los sacerdotes , obispos y el Papa son todos unos ateos. Lo mismo sucede en el islam con los ulemas, imanes (sunís), mulás y ayatolás (chiíes). En general es cierto que la clase sacerdotal de cualquier religión es atea por principio. Si no rechazaran los dioses de otras religiones, probablemente sólo habría una religión universal.
Todo esto parece una perogluyada, porque parece demasiado evidente. Sin embargo resultaría escandaloso, si se “acusa” a un sacerdote en público de que es un ateo sin remedio.
Sin embargo, detrás de esta perogluyada se esconde un principio antropológico de gran transcendencia: no existe el ateísmo absoluto o radical. Todo ateísmo es insuperablemente relativo. Todo ateo niega al Dios de las religiones en nombre de otro Dios o Ser Absoluto y su religión respectiva. Un ejemplo muy claro es el caso del comunismo marxista.
En primer lugar, y si no se quiere entrar en antropología filosófica, tenemos el testimonio innegable de los materialismos de Occidente y la confirmación científica de la Antropología Cultural.
Los materialismos más destacados de nuestra historia occidental ya los analicé con detalle en otros escritos. Aquí sólo haré una referencia rápida a los mismos y me centraré en el análisis del modelo del ateísmo, según K. Marx.
El dios ateo Prometeo y K. Marx.
El primer gran ateo de nuestra historia fue el dios griego Prometeo.[1] Entre las interpretaciones de este mito está la que señala a Prometeo como libertador de la Humanidad frente al dominio despótico de los dioses. El mito dice que Prometeo entregó a los hombres el fuego divino, cuyo conocimiento era un privilegio de aquellos. Este conocimiento entregado a los hombres es considerado como entregar la capacidad de valerse por sí mismos y desarrollar la cultura que los hace responsables de su propia existencia, sin la providencia agobiante de los dioses.
En este sentido, Prometeo simboliza no sólo la liberación, sino también la libertad del ser humano.
Pero el mito no sólo “habla” de liberación y de libertad del hombre. No puede menos de reconocer su resistencia para aceptar esa libertad y esa responsabilidad. Y es que la Humanidad es necia, cobarde y comodona.
Por eso, García Gual, gran especialista de la cultura griega, resume la interpretación de este mito hecha por Roger Dumas[2] en el siguiente texto:
“La Humanidad rechaza la liberación,
Prefiere la ignorancia y la sumisión,
La fe ciega e ilusionada,
Y se niega a admitir la responsabilidad
Del destino libre que Prometeo le ofrece.[3]
Este vivir en la comodidad de la ignorancia y la irresponsabilidad es una actitud que se sigue denunciado en la historia del pensamiento occidental hasta nuestros días.[4]
La idea del hombre conformista y comodón forma parte del tema central del mito de la caverna de Platón. I. Kant también la recoge en su descripción de lo que es la Ilustración en el siglo XVIII: Contra el apoltronamiento y la tendencia a la comodidad de la gente lanza la consigna del “¡Atrévete a pensar!” (Sapere aude!). Ortega y Gasset recoge la misma actitud en su análisis de el hombre masa, que renuncia a hacerse responsable de su propio punto de vista en la sociedad. Richard Bach le da una nueva versión mediante la imagen del Maestro mecánico en su libro Ilusiones. Como dice Eric Fromm, el hombre masa tiene miedo a la libertad.
Volvamos a Prometeo. Para K. Marx, Prometeo es un gran ejemplo de ateísmo, por su enemistad con el resto de los dioses y por su servicio a la libertad de los hombres. Según él, el mito expresa cómo los dioses y los hombres son irreconciliables. Los hombres, si quieren ser libres, deben atreverse a ser ateos, a prescindir de los dioses.
Pues bien, K. Marx, promotor del ateísmo más influyente desde el siglo XIX, necesita creer en Prometeo, un dios menor (un titán), para negar así al Dios Supremo Zeus. Niega un dios en nombre de otro Dios. Necesita creer primero para justificar su ateísmo después.
La actitud atea de Prometeo se resume, dice Marx, en el texto siguiente:
“su lema contra todos los dioses,
Celestiales y terrenales,
Que no reconocen la conciencia
Que tiene el hombre de ser la divinidad suprema.
No tiene que haber un dios al mismo nivel que ella”.
La idea de la Humanidad como diosa la hereda Marx de A. Comte y, sobre todo, de su maestro L. Feuerbach.
Tanto Comte como Feuerbach critican la religión en la que fueron educados, el cristianismo. En realidad, rechazan la concepción cristiana de Dios y la sustituyen por una nueva diosa: la Humanidad.
Marx, en su tesis doctoral sobre Prometeo[5], pone a Prometeo como el modelo de un supuesto ateísmo radical. Para justificar su interpretación de ese ateísmo prometeico cita este texto del mito:
Francamente, odio a todos los dioses,
Quienes tras haber recibido beneficios
Me dañan injustamente.[6]
Sin embargo, un análisis detallado del mito, deja bien claro que sólo se trata de un ateísmo meramente relativo. Prometeo no niega la divinidad de los dioses cuya tiranía con los hombres denuncia. Tampoco niega que él mismo sea un dios, que goza de uno de los principales atributos de los dioses: el de la inmortalidad. Quisiera no ser inmortal, para que terminasen sus sufrimientos. Sería un bendición, si en sus circunstancias fuera mortal.
Además, sólo se muestra enemigo del Padre Zeus y de los dioses que se muestran serviles con él, como es el caso de Hermes. Pero no niega ni se opone en absoluto a la divinidad de los dioses que se muestran solidarios con él en su desgracia.
Por otra parte, ni Zeus y los demás dioses que aprueban su condena ponen en entredicho su divinidad.
Lo que Prometeo denuncia es el comportamiento tiránico de Zeus y los otros dioses que le son adeptos. En el mito no hay una negación de toda divinidad como pretende Marx. Y, sin embargo, Prometeo es presentado por él como modelo de un supuesto ateísmo absoluto o radical.
Además, el marxismo tiene sus propios dioses en nombre de los cuales niega toda otra religión. Y es que, como demuestro en otras publicaciones, el marxismo es una nueva religión con todas las de la ley.[7]
Tomo este ateísmo marxista como la mejor expresión del ateísmo más común actualmente. A Dios también se le niega en nombre de la ciencia o, mejor dicho, del cientificismo.MARXISMO Y SU CIENTIFICISMO
Prometeo contra Marx
y la tiranía de otros dioses
El Prometeo canonizado por Marx como el más noble de los santos y mártires del calendario de la Filosofía se ha vuelto contra el despotismo y tiranía de los dioses marxistas. El marxismo es una de las formas más rdicales e inhyumanas de las dictaduras modernas. Y es que no sólo busca el sometimiento de las personas en su conducta externa. Exige también el sometimiento de sus conciencias. Para eso la Unión Soviética creó los hospitales psiquiátricos: para cambiar la mentalidad de los no creyentes.
Prometeo se rebela contra la tiranía de la Santa Revolución marxista, del Proletariado como supuesto Redentor de la Humanidad[8], del Partido como árbitro del bien y del mal, del Sagrado Pueblo en cuyo nombre se juzgan y condenan a todos sus supuestos enemigos, es decir, a todo contrarrevolucionario.El Panteón de los Dioses Marxistas. La Santa Revolución marxista como Diosa Suprema social
El símbolo del Prometeo Encadenado de Esquilo es el gran símbolo de la tiranía de los dioses griegos encabezados por Zeus, pero no sólo de aquellos dioses, sino también de los que actualmente son invocados para justificar la persecución y opresión de los que no forman parte de la propia religión o ideología, y para justificar toda clase de terrorismo, sea el de los etarras, el de los yihadistas como los del IS y los de Boko Harán, etc. Hay que incluir , además, la crueldad de los “oscuros dioses del nazismo”[9]. También incluiría aquí la tiranía religiosa de la Santo Inquisición creada por la Iglesia Católica en tiempos pasados.MARXISMO, RELIGIÓN DEL ODIO
Concluyendo
Si alguien te dice que es ateo y quieres saber qué es lo que realmente te está diciendo, pídele que te describa al Dios que niega y en nombre de que presupuestos y razonamientos lo niega. Podría suceder que tú, que te consideras creyente, seas tan ateo como él.
No intentes demostrarle que Dios existe, porque no lo conseguirás. Ninguna de los cinco vías que propuso Santo Tomás para demostrarla lo consiguió, ni lo conseguirá.
Pídele, por otra parte, que él intente demostrarte que Dios no existe, y te darás cuenta de que no te convence.
¿Y esto qué demuestra? Pues que no se puede demostrar ni que existe ni que no existe. Sólo se puede creer lo uno o lo otro. Es decir, que los dos sois creyentes.
Otra consecuencia bastante clara es que no se puede ser ateo, si primero no se es creyente. Lo primero es la fe y después la actitud atea. Si te consideras ateo, es porque primero crees en algo en nombre de lo cual niegas un tipo de Dios.
Tal vez por eso diga E. M. Ciorán:
«Todo se puede sofocar en el hombre,
salvo la necesidad del Absoluto,
que sobrevivirá a la destrucción de los templos,
e incluso a la desaparición de la religión»[10].
Por todo lo dicho:
El problema no es si Dios sí o si Dios no.
El problema es qué concepto de Dios me convence y cuáles no
Y en ese concepto nos jugamos el sentido de nuestra existencia y de todo el Universo.
Analiza cuál es tu Valor Supremo
Y piensa si te invita hacia el bien de los demás o hacia el mal, hacia la honradez o hacia la mentira, hacia el amor o hacia el odio.
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[1] Jesús Avelino de la Pienda: «El ateísmo de los dioses», Rev. Magister, nº 6, 1988, pp.19-44.
[2] R. Dumas: Poémes et Légendes (1897).
[3] García Gual: Prometeo. Mito y tragedia. Peralta. Madrid. 1979, p. 203.
[4] Esto no quiere decir que esas denuncias no existan en otras culturas. La cultura de la responsabilidad y del esfuerzo personal es un tema que se podría considerar como universal.
[5] Cfr. Jesús Avelino de La Pienda: “El ateísmo de los dioses. (Prometeo y Marx)”.Rev. Magister Nº 6, 1988, pp. 19-44.
[6] Texto en García Gual, o., c., p. 103.
[7] Cfr. Jesús Avelino de la Pienda: El panteón de los Dioses Marxistas.I-II. Servicio de Publicaciones. Universidad de Oviedo. Oviedo. 1992.
[8] Para Marx, el sacrificio redentor de Prometeo atado a la roca es una anticipación del Proletariado. En éste se encarna la verdadera redención de la Humanidad. Por el contrario, para el cristiano Tertuliano, Prometeo encadenado es un símbolo helénico del Redentor Crucificado, Jesús de Nazarez. Esto muestra el intenso significado del caso Prometeo, para entender la historia de la Humanidad y su eterna tragedia.
[9] Véase J. L. Cordero López: Los dioses oscuros del nazismo. 2018.
[10]-Ciorán 1981, p.46. Este tema ya lo he desarrollado, creo que suficientemente, en algunas de mis publicaciones (Cfr.De la Pienda 1991).