La existencia de Dios no se puede demostrar.

La existencia de Dios no se puede demostrar .

Ojo-de-Dios-cristiano La existencia de Dios no se puede demostrar.
La existencia de Dios no se puede demostrar ni filosófica ni científicamente. Solo se puede creer. (Imagen Chat GPT)

Respuesta a Olivier Bonnassies

La Nueva España publica una entrevista con Olivier Bonnassies el pasado martes 12 de diciembre de 2023. Olivier, a propósito de la publicación de su libro Dios, la ciencia, las pruebas responde a una serie de preguntas exponiendo las ideas fundamentales de ese libro. Aquí quiero comentar algunas de ellas, porque me parecen inexactas o muy atrevidas. Creo que peca un poco de etnocentrismo religioso poniendo a la Iglesia cristiana como poseedora de la Verdad y promotora del desarrollo de la ciencia moderna.
La idea central es el tema de la existencia de Dios. Parece dar a entender que esa existencia es demostrable tanto racionalmente (punto de vista filosófico) como desde la ciencia positiva moderna.
A esta afirmación y desde el punto de vista filosófico tengo que decir que en ninguno de los dos casos es verdad lo que dice. Desde la filosofía tenemos las cinco pruebas de la existencia de Dios, muy bien desarrolladas por Santo Tomás de Aquino. Ninguna de ellas la prueba de manera indiscutible. Y esto está bastante claro en la misma teología cristiana. Según su valoración, estas pruebas sólo sirven para apoyar la fe del que ya cree en esa existencia y no para demostrarla.
Si realmente probaran esa existencia, bastaría con imprimirlas en un folleto y enviarlo a todo el mundo para acabar de una vez con todos los ateos. Y es que, lo que se demuestra racionalmente de forma indiscutible, tiene que ser aceptado necesariamente. Nadie puede negar el teorema de Pitágoras una vez que se le ha demostrado.
Pero no sólo eso. Si la existencia de Dios tiene que ser admitida necesariamente, ya no sería posible la fe en ella. Conocimiento necesario y fe son incompatibles con relación al mismo objeto. Por otra parte, como la fe en esa existencia es el fundamento de todas las religiones, estas desaparecerían. Dios sería admitido como una conclusión racional a partir de las cosas por Él creadas, no por una fe de tipo religioso.
Por tanto, desde el punto de vista racional, la existencia de Dios no se puede probar. Sólo puede ser objeto de fe. Y como la fe es un acto muy subjetivo, por eso existen tantas religiones. El acto de fe varía tanto como las personas que lo hacen y las religiones también.
Olivier también da a entender que la ciencia moderna demuestra o, al menos, confirma que Dios tiene que existir. Esto es aún más insostenible. El problema de la existencia de Dios queda completamente fuera de la capacidad probativa de la ciencia positiva. Su método empírico no da para ello. Ese método sólo puede desarrollar conocimiento que se basa en la experiencia y que se puede expresar matemáticamente y, de esa manera, poder ser universalizado. Vamos, que si la ciencia pudiera demostrar esa existencia, tampoco podría haber científicos ateos.
Según Olivier, el mundo procede de un Dios que es logos. Que dios es Logos es una idea muy repetida en la filosofía griega y, sobre todo, en el estoicismo. Decir que la Iglesia cristiana es la que creó la ciencia moderna al afirmar que el mundo procede de un Dios que es logos, es atribuir a esa Iglesia un concepto de Dios que no es original suyo. Con el mismo fundamento se podría decir que el creador de la ciencia moderna es el estoicismo, que tiene esa visión de Dios como el centro de toda su filosofía teológica. Y, si no, véase la oración que el estoico Celantes de Asos (330-232 a. C.) dirige a su dios supremo Zeus.

Por otra parte, Olivier no parece tener en cuenta los obstáculos que la Iglesia cristiana puso al desarrollo de la ciencia moderna. Su actitud negativa, incluso agresiva, contra los descubrimientos de Copérnico, Kepler y Galileo, y su resistencia al hecho de la evolución biológica y a todo el movimiento modernista no confirman precisamente su apoyo al desarrollo de la ciencia. Creo que atribuir a la Iglesia cristiana el desarrollo de la ciencia moderna es, cuando menos, un poco atrevido.
Respeto totalmente la fe cristiana de Olivier. Faltaría más. Comparto algunas de las creencias que refleja en su artículo, pero tiene otras muchas que no resisten un análisis desde el punto de vista de la Filosofía y de la Historia de las Religiones e, incluso, desde la misma teología cristiana.
La existencia de Dios, como un Ser Absoluto, que está en el origen de todas las cosas, sólo es cuestión de un acto libre de fe, no de un acto necesario. Se puede seguir siendo ateo, aunque todo ateísmo se defiende en nombre de una nueva Divinidad, como dejo bien demostrado en mi análisis de Comunista Marxista como una nueva religión con sus propios dioses.
Creerse en posesión de la Verdad religiosa absoluta, como hizo Benedicto XVI en su Declaración Dominus Jesus, es ir contra el derecho de libertad de conciencia y de religión. También se puede entender como creerse con el derecho a imponerla, como se hizo tantas veces en la historia de nuestra querida Iglesia Católica y de otras iglesias cristianas.

Por otra parte, y por razones muy similares, tengo que decir que tampoco se puede demostrar que Dios no existe. Si se pudiera, el ateísmo sería una actitud necesaria. No seríamos libres para creer en Él y, por tanto, tampoco existirían las religiones.

Pero la historia parece muy necia. A pesar de los que creen que esa existencia se puede demostrar y de los que creen que se puede demostrar su no existencia, ahí tenemos la historia de las religiones, que dirigen la vida de la humanidad desde los tiempos más antiguos que se conocen.

Por lo tanto, podemos creer que Dios existe. Las religiones son posibles y son un hecho indiscutible. También podemos creer que no existe, aunque no seamos consecuentes a la hora de negar esa existencia como sucede con el ateísmo de Comte o con el de L. Feuerbach o con el del comunismo marxista.

 

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