Un solo entendimiento universal
para animales y personas
La idea de un “alma universal” en la Tierra es muy antigua. Ya existía entre los filósofos griegos. El gran Aristóteles dijo que el ser humano se componía de cuerpo, alma (psiché) y entendimiento (nous). El alma es individual y mortal. Muere con el cuerpo. El entendimiento es universal y es inmortal.
Los neoplatónicos enseñaron la doctrina del Uno del que emanan todas las cosas. La primera emanación es una Inteligencia universal, De ésta emana, a su vez, un Alma universal y de ella emanan las almas particulares que animan todas las cosas.
Se trata de un sólo entendimiento para todos los seres humanos, una hipótesis que no se puede demostrar como falsa o absurda.
Aquí quiero dar un paso más. Basándome en observaciones y vídeos sobre el comportamiento de ciertos animales, pienso que no es absurdo pensar en que haya un solo entendimiento universal para animales y personas
Observando el comportamiento de algunos animales me admira la inteligencia con que resuelven los problemas de su existencia: modo de alimentarse, de protegerse del ambiente atmosférico adverso, de defenderse de sus depredadores y de engañarlos, de tender trampas a sus víctimas para cazarlas, de crear herramientas, de camuflarse aparentando lo que no son, trabajar en equipo, distribuirse el trabajo, etc.

Y pensé, entonces, lo siguiente. Si yo, con el mismo grado de inteligencia que tengo, tuviera como cuerpo el de una orca, una araña, un perro o una hormiga, por ejemplo, ¿podría resolver los problemas de mi vida de manera distinta a como lo hacen ellos? ¿Podría superar su forma de resolverlos? ¿Teniendo la misma inteligencia que tengo podría desarrollar los conocimientos y la tecnología como lo hago con mi cuerpo humano?
Creo que no. Entonces se sigue una interesante consecuencia. No podemos negar de manera absoluta que los animales tengan la misma inteligencia que nosotros, pero que, dado el cuerpo con el que viven, no la pueden manifestar como nosotros lo hacemos.
Si fuera así, hay que concluir que cometemos muchas crueldades con ellos. Eso no quiere decir que no podamos usarlos como alimento. Ellos se comen unos a otros. La vida come a la vida. Y eso parece que es una ley de vida inevitable. Así que habrá que saber vivir teniéndola en cuenta.
Toda esta reflexión no es que exija cambiar muchas de nuestras conductas con los demás seres vivos a no ser nuestra forma de valorarlos y nuestro respeto hacia todos ellos, por insignificantes que sean. No se pide que dejemos de defendernos cuando suponen un peligro para nuestra existencia. Nosotros también tenemos derecho a defender nuestra vida y nuestro territorio.
Sólo se trata de un cambio de mirada hacia ellos. Un cambio en la forma de tratarlos, y no por mero sentimiento, sino también porque reconozcamos en ellos esa inteligencia de la que todos los seres vivos participamos.
Un entendimiento universal para animales y personas.