El abuso de la libertad de expresión
no es un derecho
El abuso de la libertad de expresión no es un derecho. La libertad de expresión es un coladero para justificar toda clase de mentiras, difamaciones, insultos, mofas, denuncias falsas, calumnias, etc. Un coladero para dar rienda suelta a las pasiones más bajas del ser humano.http://LA MENTIRA COMO HERRAMIENTA POLÍTICA
Intento aclarar que el abuso de la libertad de expresión no es un derecho con el que se justifican toda clase de mentiras y agresiones verbales.
Esa libertad debería estar estrictamente limitada a la libertad y al derecho dentro del respeto a los demás. No hay verdadera libertad, si no se respetan los derechos de los demás. El abuso de la libertad de expresión ya no es libertad de expresión. Es libertad de acoso y derribo del que es considerado como adversario en algún sentido.
Este derecho es uno de los sacos rotos del sistema democrático liberal. Permite toda clase de abusos verbales y de acciones contra este sistema de vida. Se le considera sagrado e inviolable, aunque sea en detrimento de otros derechos tan fundamentales o más. Al inicio de nuestra democracia, un destacado político español (no cito el nombre, porque aún vive) afirmó: “Miente, difama, que algo queda”.
Insultar a otras personas, difamarlas, levantar falsos testimonios, no tiene consecuencia jurídica alguna. Lo he padecido en mí mismo. Hacer plagios de proyectos, de trabajos de investigación, de tesis doctorales, de trabajos de fin de carrera, etc., no lleva a ninguna pena real. Simplemente, no pasa nada.
Mentir en política se ha convertido en algo normal. Mintiendo puedes llegar al poder y conservarlo. Mintiendo, puedes hacerte rico y famoso. Mintiendo, puedes llegar al más alto nivel académico. Mintiendo, puedes conseguir que se condene a un inocente. Y todo eso se puede hacer en nombre de la libertad de expresión.http://ABUSO POLÍTICO DEL LENGUAJE DEMOCRÁTICO
Ya Zaratustra declaró la Mentira como la expresión más genuina del mal. Enemiga de la Verdad, a corto plazo siempre gana. Pierde a largo plazo, pero después de causar grandes daños y sufrimientos irreparables. Esta dinámica está muy reflejada en las populares películas del Oeste. Este tema es también común en las descripciones de la Lucha Final, que precede a los Paraísos Escatológicos[1].
Tenemos políticos de primera fila y de altas responsabilidades que no les importa decir hoy lo contrario de lo que afirmaron ayer. Nuestra democracia española es especialmente tolerante con la mentira, sobre todo en política.
Siempre que se practique el principio de que “el fin justifica los medios”, la mentira está justificada. Y este principio es especialmente practicado por la ideología comunista (evidentemente, no en exclusiva). Su objetivo es destruir todo el aparato institucional de las democracias occidentales. En sus regímenes, ser sincero o decir la verdad en ciertas circunstancias puede resultar caro, incluso la cárcel o la muerte.
Un caso muy sonado del abuso del derecho de libertad de expresión es el del semanario francés Charli Hebdo. Sus responsables no tuvieron ningún escrúpulo en mofarse de la figura de Mahoma. No les importaba que ello hiriera los sentimientos religiosos más profundos de los creyentes musulmanes. Estaban acostumbrados a poner en ridículo a toda clase de personalidades públicas. Non les importaba herir sentimientos personales y pasar por encima del derecho al respeto de otras personas. Sus víctimas tenían que aguantarse, porque lo hacían en nombre de un derecho humano fundamental: el de libertad de expresión.http://DEMOCRACIA. ERRORES Y DEBILIDADES
En virtud del mismo uso del derecho de libertad de expresión pueden mofarse de Jesús de Nazarez, de Moisés, de Vishnú, etc. Los sentimientos religiosos de los demás no merecen su respeto.
Y, para colmo, la prensa de Francia, y de otros países, califica el atentado del que fue objeto el diario en cuestión como un “ataque al corazón mismo de los valores de la República y de Occidente en general”. Sus valores son sagrados, los de los demás, no. Sin embargo, el ataque no fue provocado por el uso de la libertad de expresión. Sería mucho más exacto decir que fue por el abuso de esa libertad. La hipocresía de Occidente ya tiene un largo recorrido. Aún tiene vigente el derecho de conquista, que fundamenta el derecho de colonización de otros países.
Los Derechos Humanos, tal como se aplican en las democracias occidentales, dan demasiadas ventajas precisamente a los más enemigos del sistema democrático. Debería estar muy claro que, cuando un derecho humano se utiliza contra otras personas, se pierde o se debería perder ese derecho.
En la esencia de toda ley está el principio de que está hecha para la protección de terceras personas y de sus derechos, ya estén éstos en la carta del 48 o no lo estén.
Todos sabemos que, con frecuencia, se utiliza la libertad de expresión para justificar calumnias, insultos, presiones y acosos, todo tipo de manifestaciones colectivas, aunque sean violentas, y todo tipo de agresiones verbales, etc.
Creo que en estos casos en los que el derecho de libertad de expresión se utiliza para hacer daño a terceras personas, así como la ley que lo protege, pierden su validez, porque van contra la esencia misma del derecho. Los derechos humanos son derechos para que los demás me respeten y para que yo los respete, pero no lo son para faltar al respeto a los demás.
La libertad de expresión es utilizada por los enemigos de la democracia para destruirla. Atacan desde dentro las instituciones. Poco a poco, como la polilla, las van royendo hasta que se rompen solas. No respetan las sentencias judiciales, cuando les son adversas. Atacan a los jueces. Crean asociaciones de jueces y fiscales “para la democracia”, que, en realidad, se ponen al servicio de ideologías que quieren destruirla. No les va bien la independencia de la institución de la Justicia. Buscan desprestigiar al Parlamento intentando ningunearlo, como hizo Hitler en su tiempo, hasta que consiguen suprimirlo o invalidarlo, como sucede en la Venezuela chavista.
Mientras están en la oposición, son los más fervientes defensores de la libertad de expresión, para poder hacer lo que les conviene, de la misma manera con que se manifiestan como “defensores de la paz”, si la guerra va en contra de sus intereses ideológicos. Son amigos de los Derechos Humanos hasta que llegan al poder. A partir de entonces, no hay más derechos humanos que los que ellos digan. La mentira, la hipocresía, el cinismo, la agresividad, etc. son sus distintivos humanistas.
Creo que las democracias occidentales actuales no distinguen entre el uso y el abuso de los derechos humanos en los que se fundamentan. Ofrecen los mismos derechos a los que las reconocen como tales democracias y a los que se aprovechan de esos derechos para derribarlas. Ese es uno de los puntos clave por los que los sistemas democráticos pueden desmoronarse y caer en manos de dictadores. Así sucedió en la Alemania de Hitler, en la Venezuela de Chaves, en la Nicaragua de Ortega, etc. Ya había sucedido también hace más de dos mil quinientos años en la democracia griega. Sus enemigos se aprovecharon de los derechos que les concedía aquella incipiente democracia para acabar con ella.
Por eso, quiero dejar claro que el abuso de la libertad de expresión no es un derecho. No se puede justificar en una democracia liberal como quieren ser las democracias occidentales.
[1] Véase J. A. de La Pienda: Paraísos y utopías. Una clave antropológica. Ediciones Paraíso. Oviedo. 1996.